El acoso al gobierno venezolano parece no tocar nunca su fin. Pero que lo sepa el mundo, los pobres e indigentes por fin tienen una patria: el socialismo. Gracias Venezuela.
No habrá en el periodo de nuestras vidas un gobernante tan determinante como Hugo Chávez que logre inspirar a todos los pueblos del mundo a una rebelión sin precedentes. Los amos mundiales lo saben y por eso sus medios de comunicación entretejen una red de conspiraciones cuyo único objetivo actualmente es derrocar a su sucesor: Nicolás Maduro.
Desde que Hugo Chávez asumió la responsabilidad del gobierno de Venezuela en 1998 no ha dejado de haber intentos de desestabilizar el país y de convertir a Chávez en un simple bufón. Él más claro de esos intentos sucedió en 2002. Afortundamente el pueblo llano reaccionó y la revolución bolivariana ha llegado hasta nuestros días con más fuerza que ninguna otra en todo el mundo.
Para nuestra vergüenza, los españoles también hemos sido cómplices de ese menosprecio hacia Venezuela, instigado sobre todo por los EE.UU. Pero es momento de romper con esas ataduras y reclamar la verdad.
Es mentira que Venezuela sea una dictadura y que la causa de todos los males sea el gobierno de Nicolás Maduro. En Venezuela hay elecciones libres y la democracia no sólo se reduce a votar cada cuatro años. Se trata de un sistema democrático mucho más participativo, donde los más pobres han conseguido con ayuda del Estado crear centros educativos, universidades y núcleos de debate político imprescindibles para concienciar y defender sus intereses frente a los de la oligarquía venezolana1.
Las Misiones son un ejemplo de ese ambicioso programa revolucinario, cuyo objetivo principal no es otro que el de acabar con la exclusión social y universalizar derechos como el de tener un trabajo digno, poseer una vivienda, acceder al sistema sanitario o recibir una educación de calidad.
Venezuela no es un régimen totalitario porque los opositores pueden hacer llegar sus mensajes a la ciudadanía a través de los medios de comunicación sin ningún problema2, los ciudadanos pueden convocar manifestaciones y el uso de las redes sociales no está restringido para nadie.
La represión policial ha sido exagerada y no se sabe muy bien qué es verdad y qué es mentira. Tantos fotomontajes y secuencias de video sacadas de contexto no ayudan a esclarecer nada sobre lo que está sucediendo y la opinión pública está muy confundida3.
Sin embargo esta es una técnica que ya ha sido utilizada durante la guerra de Irak y la Primavera Árabe con un único objetivo: mantener intacto el poder de los EE.UU. Ellos, como imperio, se ven con el derecho de engañar a todo el mundo. Pero afortunadamente en Venezuela hay medios de comunicación alternativos que permiten dar una imagen distinta de los hechos.
Eso ha permitido que los más humildes logren organizarse para poder defender sus conquistas y hacernos llegar lo que ellos piensan realmente sobre su gobierno. Respeto a los que creen que Maduro no es el presidente más justo, pero es intolerable que se quiera invisibilizar a los que piensan lo contrario.
Por eso nosotros, españoles que simpatizamos con la revolución bolivariana, debemos hacernos eco de lo que está aconteciendo en Venezuela. Ya estamos suficientemente contaminados con periódicos como El País, radios como la Cadena Ser y televisiones como La Sexta. Todos ellos medios de comunicación aparentemente progresistas que han mentido sobre Latinoamérica sistemáticamente4.
El 15-M, Podemos y cualquier otra alternativa ciudadana va a ser un fracaso si aleja su mirada de esa revolución. Porque lo que está en juego no es simplemente que haya más o menos becas Erasmus, sino un nuevo orden mundial en el que Occidente deje de acaparar la riqueza del resto del planeta.
Venezuela junto a 11 países latinoamericanos ha impulsado un nuevo modelo de organización y colaboración internacional digno de estudio: UNASUR5. Esto les ha permitido crear un espacio de comercio totalmente distinto al de la UE.
En el caso de Europa se permite especular con la deuda pública del Estado, con el precio de los alimentos, con el agua y con los medicamentos. En Latinoamérica en cambio las relaciones comerciales han comenzado a fundamentarse en algo muy distinto: en pensar cómo cubrir las necesidades de la población para mejorar sus condiciones de vida.
La FAO, la UNESCO o el Banco Mundial son algunas de las instituciones que reflejan el progreso que ha experimentado Latinoamérica durante la última década. Entre otras cosas se ha mejorado la accesibilidad a un trabajo digno, a servicios sanitarios, a una educación básica, a alimentos de primera necesidad y se ha aumentado la protección del medio ambiente.
Algo, sin duda, están haciendo bien y que EE.UU. y Europa quieran echar todo eso a perder es repugnante. Por eso la alternativa de gobierno que apoyemos en España debe tender su mano al actual gobierno de Venezuela y colaborar con UNASUR. Porque de otro modo nuestros aliados serán países que no dudarán en desestabilizar y desligitimar la labor de nuestros gobernantes si estos deciden, por ejemplo, salir del Euro, no pagar la deuda o no colaborar con la OTAN.
Sin Chávez Venezuela no hubiese podido construir un espacio de convivencia tan prometedor para Latinoamérica y debemos luchar porque eso también se reconozca aquí. Porque los más pobres allí tienen al Estado de su parte y eso les ha permitido conquistar cosas tan importantes como tener sus propios medios de comunicación, sus propios centros de formación o sus propios supermercados.
No son ricos, pero se sienten dueños de cosas menos ficticias que el dinero. Eso les ha permitido potenciar el poder comunitario frente al poder individual y allí no es tan importante hablar de la propiedad privada como de la propiedad común por la que todos deben de velar. Esa es su verdadera patria: lo común, lo que comparten.
Por eso la frase „Patria o muerte“ para ellos tiene un significado que va más allá del nacionalismo, porque sin su Patria, es decir, sin la socialización de bienes como la agricultura, el petróleo o el conocimiento, su vida estaría condenada a la miseria más absoluta.
Venezuela es el triunfo de la política y su conquista más grande es haber logrado que los pobres también la ejerzan con responsabilidad, es decir, respetando las leyes y teniendo claro qué es lo que defienden y por qué.
Su derrota es la nuestra, porque solos en Europa no vamos a ir a ningún sitio. Es desolador ver como en Ucrania el gobierno ha sido derrocado por fascistas sin que ello haya supuesto la condena de ningún líder político europeo. Ya ocurrió durante la II República en España y parece que no hemos aprendido la lección.
Hoy más que nunca hay que luchar contra la antipolítica y demostrar que el poder puede ser ejercido con fines menos tiránicos. Gracias Chávez por demostrarnos que sí se puede6.
No estáis solos: Patria o muerte.
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