Por:Arthur González.
Desde hace varias semanas la representante del partido republicano por la Florida, Ileana Ros-Lehtinen, hija de un colaborador del ex dictador cubano Fulgencio Batista, no goza de buena salud debido a la hipertensión que le causan las continuas noticias de visitas de norteamericanos a Cuba.
La presencia de varios Senadores y Representantes del Congreso de Estados Unidos en La Habana, la hicieron reaccionar de forma impetuosa con un comportamiento alejado a la de una alta funcionaria gubernamental, mostrándose como una persona irracional de marcados rasgos histéricos.
En su proyección sociológica, ofendió groseramente a destacados políticos y comerciantes que gozan de respeto y autoridad dentro de la sociedad norteamericana, reafirmando su odio viseral a la patria que la vio nacer.
La misma que reclama libertad de pensamiento, movimiento, reunión y de criterios para otras personas, especialmente para los cubanos de la Isla, hace todo lo contrario con sus propios colegas del Congreso, a los que insulta y maltrata por el solo hecho de ejercer su derecho a actuar como desean.
Pero como no hay nada mejor que un día tras otro, cada vez son más los norteamericanos que desean constatar personalmente la fruta prohibida cubana, pues los que han viajado pudieron comprobar las falacias que durante más de medio siglo han escuchado de boca de los integrantes de la mafia anticubana.
Ahora tocó el turno a cuarenta y tres personas, en su mayoría miembros de la Cámara de Comercio de Orlando, los que declararon al diario El Sentinel, que viajarán para aprender acerca de la cultura de Cuba y saber más sobre el pueblo cubano.
Precisamente esto es lo que le causa pánico a la congresista Ros-Lehtinen, porque se darán cuenta con solo tocar tierra cubana, que han sido manipulados y engañados por las campañas mediáticas fabricadas por la CIA, con total apoyo de un minúsculo grupo de congresistas de origen cubano.
Desde 1961 el gobierno norteamericano prohibió los viajes de sus ciudadanos a Cuba y desarrolló múltiples Programas de Acción Encubierta para cambiar la opinión pública y ponerla en contra de Cuba.
Mientras más norteamericanos viajen, más miedo le causa a la sra. Ros, pues temer perder credibilidad entre sus colegas del Congreso y por tanto que aprueben cambios en la obsoleta política anticubana.
Otro aspecto que enfermó a la congresista fue la liberación del cubano antiterrorista Fernando González, el segundo cubano liberado del grupo de “Los Cinco”, condenados en 2001 a severas e injustas condenas por el solo hecho de prevenir a su país y a los Estados Unidos de los actos criminales que se ejecutan desde Estados Unidos contra el pueblo cubano y el norteamericano.
Al conocer que el cubano había cumplido totalmente su condena de 15 años y 9 meses y sería deportado a Cuba, hizo declaraciones ofendiendo a su propio sistema judicial.
Ileana Ros-Lehtinen tiene un doble rasero en su actuación. Mientras ella acusa a los cubanos que luchan contra el terrorismo, le solicitó en 1981 al presidente Ronald Reagan, clemencia para los cuatro asesinos del ex canciller chileno Orlando Letelier y su secretaria norteamericana, despedazados por la bomba que le pusieron bajo el asiento del auto, logrando que el presidente los indultara y hoy se pasean libremente por las calles de Estados Unidos.
Otro pedido similar fue el que ella le hizo en 1989 al presidente George Bush para lograr la admisión en Estados Unidos del terrorista Orlando Bosch Ávila, considerado por el Departamento de Justicia como un terrorista peligroso y una indeseable amenaza para la seguridad y credibilidad del país…”, según documentos desclasificados del FBI.
Se ha denunciado reiteradamente que Bosch dirigió varias organizaciones contrarrevolucionarias creadas y financiadas por la CIA y solo en 1968 colocó 82 bombas en territorio norteamericano y entre los años 74 y 76 se ejecutaron ciento once acciones de ese corte.
Sus actividades criminales abracaron otros países como México y Centro América, donde ejecutó 27 hechos, en Canadá 2, en países del Caribe 31, en Sudamérica 33 y en Europa 11.
La vida se encargará de pasarles factura a la Sra. Ros-Lehtinen y sus compinches, porque la verdad se abre paso y hará más libres a los que la conozcan.
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