Edmundo García (www.latardesemueve.com)
Como se conoce, recientemente el gobierno de Venezuela mostró un grupo de pruebas recogidas a través de una investigación criminal y penal sobre la actuación de personas como María Corina Machado, ligadas a la política administrativa o al parlamento venezolano, la Asamblea Nacional de la República Bolivariana de Venezuela. Incluye además a empresarios en planes de intento de asesinado, de magnicidio, contra el Presidente Constitucional de ese país Nicolás Maduro.
Estas pruebas, suficientes para demostrar
la traicionera conspiración que existe contra el gobierno
constitucionalmente electo de Venezuela, constituyen solo la punta del
iceberg de todo que se va a revelar, como acaba de decir el Presidente
Maduro.
Este miércoles se expusieron las pruebas
de que en Venezuela se está llevando a cabo un golpe de estado de tipo
continuado, con la complicidad de algunos funcionarios del Departamento
de Estado de los Estados Unidos y del Embajador norteamericano en
Colombia, Kevin Whitaker.
Whitaker es un diplomático que ya ha
tenido experiencias en el trato con países progresistas de América
Latina. En Venezuela fue Jefe Adjunto de la Misión del 2005 al 2007, y
coordinador de la Oficina de Asuntos Cubanos del Departamento de Estado
entre 2002 y el 2005.
Estos planes de asesinato también abarcan
al presidente del parlamento Diosdado Cabello, al gobernador del estado
de Aragua Tareck El Aissami, al Ministro del Poder Popular para las
Relaciones Interiores, Justicia y Paz Miguel Rodríguez Torres y a
miembros de la dirección del Partido Socialista Unido de Venezuela
(PSUV).
Junto a esto han sido revelados contactos
de María Corina Machado con representantes de la ultra derecha, entre
ellos el abogado Gustavo Tarre, con el ex gobernador Enrique Salas Romer
y con Diego Arria.
Arria estuvo en toda la politiquería
tradicional de Venezuela, llegando a ser embajador de ese país en la
ONU, Ministro de Turismo y además presidente del Banco Interamericano de
Desarrollo; entre otros cargos.
Ahora es otro comentarista cualquiera de
la televisión local de Miami. Digamos que un poco más habitual que otros
de sus compatriotas, como tramoyado ex Teniente Colina. Mejor que
invitado, Arria ha devenido un becario de estos canales propagandísticos
que olvidaron lo que es el periodismo para convertirse en animadores
del cambio de gobiernos que no son del gusto de la derecha miamense ni
de la oligarquía latinoamericana. Como no podía faltar, Arria es un
colaborador de la prensa escrita local, como El Nuevo Herald.
Como dije, salieron a relucir a la
opinión pública un grupo de correos, donde incluso María Corina Machado
mantiene contacto con el citado embajador de Estados Unidos en Colombia.
Ella recibe instrucciones y después publica en la prensa y en redes
sociales que esta conspiración es hasta el final, hasta la salida o
muerte de los legítimos dirigentes de Venezuela.
Según María Corina Machado este es el
compromiso que tienen “con sus amigos de fuera”. Estas son pruebas,
evidencias mostradas ante el parlamento venezolano al cual ella ofendió
mancillando sus reglas y aceptando cargos y servicios de un gobierno
extranjero.
Por demás un mal cálculo político, porque María Corina Machado se plegó a la mala fe de Ricardo Martinelli,
un Presidente saliente en Panamá, donde ganó las elecciones
precisamente uno de los principales enemigos del socio de la venezolana.
Todo esto demuestra una vez más que la
llamada oposición “democrática” y “pacífica” de Venezuela no tiene nada
de una cosa y de la otra.
Si los opositores venezolanos fueran
“legales”, respetarían los ciclos y en poco tiempo pudieran iniciar
legal y pacíficamente el intento de un proceso revocatorio. Pero tienen
prisa, lo que desean es una confrontación violenta para detener lo que
ya es un hecho: la permanencia y afianzamiento del Presidente
constitucionalmente electo Nicolás Maduro; en un proceso electoral donde
todos ellos participaron y cuyos resultados acataron en medio del
respaldo internacional al cómputo dado por las autoridades electorales
venezolanas.
Si es verdad, como alardean, que tienen
apoyo popular, deben buscar el revocatorio o aguardar por las elecciones
generales; no intentar un golpe de estado y un magnicidio, que es lo
que están buscando a pesar de que se hayan lanzado a negarlo.
Yo me pregunto qué haría Estados Unidos
si un grupo de personas que no comparten los resultados de las
elecciones presidenciales, empiezan a tratar de derribar el gobierno del
Presidente Barack Obama, ya sea tratándolo de eliminar, obligándolo a
renunciar, o dando un golpe de estado a través del apoyo de una potencia
extranjera.
Me pregunto qué haría el gobierno de
Estados Unidos si se descubre que en ese grupo de conspiradores hay
legisladores en funciones, o ex legisladores, como el Senador Marco Rubio y la Congresista Ileana Ros-Lehtinen; o el ex Senador Mel Martínez y el ex Congresista Lincoln Díaz-Balart.
Me pregunto qué harían el Pentágono, la
CIA, la NSA o el FBI, si ese golpe de estado se fragua con la ayuda del
embajador de Rusia o de China en Washington DC o en un tercer país; por
ejemplo, en Colombia o Panamá.
Sería interesante también qué diría la
prensa norteamericana si miembros del Congreso de ese Estado viajan a
Pyongyang y Teherán a prometer que no se detendrán hasta lograr la caída
del Presidente Obama.
O si una Fundación por los Derechos
Humanos en Estados Unidos promueve el viaje de becarios norteamericanos a
estas capitales para que reciban instrucciones sobre la forma en que se
subvierten las normas cívicas y la Constitución norteamericana.
¿Imaginan por un momento a Michele
Bachmann, a Ros-Lehtinen o a la mismísima Sarah Palin pasando twitts
como estos: “Este régimen de Obama es ineficiente hasta para seguir
instrucciones rusas y hacer un montaje remotamente creíble”; o “Sr.
Obama, ni magnicidio ni golpe de Estado. RENUNCIE”. O este otro: “Sr
Obama, yo no le deseo mal a nadie, no quiero daño alguno para ud. De ud
sólo quiero su renuncia. Váyase”.
No son inventos míos, son mensajes en
redes sociales de María Corina Machado sobre el Presidente Nicolás
Maduro, ligeramente editados.
Además de esto, imagínese a oficiales y
funcionarios norteamericanos vinculados a la confección de una lista
magnicida que incluya al Vicepresidente de Estados Unidos, al Presidente
de la Cámara, al Secretario de Justicia, al Presidente del Senado. Yo
me pregunto nuevamente: ¿qué haría Estados Unidos ante este hecho? ¿De
verdad no se lo imaginan? Todas las fuerzas de aire mar y tierra
avanzarían sobre los países extranjeros implicados en el complot. Sumado
a eso, un trato de traidor a la patria a todos los vinculados con el
plan. Sin excepciones, ni contemplaciones.
@edmundogarcia65
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