Por: Cristina Escobar
La Copa Mundial de Fútbol llegó a su
final y al margen del jolgorio y tristezas esparcidos por vencedores y
vencidos, Brasil y su presidenta cosecharon trascendentes resultados más
allá de la decepción sufrida de la mano de los conmilitones de Neymar y
la hinchada brasilera.
Un aderezo de organización impecable,
ejecución cronométrica, aseguramientos de lujo y ambiente festivo dio a
los anfitriones el brollo que los puso a emular con las naciones más
desarrolladas. Imagen soberbia ofrecida por la cuna de la samba.
Para sorpresa universal Uruguay, Chile y
México clasificaron a octavos de final, Colombia y Costa Rica llegaron a
cuartos, Brasil sólo sucumbió en semifinales y, con su acceso a la
final, Messi y su legión hicieron repletar nuevamente el Obelisco y
varias de las principales plazas y avenidas de Buenos Aires después de
24 años. Por encima de Europa y también de Estados Unidos, América
Latina en su conjunto mostró lo suyo.
El gigante sudamericano y toda
Latinoamérica lanzaron una clarinada que anuncia lo que puede ser un
hito en las relaciones internacionales.
Ya apagadas las luces del Maracaná pero
aun inmersos en los ecos de la Copa Mundial, en Fortaleza, capital del
estado brasileño de Ceará, comenzará, con Argentina invitada, la VI
cumbre del BRICS (Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica); antesala del
encuentro de este con UNASUR ( Unión de Naciones Sudamericanas) y
proemio de la reunión Brasil-China-CELAC (Comunidad de Estados
Latinoamericanos y Caribeños); convocatorias todas con agencias
dedicadas totalmente a temas económicos.
La primera refrendará la creación de un
banco y un fondo financiero que abrirán un nuevo horizonte para las
operaciones de ese tipo así como la protección frente a desastres y
otras eventualidades como crisis o desplomes bursátiles. Mientras las
dos consecutivas abrirán el camino de la inversión y la cooperación
sobre la base de nuevas condiciones que no encadenen el libre
desenvolvimiento económico y social; con ventajas par todas las partes.
CELAC-plataforma común para toda
Latinoamérica y el Caribe –constituye un mercado de más de 500 millones
de personas, más de 220 millones de kilómetros cuadrados, economías en
crecimiento sostenido y el área más estable del mundo –declarada
oficialmente en su última Cumbre Zona de Paz-, UNASUR protagoniza una
nueva modalidad de interrelación regional, Argentina es el granero
mundial –que occidente trata de sojuzgar- y el BRICS agrupa a las
economías emergentes que crecen y se expanden aceleradamente, Estos son
atributos que por si sólo muestran las potencialidades de desarrollar la
cooperación entre ellos; en perspectiva inigualable para cualquier otro
bloque o asociación.
Dicho en “corto” (tomando un préstamo del
argot futbolístico) la consolidación del banco que nave con activos de
50 mil millones de dólares y 100 mil millones del fondo, más una nueva
filosofía de cooperación; apuntan al fin de un mundo unipolar, con un
nuevo horizonte protegido de los buitres financieros especuladores así
como de insoportables tratados onerosos para obtener financiamientos.
Esta es la contrapartida al Banco Mundial (BM) y al Fondo Monetario
Internacional (FMI).
Desarrollar el intercambio sistemático
BRICS-CELAC se traduce en inversión Extranjera Directa (IED)
indispensable para el desarrollo que obtenerla a través del FMI y el BM
ha sido la pesadilla de la noche neoliberal en que reinaron la
desregulación con los designios de las transnacionales y el mercado.
La CELAC emerge partner natural de este
nuevo polo pues su inexorable proyección económica se perfila enfocada
hacia el desarrollo y el progreso social con proyectos y necesidades de
inversiones inmediatas en el sector primario y productivo; a diferencia
de otros mecanismos, como la Alianza Pacífico, que privilegian el libre
tránsito de personas, capital, bienes y servicios.
Según el informe anual emitido por la
Conferencia de Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (UNCTAD, por
sus siglas en inglés) más del 62% del flujo de IED hacia la zona CELAC
en 2013 provino de fuentes ajenas a los centros financieros
internacionales, por lo que con la presencia del nuevo banco y una nueva
política crediticia esa cifra debe continuar su incremento en esta y
otras regiones.
CELAC, más que un mecanismo de
concertación, se proyecta cada vez más órgano de integración genuina,
opuesta a las proyecciones expansionistas disfrazadas de alianzas para
la cooperación que bajo sus nuevas modalidades busca oponerse al
despunte de Brasil, la consolidación del nuevo polo y el desplazamiento
de la zona CELAC separándose de una esfera de influencia de carácter
hegemónico.
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