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jueves, enero 21, 2016

Experiencias y desafíos: Brigada Médica Cubana en Bolivia

Los médicos cubanos son los héroes de la humanidad, y los principios de la revolución cubana son el faro en esa hermosa batalla de salvar vidas.


Colaboración Médica Cubana en Bolivia
La doctora Elisabeth González Leyva, disfruta de su período vacacional en Cuba, pero labora desde 2013 en Bolivia, donde funge como vice coordinadora de la Brigada Médica Cubana en la zona sur del país, particularizando en los territorios de Cochabamba y Tarija.
Con ella conversó Granma Internacional durante una visita a la Unidad Central de Colaboración Médica, ubicada en La Habana.
“Nos insertamos en el ámbito familiar en las comunidades y etnias, respondiendo a un proyecto creado hace dos años, nombrado Mi Salud, con el propósito de transmitir las experiencias cubanas en materia de medicina comunitaria y garantizar la atención primaria en consultorios y puestos médicos”, precisa la especialista en Medicina General Integral (MGI).
Añade que unos 715 colaboradores brindan servicios en los 9 departamentos bolivianos con apoyo de los jóvenes egresados de esa nación en la Mayor de las Antillas y del personal sanitario de la hermana nación. Todos en conjunto consolidan estrategias, definen protocolos, ponen en funcionamiento prácticas autóctonas, aplican investigaciones científicas y engranan mecanismos de trabajo.

“Llegamos a lugares apartados y de difícil acceso, -explica la doctora- Realizamos las Ferias por la Salud con la cual un grupo de especialistas de ortopedia, cardiología, ginecología, dermatología, pediatría y otros, se desplazan hacia los poblados lejanos con el objetivo de diagnosticar, asistir y orientar medidas para prevenir enfermedades, actividad muy agradecida por la población y que le da visibilidad a nuestra brigada”.
El también especialista en MGI Melbin Benítez Hernández va a contrastar esta realidad en Bolivia, cuenta con la experiencia de inaugurar el proyecto fundacional del médico de la familia en el municipio de Florida, de la provincia de Camagüey en la región central de Cuba, y de ponerlo en práctica en Venezuela, Guatemala y Nicaragua.
“En Venezuela laboré en un consultorio ubicado en una vivienda particular, en el cerro La Cruz del poblado de Santa Ana, estado Nueva Esparta, del 2003 al 2007. En Guatemala presté servicios del 2008 al 2010, en un puesto médico del municipio de Isxán, situado a nueve horas de la capital, de ellas cinco por terraplén, y a unos 60 kilómetros de la frontera con México. Mientras que en Nicaragua me ubicaron en la zona del Atlántico Sur, en la localidad Muelle de los Bueyes en el período del 2012 al 2014”, comenta el doctor.
Narra vivencias emotivas de cada lugar, resaltando el dolor hacia la explotación infantil, con niños empleados en las labores agrícolas, principalmente en América Central: “Muchos padecían de desnutrición, sus cuerpecitos menudos eran cubiertos con escasas ropas y jamás calzaban zapatos. Casi a diario los recibía con picaduras de serpientes venenosas”.
Para realizar la labor asistencial en aquellos parajes, al médico le crean condiciones indispensables, usando la electrificación por paneles solares, el gas licuado para cocinar y el agua embotellada. Vive entre los pobladores por un período y luego se traslada hacia la dirección municipal de la brigada por varios días para recibir información, capacitarse en temas médicos, celebrar reuniones y comunicarse con sus familiares en Cuba.
Así lo corrobora el especialista en MGI e Imageneología, Francisco Javier Cabrera Laya, residente en el municipio de San Antonio de los Baños en la provincia Artemisa, situada al oeste de La Habana. El laboró en Guatemala (2002-2003); Venezuela (2003-2007) y Bolivia (2007-2009).
“En el puesto de salud ubicado en la región guatemalteca de Quichet, carecía de agua potable, luz eléctrica y combustible para la cocina. Trabajé con las condiciones imprescindibles creadas por la Dirección de la Brigada Médica y los líderes comunitarios. Allí permanecía por 22 días continuos, los restantes me encontraba con mi grupo de cubanos, radicados a cuatro horas de camino por vías sin asfaltar”, expresa este joven galeno.
Al valorar el significado personal de esta labor humanitaria afirma: “Cuando brindamos servicios fuera de Cuba pensamos todo el tiempo en no fallarle a la población, eso nos alienta a mantenernos en esos parajes inhóspitos. Trabajamos con los estratos más humildes y nos damos cuenta de la desigualdad social presente en el capitalismo. Aprendemos del malestar ajeno y tomamos fuerza para luchar por construir un sistema social diferente”.
Igual criterio lo emite la Licenciada en Gestión de la Información Yainet Concepción González, especialista en registros médicos de la provincia occidental de Pinar del Río, quien presenció la Operación Milagro en la ciudad de Maracaibo del estado venezolano de Zulia del 2005 al 2007.
“En Venezuela, todos los cubanos estamos al tanto del acontecer político, conocemos de cerca los procesos electorales, la conformación del parlamento, las disputas entre las fuerzas gubernamentales y opositoras, las campañas mediáticas, las trampas de la derecha por no ceder ante el poder, y ello nos enseña a amar a Cuba”.
Su actividad garantiza la recolección de datos estadísticos para procesar información, válidas para las autoridades locales y gubernamentales. No obstante también apoya a los grupos médicos en las pesquisas a domicilio para diagnosticar casos no tratados e incidir en la labor asistencial. De esa misma forma trabajará en Bolivia.
Afirma: “Viví momentos históricos en Venezuela. Ocurrieron muchos sucesos de cambio, válidos en la sociedad actual que desean desarrollar los hermanos bolivarianos. Esos hechos me hicieron fortalecer mis convicciones y situarme en la necesidad de comentar lo vivido a amigos, familiares y vecinos. Hoy me siento mejor persona”
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