Por Nicanor León Cotayo
Numerosas informaciones atribuidas, entre
otros, a las agencias cablegráficas AFP, REUTERS Y EFE, más
declaraciones de testigos, reiteran que lo mató un uniformado.
Por lo general coinciden en apuntar que la victima estaba desarmada y tenía los brazos en alto cuando la abatieron a tiros.
Para círculos oficiales tal situación resulta, obviamente, muy incómoda, y por lo tanto decidieron vender “su verdad”.
La echaron a rodar en Ferguson, cerca de
St. Louis, eje de airadas manifestaciones, pero la extendieron hasta
lugares como Nueva York, donde se repitieron.
Su primer objetivo consiste en frenar la exigencia de acabar de saber quién fue el policía que mató a Brown.
De ahí que este viernes, su hasta ayer
jefe de ese cuerpo represivo en Ferguson, Thomas Jackson, formuló una
breve declaración a la prensa.
Según su texto, el homicida es el agente Darren Wilson, quien desde hace seis años presta sus servicios allí.
Jackson agregó que, respecto a su
historial, Wilson “está limpio”, y ahora fue atendido por las lesiones
sufridas en su altercado con Brown.
A otra pregunta de reporteros contestó que se encuentra bajo licencia administrativa “con sueldo”.
El jefe policial también informó que,
antes del conocido incidente, el agente fue notificado por radio sobre
el robo con fuerza en una tienda del vecindario.
Al interpretarlo a su manera, Diario Las
Américas comentó que, aparentemente, eso explica la decisión tomada por
Wilson de interceptar a Brown.
O sea, y he ahí la ponzoña racista que asocia la imagen de un supuesto robo con un joven negro.
Así lo insinúa Diario Las Américas cuando escribe que tal combinación explica la decisión tomada por Wilson.
El jefe de policía, Jackson, entregó a periodistas un informe sobre lo acontecido que tampoco favorece al joven asesinado.
Según este documento, Brown es
sospechoso del robo en una tienda y fotografías tomadas por una cámara
de seguridad muestran a un individuo golpeando a un empleado para robar
cigarrillos.
En las imágenes se ve a la persona con una camiseta blanca, pantalón corto beige y una gorra roja que le cubre el rostro.
Los videos grabados por testigos del
tiroteo muestran a Brown con camiseta blanca, pantalón corto beige y una
gorra roja. ¿casualidad o maquinación?
El robo, dijo Jackson, sucedió quince
minutos antes de la confrontación del policía y Brown, quien caminaba
por la calle con su amigo Dorian Johnson.
Dorian ha dicho que el uniformado se les
aproximó y ordenó, con lenguaje soez, abandonar la calzada, y después
trató de introducir a Brown por la fuerza en el carro patrullero.
Luego, han repetido Johnson y otros testigos, se escuchó un disparo y el joven trató de alejarse del vehículo.
Pero no pudo hacerlo, manifiestan, el agente lo siguió y le disparó varias veces, aún después que levantó sus brazos.
La conmoción del hecho ha sido
extraordinaria, como se volvió a probar este viernes con las vigías
llevadas a cabo en unas 90 ciudades de 35 estados del país.
Junto a ello, el despliegue de un “minuto
de silencio” en honor a las victimas del abuso policial tras la muerte
del joven afroamericano en Ferguson.
En Chicago y Washington DC, también con
alto porcentaje de población negra, se congregaron muchas personas bajo
el mismo grito que en ese pequeño territorio: ¡”Manos arriba, no
dispare!”.
Fue entonces que el gobernador de Misuri,
Jay Nixon, decidió ejecutar acciones de emergencia, comenzando por
afirmar que se hará justicia en el caso Brown.
Al mismo tiempo disolvió a su muy
cuestionada policía y colocó su jefatura en manos del capitán negro,
Ronald Jonson, cuyo primer gesto fue unirse a una manifestación en la
localidad.
Dos tercios de sus habitantes son
afroamericanos, a la inversa de la composición blanca que hasta el
momento prevaleció entre sus represivos uniformados.
A la vez llegó un mensaje de Barack Obama desde su exclusivo retiro de vacaciones, y en su texto pidió el cese de la violencia.
También desde Paris llegó un análisis,
firmado por Pierre Haski, contenido en el sitio digital Rue 89, y cuya
idea principal manifiesta:
“Ferguson se ha convertido en símbolo de los fracasos de la transformación de la sociedad estadounidense”. Vale suscribirlo.
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