Por Ricardo Estévez Morales *
Para nadie es un secreto el papel que
juegan los medios de comunicación masiva en la estrategia política de
los EE.UU. Disímiles han sido los ejemplos donde se ha manipulado la
realidad de los hechos, a través de estos medios, con el objetivo de
lograr una opinión pública favorable a sus intereses políticos. No es
casual, entonces, que los grandes medios de comunicación en los EE.UU.
sean propiedad de conglomerados económicos y financieros pertenecientes a
los grupos de poder.
El tema Cuba no ha estado ajeno a esta
situación. Desde el triunfo mismo de la Revolución, estos medios se han
dado la tarea de mostrar, ante su sociedad, una Cuba paupérrima y
dictatorial, con el objetivo de sustentar la política agresiva, que por
más de 50 años, el gobierno yanqui ha trazado contra Cuba.
Así lo reconocían los senadores
demócratas Amy Klobuchar, Marx Warner y Claire McCaskill, durante una
visita que realizaron a nuestro país recientemente, a raíz de los
sucesos del 17D, cuando expresaron que: “…Regresamos con mucha
información recopilada para brindársela a nuestros colegas, porque hay
personas en el Congreso que tienen una sola visión de Cuba y es sólo la
que escuchan en el Capitolio…”
Lo cierto es que Cuba está muy lejos de
ser ese país paupérrimo, dictatorial, falto de libertades donde se
violan los derechos elementales de los hombres. Nuestro país a pesar de
vivir por más de 50 años bajo amenazas y agresiones, lo que ha
conllevado a destinar cuantiosos recursos materiales a la defensa de
nuestra independencia y soberanía (pilares fundamentales de toda
nación), ha tenido un gran éxito social avalado en la erradicación del
analfabetismo y el desarrollo alcanzado en la educación, la salud, la
cultura y el deporte.
Contrario a lo que publican los medios
estadounidenses, los principales organismos Internacionales han
reconocido estos logros, situando a Cuba como referencia mundial en
varios aspectos.
Según la UNESCO, Cuba dispone de la tasa
de analfabetismo más baja y, a su vez, la tasa de escolarización más
alta de América Latina. Así mismo señala que “…la educación ha sido la
prioridad en Cuba desde hace más de 40 años. Es una verdadera sociedad
de educación…”. Su informe sobre la educación en 13 países de América
Latina clasifica a Cuba como primera en todas las asignaturas, además la
señala como la nación del mundo que destina la parte más elevada de su
PIB a la educación, con cerca del 13%.
Referente a la salud, Cuba dispone una
tasa de mortalidad infantil de 4,6 por cada mil nacidos vivos, o sea, la
más baja del continente americano, incluso más baja que la de Canadá o
el propio EE.UU. Por otra parte, dispone del mayor número de médicos per
cápita del mundo, con 85.000 profesionales para 11,1 millones de
habitantes.
El New England Journal of Medecine, la
revista médica más prestigiosa del planeta, plantea que: “…el sistema de
salud (referente al de Cuba) ha resuelto problemas que el nuestro
(referente al de EE.UU.) todavía no ha logrado resolver”. La revista
subraya que “Cuba dispone ahora del doble de médicos por habitante que
Estados Unidos”.
Por su parte la UNICEF, pone a Cuba como
un ejemplo en la protección de la infancia y un “paraíso de la infancia
en América Latina”, sustentado, entre otras cosas, en que Cuba es el
único país de América Latina y del Tercer Mundo que ha erradicado la
desnutrición infantil.
El Programa de las Naciones Unidas para
el Desarrollo (PNUD) reconoce a Cuba como el único país de América
Latina y del Tercer Mundo que se encuentra entre las diez naciones del
mundo con el mejor Índice de Desarrollo Humano (este índice se basa en
las variables “esperanza de vida, educación y nivel de vida”) durante la
última década.
Mientras el World Wild Fund for Nature
(WWF), la organización más importante de defensa de la naturaleza,
muestra a Cuba como el único país del mundo que ha alcanzado un
desarrollo sostenible.
Pero nuestros esfuerzos, por lograr un
alto desarrollo y bienestar para la sociedad, no sólo se enmarcan a
nuestras fronteras; también hemos llevado nuestra mano amiga a la
mayoría de los países del Tercer Mundo, esos que nadie se acuerda y que
las potencias no hacen más que expropiarle sus recursos y su fuerza
laboral.
Hasta allí va Cuba, con disímiles
dificultades y necesidades económicas, destinando los pocos recursos que
tiene para ponerlos en función otros más necesitados sin interés
alguno. Y lo hacemos por convicción, porque somos consecuentes con los
principios y valores que la Revolución nos ha inculcado.
En virtud de estos principios nuestra
política exterior ha estado regida por un principio esencial que es la
solidaridad. Es por esto que hemos acogido a decenas de miles de
estudiantes procedentes de los países pobres, a los cuales le ofrecemos
formación universitaria gratuita de alto nivel.
Ejemplo de esto lo constituye la Escuela
Latinoamericana de Medicina, una de las más famosas de nuestro
continente y que ya ha formado a varios miles de profesionales de la
salud procedentes de más de 123 países.
Desde 1963 cerca de 132.000 médicos
cubanos y otro personal sanitario han trabajado voluntariamente en 102
países. Actualmente son 38.868 colaboradores médicos, entre ellos 15.407
médicos, que ofrecen sus servicios en 66 naciones del Tercer Mundo.
Un ejemplo más reciente lo constituye la
presencia del contingente internacionalista de la salud “Henry Reeve” en
el combate frente al ébola en Liberia, Sierra Leona y Guinea
Ecuatorial, países más afectados por este virus, a donde no pudieron
llegar esos galenos, que perciben altos salarios, formados por las
potencias mundiales. Allí Cuba acudió con cerca de 400 trabajadores de
salud con el único objetivo de salvar las vidas de esos hombres y
mujeres contagiados por el virus a sabiendas del gran riesgo que estaban
corriendo; una vez más Cuba alzó su mano a favor de los más necesitados
cuando todos la bajaron por temor.
Gracias a la Operación Milagro lanzada en
2004, que consiste en operar gratuitamente a poblaciones pobres
víctimas de enfermedades oculares, cerca de 2,5 millones de personas de
28 países recobraron la vista.
Además el programa de alfabetización “Yo,
sí puedo”, lanzado en 2003, permitió que 7 millones de personas de los
cinco continentes aprendieran a leer, escribir y sumar.
Quiero aclarar que no son los únicos
ejemplos, que demuestran lo que hemos sido capaces de hacer en estos
años de Revolución. Existen otros tantos ejemplos que quizás se conozcan
menos porque como bien expliqué la prioridad de los grandes medios es
mostrar una tergiversación de la realidad; no obstante pienso que los
ejemplos recogidos en este artículo constituyen desde ya un reto para
esos países del llamado Primer Mundo, especialmente EE.UU., los cuales
no se cansan de señalar a Cuba en cuanta lista negativa exista.
Pronto se celebrará la VII Cumbre de Las
Américas, en Panamá, y nuestro país estará allí, representada por todos
los sectores de la sociedad, exponiendo todos estos logros y otras ideas
en virtud de fortalecer la unidad y el bienestar de nuestra América. De
seguro no faltarán 4 ó 5 voces compradas por EE.UU. para que mientan
acerca de nuestro país, en fin para eso les pagan, pero a eso no le
tememos porque los hechos pueden más que las palabras.
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