De
izquierda a derecha, los Cinco Héroes antiterroristas cubanos,
Gerardo Hernández Nordelo, Ramón Labañino Salazar, Antonio Guerrero
Rodríguez, Fernando González Llort, y René González Sehwerert.
Tomado de Cubadebate.
El 12 de septiembre de 1998, Cinco
cubanos fueron detenidos en Estados Unidos por el único “delito” de
combatir el terrorismo que desde ese país se ha ejecutado impunemente
contra Cuba a lo largo de décadas.
El 8 de junio de 2001, René, Antonio,
Fernando, Gerardo y Ramón recibieron un injusto veredicto de
culpabilidad, tras un amañado y largo juicio en Miami, la ciudad donde
nunca debieron ser juzgados.
Cubadebate recuerda hoy la carta en que,
tras casi tres años de obligado silencio por las circunstancias del
juicio, estos hombres revelaban sus identidades y las razones de su
actuar:
Mensaje de los Cinco al pueblo de Estados Unidos
Carta enviada el 17 de junio de 2001 por Gerardo Hernández, Ramón Labañino, Antonio Guerrero, Fernando González y René González.
Cinco cubanos leales a su pueblo, que durante 33 meses y 5 días hemos
soportado el riguroso encierro en las celdas de una prisión de otro
país cuyas autoridades son hostiles al nuestro, y donde hemos sido
juzgados después de un largo y escandaloso proceso mediante
procedimientos, métodos y objetivos de carácter absolutamente políticos y
bajo un verdadero diluvio de propaganda malintencionada y fraudulenta,
hemos decidido dirigirnos directamente al pueblo norteamericano para
hacerle conocer que hemos sido víctimas de una colosal injusticia.
Se nos acusó de poner en peligro la seguridad de Estados Unidos,
imputándonos numerosos cargos, e incluso delitos como la conspiración
para asesinar los que, por su incuestionable falsedad, no fueron ni
podrán ser probados, y por los cuales podemos ser sancionados a decenas
de años de prisión y a cadenas perpetuas.
Un jurado constituido en Miami, y esto lo explica por sí mismo, nos declaró culpables de todos los cargos que se nos imputaban.
Somos patriotas cubanos que nunca tuvimos la intención de dañar los
valores del pueblo norteamericano, ni su integridad; sin embargo,
nuestro pequeño país, que heroicamente ha sobrevivido durante 40 años a
agresiones y amenazas a su seguridad, a planes de subversión, sabotajes y
a la desestabilización interna, tiene derecho a defenderse de sus
enemigos, que utilizan el territorio norteamericano para planear,
organizar y financiar actos terroristas violando las propias leyes
internas que los prohíben.
Tenemos derecho a la paz, al respeto a nuestra soberanía y a nuestros intereses más sagrados.
Estuvimos en este país durante más de cuatro años y siempre nos
preguntamos por qué no podemos vivir en paz ambos pueblos, por qué
intereses mezquinos de una extrema derecha, incluidos grupos y
organizaciones terroristas de origen cubano, pueden enrarecer la
atmósfera entre dos pueblos, que por su cercanía geográfica están en
posibilidad de mantener relaciones de respeto e igualdad.
En nuestros días de prisión hemos reflexionado sobre nuestra conducta
en este país y reafirmamos la más profunda convicción de que con
nuestra actitud y acciones no transgredimos ni pusimos en peligro la
seguridad del pueblo norteamericano y sí contribuimos en alguna medida a
descubrir planes y acciones terroristas contra nuestro pueblo, evitando
la muerte de ciudadanos inocentes cubanos y norteamericanos.
¿Por qué es necesario que patriotas cubanos cumplan el honroso deber
de proteger a su país, lejos de su familia y seres más queridos,
teniendo incluso que postergar el disfrute de la convivencia diaria con
su pueblo?
¿Por qué autoridades de Estados Unidos con su tolerancia permiten que
se atente contra nuestro país; no investigan ni adoptan medidas contra
los planes terroristas que CUBA ha denunciado, no evitan los numerosos
planes de atentado contra nuestros dirigentes?
¿Por qué los autores confesos de estos y otros actos terroristas se
pasean libremente por el sur de la Florida, como se evidenció en el
desarrollo del juicio?
¿Quiénes fueron sus entrenadores y quiénes permiten sus planes?
¿Quiénes son los que verdaderamente perjudican la seguridad de Estados Unidos?
Son los grupos terroristas de origen cubano y sus mentores económicos
y políticos norteamericanos los que erosionan la credibilidad de este
país, los que dan a esta nación una imagen de salvajismo y a sus
instituciones un comportamiento inconsecuente, prejuiciado y poco serio,
incapaz de conducirse con cordura y sensatez ante los problemas que
tienen que ver con CUBA.
Estos grupos y sus mentores se han organizado con vistas a influir
para propiciar un conflicto entre ambos países. Promueven en el Congreso
y en el Ejecutivo medidas y cursos cada vez más agresivos hacia CUBA.
Ellos quieren mantener actualizada la historia de invasiones,
sabotajes, agresiones biológicas u otras similares. Luchan por crear
situaciones que provoquen graves incidentes para nuestros pueblos.
Como resultado de estas agresiones en nuestro país, entre los años
1959 y 1999, se provocaron 3 478 muertos y 2 099 incapacitados, así como
un elevado costo material.
Continúan desarrollando campañas de propaganda para distorsionar la
imagen de CUBA en Estados Unidos y tratan de impedir con diferentes
pretextos, mediante leyes y regulaciones, que los norteamericanos viajen
libremente a CUBA y valoren la situación real del país. También
obstaculizan la cooperación en temas de interés mutuo como la lucha
contra la emigración ilegal y el tráfico de drogas que tanto afecta a la
población estadounidense.
A ello se une la constante demanda de nuevos y mayores fondos del
gobierno, que afectan a los contribuyentes, para financiar las
actividades contra CUBA. Enormes sumas que se dedican a transmisiones
radiales, de televisión y al financiamiento de sus súbditos en la Isla,
van en detrimento de los recursos para afrontar problemas sociales que
afectan a los propios ciudadanos norteamericanos.
Hay antecedentes recientes de la influencia y presiones que estos
grupos ejercen sobre la comunidad en Miami, sus agencias
gubernamentales, incluido el sistema judicial.
El mayor servicio que se le puede prestar al pueblo norteamericano es
liberarlo de la influencia de estos extremistas y terroristas que tanto
daño le hacen a Estados Unidos al conspirar contra sus propias leyes.
Nunca hicimos nada por dinero y siempre vivimos modesta y humildemente, a la altura del sacrificio que realiza nuestro pueblo.
Nos guió un fuerte sentimiento de solidaridad humana, amor a nuestra
patria y desprecio por todo lo que no respete la dignidad del hombre.
Los acusados en esta causa no nos arrepentimos de lo que hemos
realizado para defender a nuestro país. Nos declaramos totalmente
inocentes. Nos reconforta el deber cumplido con nuestro pueblo y nuestra
patria. Nuestras familias comprenden el alcance de las ideas que nos
han guiado y sentirán orgullo por esta entrega a la humanidad en la
lucha contra el terrorismo y por la independencia de CUBA.

17 de junio de 2001
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