La cultura en Cuba continua rescatando en citios y locales que son patrimonio nacional, ejemplo de ello lo es la restauración realizada al Gran Teatro de la Habana que llevará el nombre de Alicia Alonso, una de las más afamadas bailarina del ballet clásico del mundo.
El Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso está a la altura de los más complejos teatros del mundo, aseguró el Ministro de Cultura, Julián González, en un recorrido que realizó por la institución, acompañado de varias personalidades del mundo cultural en el país.
Con motivo de su reapertura este 1 de enero, González realizó una breve explicación de los principales cambios efectuados en el centro y comentó que luego del proceso de restauración, el cual duró tres años, se había logrado un mejor complejo cultural que el que existía.
Explicó que buscando un mayor confort la Sala García Lorca, sede del Ballet Nacional de Cuba (BNC), redujo sus mil 500 capacidades a mil 300. Se mejoró el sistema acústico y de iluminación dentro de la instalación cultural, equipada ahora con 24 camerinos climatizados, espacios para los ensayos del BNC y una sede para la Orquesta Sinfónica Nacional.
La institución cuenta hoy, además, con salones de protocolo para exposiciones y eventos, el llamado Café de la Ópera, en la zona donde antes se encontraba el correo, un cabaret para el desarrollo de actividades culturales y recreativas, y una cava para la conservación de vinos de producción nacional.
Uno de los motivos del recorrido por el teatro fue también la inauguración de la Galería Orígenes, con la exposición Plus, una muestra colectiva de 23 artistas -Premios Nacionales de Artes Plásticas- entre los cuales figuran Nelson Domínguez, Pedro Pablo Oliva, Roberto Fabelo, Raúl Martínez y Rita Longa.
El ministro destacó, además, la presencia en la entidad cultural del piano utilizado por el músico chino Lang Lang y el cubano Chucho Valdés en el concierto que ofrecieran en la Plaza de la Catedral hace unos meses y que fuera donado por Ron Losby, presidente de la compañía fabricante de pianos Steinway & Sons-America al Instituto Cubano de la Música.
Agradeció al Fondo Cubano de Bienes Culturales y a la Empresa Atrios por el excelente trabajo de restauración de todo el inmueble y a la Oficina del Historiador de la Ciudad, a cargo del rescate de la lámpara de la Sala García Lorca, símbolo del teatro desde su inauguración en 1838.
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