Investigadores europeos han lanzado un nuevo proyecto, llamado ‘Feme’, destinado a ayudar a los usuarios de redes sociales a diferenciar la veracidad o la falsedad de los mensajes vertidos en esas redes.
Luego de categorizar los contenidos no veraces lanzados en Internet en cuatro apartados: especulación, controversia, desinformación e información incorrecta, los investigadores han elegido dos variables para realizar su estudio.
La primera variable es la autoría o fuente de quien escribe el mensaje, mientras que el segundo es el tiempo que lleva una cuenta dada de alta en una red social determinada.
En este trabajo, la credibilidad de las fuentes sigue el siguiente orden: medio de comunicación, periodista, testigo, miembro del público y ‘bots’ (creados para escribir mensajes automáticamente).
Para los investigadores el factor tiempo ayuda a saber si la cuenta ha sido creada para publicar posibles informaciones falsas sobre un evento concreto.
“En 2011 en Gran Bretaña se sugirió que se deberían haber bloqueado las redes sociales durante los disturbios, para impedir que los manifestantes las usaran para organizarse”, dice Kalina Bontcheva, investigadora en jefe del proyecto en la Universidad de Sheffield, en Gran Bretaña.
“Pero las redes sociales también proporcionan información útil. El problema es que todo pasa tan rápido que no podemos distinguir rápidamente entre verdad y mentira. Esto dificulta el responder a los rumores, por ejemplo, a los servicios de emergencia descartar una mentira para mantener la situación en calma”, explica.
Por otro lado, se puede referir a las conversaciones entre usuarios como un buen factor para confirmar o descartar lo publicado.
Actualmente, los investigadores se concentran en los textos, pues analizar la veracidad de las fotos resulta un poco difícil, y dentro de 18 meses se lograrán los primeros resultados.
Por medio de esta investigación, los científicos buscan crear una herramienta que se pondrá a disposición de medios de comunicación y periodistas.
Cabe mencionar que en la mitología griega, Feme, el nombre otorgado a este proyecto, es la personificación de los rumores, los cotilleos y la fama.
(Con información de La Nación, de Buenos Aires)
Luego de categorizar los contenidos no veraces lanzados en Internet en cuatro apartados: especulación, controversia, desinformación e información incorrecta, los investigadores han elegido dos variables para realizar su estudio.
La primera variable es la autoría o fuente de quien escribe el mensaje, mientras que el segundo es el tiempo que lleva una cuenta dada de alta en una red social determinada.
En este trabajo, la credibilidad de las fuentes sigue el siguiente orden: medio de comunicación, periodista, testigo, miembro del público y ‘bots’ (creados para escribir mensajes automáticamente).
Para los investigadores el factor tiempo ayuda a saber si la cuenta ha sido creada para publicar posibles informaciones falsas sobre un evento concreto.
“En 2011 en Gran Bretaña se sugirió que se deberían haber bloqueado las redes sociales durante los disturbios, para impedir que los manifestantes las usaran para organizarse”, dice Kalina Bontcheva, investigadora en jefe del proyecto en la Universidad de Sheffield, en Gran Bretaña.
“Pero las redes sociales también proporcionan información útil. El problema es que todo pasa tan rápido que no podemos distinguir rápidamente entre verdad y mentira. Esto dificulta el responder a los rumores, por ejemplo, a los servicios de emergencia descartar una mentira para mantener la situación en calma”, explica.
Por otro lado, se puede referir a las conversaciones entre usuarios como un buen factor para confirmar o descartar lo publicado.
Actualmente, los investigadores se concentran en los textos, pues analizar la veracidad de las fotos resulta un poco difícil, y dentro de 18 meses se lograrán los primeros resultados.
Por medio de esta investigación, los científicos buscan crear una herramienta que se pondrá a disposición de medios de comunicación y periodistas.
Cabe mencionar que en la mitología griega, Feme, el nombre otorgado a este proyecto, es la personificación de los rumores, los cotilleos y la fama.
(Con información de La Nación, de Buenos Aires)
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