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lunes, septiembre 21, 2015

El Papa Francisco en Cuba: Una fiesta de música y alegría

Por: Carlos Medina Viglielm / Nueva Trinchera

El bloqueo norteamericano a la isla continúa. No obstante, las tímidas medidas de apertura puestas en práctica por el gobierno norteamericano han ocasionado al parecer, un aumento en el flujo turístico del 15%. Los cubanos aprovechan la entrada de divisas y aceleran el remozamiento de la ciudad. Hay obras por donde uno mire: por allí proceden a pintar, por allá a restaurar viejos aunque hermosos edificios del fabuloso patrimonio habanero. En medio de todo esto, llega el Papa Francisco.



La Habana está de fiesta. Parece que La Habana, “La perla del Caribe” está de fiesta. Hay una efervescencia, un clima de efervescencia en medio de la calor extrema (que no debiera ser a esta altura del año), y es que llega una visita importante. Bueno, tal vez habría que decir muy importante.

Llega a Cuba el Papa Francisco, y parece que todo el mundo tiene algo que ver con su visita. Es que los cubanos, aparte de que son una gente increíblemente solidaria, lo cual es conocido por el mundo entero, incluso en los Estados Unidos de Norteamérica, es una gente en extremo cortés y lo demuestra.

El recibimiento de que será objeto Francisco es una buena muestra de ello. La Plaza de la Revolución, nada menos que la Plaza de la Revolución está (pronta desde hace varios días), engalanada a esos efectos.

Decenas de miles de butacas (en algún momento se sabrá), acondicionadas para los que presenciarán la Misa Papal, gentes que vienen de todas partes tanto de Cuba como del Mundo. Allí estarán ubicados habaneros, matanceros, santiagueros, villaclareños, canadienses o argentinos, como la propia presidenta de ese país hermano, Cristina Fernández de Kirsner.

¿Acaso los cubanos cambian, abandonan la ideología? ¿Acaso los cubanos, en particular los jóvenes, se han vuelto más religiosos? Para nada.

Tras conversar en la calle con gente joven, ahí, entre los miles que circulan por la esquina del Habana Libre, esquinado con la heladería Copelia, lo que surge en primera instancia, es el deber de la cortesía hacia quien ha tenido la deferencia (por qué no) de llegar hasta esta isla que ha sufrido un bloqueo de más de 50 años.

¿Quienes ocuparán las butacas pacientemente ordenadas en la Plaza de la Revolución (a un costo bastante alto sin dudas)? Sí, seguramente una cantidad de jóvenes y no tan jóvenes integrantes de la feligresía católica pero después, otra gran cantidad de fieles del sincretismo religioso cubano y una cantidad no menor de cubanos no creyentes, de simples ciudadanos ateos que acompañarán la misa papal por buena educación, o curiosidad, que no es otra cosa.

Unos y otros, dispuestos a demostrar la alegría característica de los cubanos. La música que acompañará los oficios religiosos, dará prueba de un larguísimo desarrollo, que comenzó por allá por 1615, cuando los curas españoles incorporaron a los negros a los coros de las iglesias. O sea, y como ya se ha demostrado en las dos misas papales anteriores, será una fiesta de música y alegría, muy contagiosa por otra parte.

Los cubanos dicen: “Llega el Papa Francisco, Alabao!!”

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