Hace unos días el Instituto de Estudios
Cubanos y Cubano Americanos (ICCAS) de la Universidad de Miami, que
tiene su sede en la Casa Bacardí en Coral Gables, circuló una invitación
para un evento que debió desarrollarse ayer jueves 15 de mayo a las 7
de la noche. Este consistía en la presentación del libro “Inside
Castro’s Bunker”; nada del otro mundo: solo una versión en inglés de
cosas que su autor, el ex general Rafael del Pino, declaró a su llegada
hace 27 años robándose una avioneta Cessna 402 de Cuba y aterrizándola
en Cayo Hueso, Estados Unidos.
La
invitación del ICCAS prometía que Del Pino iba a firmar los libros que
se compraran (si es que se compraba alguno, digo yo) y que sería
presentado por el ahora académico y anterior analista de la CIA Brian
Latell.
El Director del ICCAS Jaime Suchlicki
consideró que Latell debía tener el título de investigador asociado
(Senior Research Associate)del centro porque se entrenó en la lectura de
documentos relacionados con Cuba durante 30 años. Aunque realmente
quien intercede por Latell ante Suclicki es Carlos Saladrigas. Él mismo
me lo confesó hace unos años en la oficina de su banco en la calle 40
del suroeste (SW) de Miami; y le creo, porque las donaciones de
Saladrigas son importantes y no por gusto lleva su nombre el salón y
galería de la Casa Bacardí donde el ICCAS realiza sus actividades.
La ignorancia sobre la realidad cubana,
como la que a pesar de sus grandilocuentes títulos muestran estos
señores, es una de esas cosas que me hacen decir algunas veces que “la
contrarrevolución cubana está en muy buenas manos”.
En las manos de personas incapaces que
seguirán fracasando por tratar de aplicarle a Cuba las fórmulas que han
concebido pensando en otros países. Cosas tan trasnochadas como una
transición a la española, como un plebiscito a la chilena, una
perestroika a la rusa, una revolución de colores a la ucraniana o una
primavera árabe a la tunecina.
Claro que a pesar de la falta de
preparación, poder presentar a un “ex analista CIA” como parte de su
equipo le da cierta relevancia a Suchlicki, y le permite destacar en lo
que él es realmente bueno: en el forrajeo de dólares para el ICCAS.
Pues unas horas antes de la anunciada
actividad, y sin que se explicaran las causas, el propio ICCAS pasó una
comunicación diciendo que la presentación del libro del ex general Del
Pino quedaba cancelada. Como nadie se ha referido a esta abrupta e
inusual decisión, yo quiero ofrecer algunas ideas y a partir de ellas
presentar una causa probable de esa cancelación; al menos la causa que
yo creo que existió.
Para resumir los datos ofrecidos este jueves 15 en el programa La Tarde se Mueve (http://latardesemueve.com/grabaciones),
recuerdo a los lectores que cuando en el año 1987 el ex general de
brigada Rafael del Pino traiciona (las cosas por su nombre), cambia el
sentido de todo lo que había vivido. Lo cambia él mismo en una sarta de
declaraciones para complacer a la derecha de Miami, por aquellos tiempos
alborotada con la línea anticomunista y anticubana de Reagan.
Décadas después de aquella “gloriosa”
luna de miel con sus anteriores enemigos, todo parece indicar que el ex
general está en un laberinto, mordido por quienes creía sus benefactores
y ahora ni le permiten presentar un libro; cumpliéndose una vez más esa
conocida frase de que Roma paga a los traidores pero los desprecia.
Durante sus mejores años Del Pino sirvió a
la Revolución Cubana. Sirvió además con gran valentía; eso no hay que
negarlo ni que discutirlo. Está reconocido y la historia no se puede
cambiar. Y si se cambia y tergiversa no será por la parte de una
Revolución que se ha consolidado por más de 50 años y no tiene necesidad
de recurrir a la mentira. Tal vez es el propio Del Pino quien necesita
retocar el pasado por temor a los extremistas de Miami.
Un ejemplo de esos arreglos de la
historia que hace Del Pino para consumo de Miami se puede encontrar en
el perfil biográfico que publica en su blog “Un hombre del mundo”. En
ese sitio se dice que en febrero de 1976 ayuda a rescatar tropas de
exploración cubanas cercadas en Angola; pero como eso, dicho simplemente
así, es peligroso en Miami, Del Pino se limpia diciendo que ese rescate
se había realizado “contra las órdenes de Fidel Castro” (http://rafaeldelpino.blogspot.com/p/quienes-somos.html);
sabiendo como todo el mundo sabe que la Revolución y Fidel, que son una
misma cosa, jamás han dejado uno de los suyos detrás. Ni en el Granma,
ni en Angola, ni en las cárceles norteamericanas. En ningún sitio.
¿Quién es el que niega o cambia la
historia? El propio Del Pino, porque siente temor. La Revolución, vuelvo
a decirlo, está suficientemente enraizada y no tiene necesidad de
recurrir a la mentira.
Nadie va a negar en Cuba que Del Pino fue
uno de los pilotos más importantes en derrotar a la aviación y a los
buques que acompañaban a los mercenarios en Playa Girón. Fue un piloto
muy audaz contra la invasión mercenaria.
También fue muy efectivo en las guerras
de liberación que se llevaron a cabo en África, y en particular en la
derrota de Sudáfrica. Del Pino contribuyó a que el régimen del apartheid
no se expandiera a otros países e hizo su aporte a la independencia de
Namibia. Lo mismo en Vietnam. Respecto a esto no se puede decir otra
cosa.
A partir del año 1987 él mismo se ocupó
de presentar las cosas de modo diferente. Yo tengo la convicción de que
Del Pino nunca fue un hombre de una ideología sólida, de conceptos
claros; creo que su formación intelectual no ha estado a la altura de su
dominio de la técnica militar; de ahí que su presencia en la dirección
política cubana siempre fue casi nula.
Eso lo confirma su propia llegada a los
Estados Unidos y la poca información estratégica que traía. Por sus
grados de general de brigada los especialistas norteamericanos creyeron
que había llegado un pez gordo con muchos datos; y se llevaron un
fiasco. Y es que Rafael del Pino lo que había estado haciendo en su
última etapa en Cuba era dirigir un museo sobre la aviación. Conocía al
actual Presidente Raúl Castro, que al parecer le dio cierta atención,
pero a Fidel tuvo poco o ningún acceso directo. De hecho Fidel decía que
había tenido muy mala experiencia con el apellido “Del Pino” por varias
traiciones asociadas a ese nombre.
El ex general tenía conocimientos de la
historia militar de la revolución cubana, pero eso no le interesa
demasiado a la CIA ni a los intereses estratégicos norteamericanos. Era
interesante desde el punto de vista de la propaganda política la
deserción de un militar de sus grados, pero eso tampoco es de gran
importancia para los niveles superiores de Estados Unidos.
Es un hecho que la inmensa mayoría de los
desertores cubanos traicionan cuando están fuera de funciones y han
pasado sus mejores años de servicio. Mientras tienen acceso al poder y
están en forma profesional no desertan, lo hacen en su etapa de
decadencia con no poco resentimiento.
Realmente, que yo sepa, de toda la lista
de desertores cubanos que ocuparon responsabilidades o grados de
importancia en Cuba hay solo uno que portaba información de interés real
para los Estados Unidos, con conocimiento de los llamados “juegos
operativos”; término que se usa en los servicios especiales de cualquier
país. Se trata del mayor Florentino Aspillaga, que aún continúa bajo
protección de la CIA.
Las historias que Del Pino contó al
llegar resultaron históricamente interesantes, curiosas, pero fueron muy
decepcionantes en la práctica.
Por supuesto que la propaganda se movió
alrededor de él. Reagan lo recibió, le dio un retiro equivalente al de
un general norteamericano, y eso suena bien a los oídos de la extrema
derecha. Después empezó a decaer y lo primero que hizo fue aliarse al
terrorista Jorge Mas Canosa, director de la terrorista Fundación
Nacional Cubano Americana, con el que llegó a participar en un homenaje a
Jonas Savimbi en Estados Unidos, el enemigo de los cubanos y angolanos
durante la guerra de liberación.
Ahí comenzó Del Pino a caer en picada
(como persona, sin su avión). Frecuentó a veteranos de guerra y miembros
de la misma brigada 2506 que él había enfrentado en Girón. Con ellos
empezó a hacer propaganda por Radio Martí y otros medios para que los
militares cubanos desertaran o se sublevaran. Se integró entones a una
organización que hoy ni se menciona, llamada Consejo Militar Cubano
Americano (CAMCO),que decía que iba a tomar parte en acciones en el
interior de Cuba.
Pero en la medida en que este plan
anticubano se desgastó, la memoria de los derrotados en Girón empezó a
enconarse nuevamente y actualizaron el sempiterno odio contra los
revolucionarios cubanos o los que un día lo fueron como el propio Rafael
del Pino.
Como ya no podían combatir, se
enfrascaron en una de esas arteras demandas que se producen entre los
cubanos de Miami en busca de dinero.
Del Pino demandó a los miembros de la
Brigada 2506 Félix Ismael Rodríguez, vinculado al asesinato del Che en
Bolivia; y a Esteban Bovo, porque según decía lo habían “expuesto”
públicamente revelando datos del lugar donde residía. Aparece en un
programa de televisión y luego presenta demanda contra el titulado
periodista Oscar Haza y su productor Miguel Cossío por supuestos actos
que coartaban su libertad de expresión. Su reclamo alcanza también a la
presentadora de radio Marta Flores porque según decía Del Pino (y le
creo) había pedido en transmisión “al aire” su linchamiento en plena
calle.
Todo esto fue desestimado en corte, por
lo que Del Pino tuvo que pagar los gastos de abogados que provocó su
demanda. Aunque le acogieron con fanfarria en los días inmediatos a su
traición, ese odio contra Del Pino siempre había estado ahí. En Miami no
se perdona al cubano que se quedó y educó en Cuba, y menos al que tuvo
un pasado revolucionario.
La verdad que la vida de este ex general
fuera de Cuba ha sido bastante molesta. Ayer dije jocosamente en el
programa La Tarde se Mueve, que para pasar inadvertido ante la derecha
de Miami Del Pino tiene una reserva amplísima de bigotes postizos y
pelucas; dos de las cuales le habían salido bastante caras pues las
adquirió bajo afirmación de que pertenecían a la desaparecida guarachera
Celia Cruz.
Del Pino acabó yéndose de Estados Unidos a
Francia; y ahora parece que regresó. Con malos augurios, como muestra
la repentina cancelación de su presentación en el ICCAS de la
Universidad de Miami.
Yo creo que la persona específica detrás
de esta suspensión es otro miembro del ICCAS nombrado Pedro Roig. El
ahora “académico” fue director de la mal llamada Radio Martí y también
mercenario de la Brigada 2506. Aunque Roig ni siquiera desembarcó en
Cuba sino que hizo un bojeo por la zona oriental de la isla, lejos del
centro de las acciones, con el grupo de Nino Díaz. Según atestiguan
algunos que lo conocieron y hasta lo acompañaron, Roig siempre ha sabido
cuidarse muy bien.
Encontrar detalles de esta urgida
cancelación de una actividad programada en una dependencia de la
Universidad de Miami debiera ser el trabajo de los medios poderosos de
la derecha; pero el haber traicionado el periodismo convirtiéndose en
burdos medios de propaganda les inmoviliza. Por eso los medios
alternativos como La Tarde se Mueve suelen conseguir primero la
información que la comunidad quiere y necesita.
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