No estamos en cualquier lugar, sino en La Habana, y si hace 10 años alguien hubiese hablado de una reunión como esta acá en un proceso de integración sin precedentes para la región, habría sido tildado cuando menos de utópico, reflexionó la mandataria, para añadir: “Y sin embargo, aquí estamos, todos y todas”.
Estar en La Habana, unidos por la firme creencia de que la América Latina y el Caribe merecen un destino mejor, pero que la única manera de lograrlo es avanzar, actuar como un bloque sin fisuras, y construir juntos ese futuro, resulta por sí misma una rotunda victoria de este encuentro y, por qué no, de Cuba, su anfitriona.
Al país sede, a su gobierno y pueblo agradecieron, uno tras otro, los oradores durante la tarde y noche de este martes, la hospitalidad, la excelente organización de la Cumbre y, sobre todo, su atinado liderazgo, desde la Presidencia Pro-Témpore, enfocado en la articulación de iniciativas y acciones y el impulso a la Celac como mecanismo para la integración.
Agradecieron a Cuba -y no por mera cortesía- “tan espléndida oportunidad para el diálogo y para acercarnos como hermanos que somos”, al decir del Presidente de México, Enrique Peña Nieto; y también su solidaridad firme y de muy larga data, como afirmó Portia Simpson-Miller, Primera Ministra de Jamaica.
Quiero reconocer, aquí y ahora, el éxito de Cuba al frente de la Celac, expresó la Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.
Este es un sentimiento compartido –dijo- por los que nunca se conformaron con ver a la Isla excluida de foros regionales y multilaterales, para a continuación recalcar que sin Cuba no puede haber ni habrá integración latinoamericana y caribeña.
Ban Ki-moon, Secretario General de la ONU e invitado a la cita, agradeció a Celac su presencia e influencia crecientes en temas relacionados con la paz y la seguridad, y la decisión de declarar a América Latina y el Caribe zona de paz.
En tal sentido elogió a Cuba -además de por la calurosa acogida-, por sus esfuerzos como garante y sede del diálogo para poner fin al conflicto armado en Colombia.
Al Héroe Nacional José Martí, en el aniversario 161 de su natalicio, rindieron honores Ban Ki-moon y otros oradores, entre ellos el Presidente de Ecuador, Rafael Correa, quien trajo al presente las certeras palabras del Apóstol de la independencia de Cuba, “los hombres se dividen en dos bandos: los que aman y fundan, y los que odian y destruyen”, para asegurar que esta comunidad de estados es sueño, obra y afán de los primeros.
De la lucha contra el hambre, la pobreza y las desigualdades, como tema central de esta Cumbre y necesidad impostergable, se habló este 28 de enero, y también del gran desafío que para la Celac supone la construcción de una agenda, que deje a un lado la burocracia y le permita hacer y avanzar.
Más de una vez en el salón plenario, en Pabexpo, se escucharon hoy los nombres de Hugo Chávez, Fidel Castro, Ernesto Guevara, Néstor Kirchner, y fue para reverenciarlos por su incansable lucha, como paladines de hombres y pueblos, en pos de la segunda y definitiva independencia de Nuestra América.
Estar en La Habana, unidos por la firme creencia de que la América Latina y el Caribe merecen un destino mejor, pero que la única manera de lograrlo es avanzar, actuar como un bloque sin fisuras, y construir juntos ese futuro, resulta por sí misma una rotunda victoria de este encuentro y, por qué no, de Cuba, su anfitriona.
Al país sede, a su gobierno y pueblo agradecieron, uno tras otro, los oradores durante la tarde y noche de este martes, la hospitalidad, la excelente organización de la Cumbre y, sobre todo, su atinado liderazgo, desde la Presidencia Pro-Témpore, enfocado en la articulación de iniciativas y acciones y el impulso a la Celac como mecanismo para la integración.
Agradecieron a Cuba -y no por mera cortesía- “tan espléndida oportunidad para el diálogo y para acercarnos como hermanos que somos”, al decir del Presidente de México, Enrique Peña Nieto; y también su solidaridad firme y de muy larga data, como afirmó Portia Simpson-Miller, Primera Ministra de Jamaica.
Quiero reconocer, aquí y ahora, el éxito de Cuba al frente de la Celac, expresó la Presidenta de Brasil, Dilma Rousseff.
Este es un sentimiento compartido –dijo- por los que nunca se conformaron con ver a la Isla excluida de foros regionales y multilaterales, para a continuación recalcar que sin Cuba no puede haber ni habrá integración latinoamericana y caribeña.
Ban Ki-moon, Secretario General de la ONU e invitado a la cita, agradeció a Celac su presencia e influencia crecientes en temas relacionados con la paz y la seguridad, y la decisión de declarar a América Latina y el Caribe zona de paz.
En tal sentido elogió a Cuba -además de por la calurosa acogida-, por sus esfuerzos como garante y sede del diálogo para poner fin al conflicto armado en Colombia.
Al Héroe Nacional José Martí, en el aniversario 161 de su natalicio, rindieron honores Ban Ki-moon y otros oradores, entre ellos el Presidente de Ecuador, Rafael Correa, quien trajo al presente las certeras palabras del Apóstol de la independencia de Cuba, “los hombres se dividen en dos bandos: los que aman y fundan, y los que odian y destruyen”, para asegurar que esta comunidad de estados es sueño, obra y afán de los primeros.
De la lucha contra el hambre, la pobreza y las desigualdades, como tema central de esta Cumbre y necesidad impostergable, se habló este 28 de enero, y también del gran desafío que para la Celac supone la construcción de una agenda, que deje a un lado la burocracia y le permita hacer y avanzar.
Más de una vez en el salón plenario, en Pabexpo, se escucharon hoy los nombres de Hugo Chávez, Fidel Castro, Ernesto Guevara, Néstor Kirchner, y fue para reverenciarlos por su incansable lucha, como paladines de hombres y pueblos, en pos de la segunda y definitiva independencia de Nuestra América.
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