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martes, mayo 27, 2014

La garra larga del bloqueo llega a los peloteros cubanos.

Parece que Alfredo Despaigne es el único ser humano del mundo al que el Gobierno de los Estados Unidos no le permite ganarse la vida honradamente fuera de su país.  
Política y deporte no deberían mezclarse nunca, pero desgraciadamente sucede con mucha frecuencia que la primera mancha al segundo, envolviéndolo en su manto de hipocresía, falsedades, manipulaciones y dobles raseros.
 El caso del pelotero cubano Alfredo Despaigne es un ejemplo más. Llevamos años escuchando que los jugadores de esta Isla debieran tener el derecho a medirse con los mejores del mundo, donde mejor se juega en el mundo, que es en las Grandes Ligas estadounidenses (MLB), y algunos creyeron que eso no sucedía por culpa de las autoridades cubanas.

 Derribado ese mito, ahora llega otro peor, y es la manifestación más burda y absurda de la extraterritorialidad del bloqueo (nada de embargo) económico y financiero contra la mayor de las Antillas, aplicada hasta sus últimas consecuencias, inclusive en algo tan noble como el deporte.
 El pasado año Despaigne firmó una gran temporada con los Piratas de Campeche, de la Liga Mexicana de Béisbol, y se aprestaba a tener otra similar pese a recibir propuestas de clubes más importantes -con ingresos superiores-, pero alguien se molestó.
 Parece que el cubano es el único ser humano del mundo al que el Gobierno de los Estados Unidos no le permite ganarse la vida honradamente fuera de su país, como hacen todos los demás habitantes de este planeta.
 A alguien le dolió que el granmense regresara a casa con unos pocos miles de dólares, muy pocos comparados con los que muchos clubes estarían dispuestos a pagar por sus servicios, y lo han vetado.
 La Liga Mexicana, como sus pares en todo el Caribe, tiene lazos demasiado fuertes con la LMB, y digo lazos eufemísticamente, porque en realidad parecen cadenas. Este año, algún sesudo dijo que para que Despaigne volviera a jugar en México debía tener ciudadanía de otro país que no fuera Cuba, y, en su desespero por no perder a un toletero de su valía, los Piratas le crearon un pasaporte dominicano falso.
 Pero no es tan fácil “jugarle cabeza” a una organización que se manifiesta como el imperio donde radica, y que además destina recursos cuantiosos para perseguir cualquier transacción monetaria cuyo destino sea Cuba; en pocas semanas se descubrieron las ilegalidades.
 Lo peor es que este caso es solamente el botón de muestra, es como el conejillo de Indias utilizado por la MLB para decir ¡No más!, y esa frase desgraciadamente no se aplicará solamente a México, por lo que nuestros peloteros tendrán que contratarse en Europa o Asia. Una vez más el deporte cubano es víctima del bloqueo, que cada día tiene las garras más largas.

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