Desde el Editorial Granma
Boticario es un pueblo perdido en la geografía nordestina de Brasil. Se encuentra en el municipio de Santo Amaro de Brotas, muy cerca de las costas de Aracaju en el estado Sergipe, pero a más de 1 600 kilómetros de la capital, Brasilia.
Es difícil asegurar si el reciente presidente electo de ese país sudamericano, Jair Bolsonaro, ha estado allí, si conoce el punto exacto del mapa donde se ubica este poblado. Más inaudito sería creer, quizá, que conoce la historia de María, una humilde y joven mujer de apenas 29 años, a la cual una doctora cubana le proporcionó el alivio.
Sin el diagnóstico de la doctora Reymeri Valderrama Pimentel, probablemente jamás hubiese podido combatir la Filariasis linfática, esa enfermedad desatendida, también conocida como elefantiasis, y altamente discapacitante.
«A nosotros, los médicos cubanos que actuamos en ese municipio, nunca se nos olvidará el rostro de María, antes y después del diagnóstico, y de su familia y vecinos, que cada día nos depositaron su confianza y permitieron que entráramos en sus vidas, a pesar de la barrera del idioma y otras culturales, que solo el amor, la profesionalidad y la humildad pudieron vencer», narró la especialista en el testimonio que diera a la Unidad Central de Cooperación Médica (UCCM), a propósito del aniversario 55 de la cooperación médica cubana.
Fue en el año 2012 que el Instituto de Pesquisa Aplicada (IPEA) de Brasil, en un estudio realizado, anunció conclusiones aterradoras para el Gigante Sudamericano: faltan médicos, el tiempo de espera en las consultas es prolongado y es mala la calidad de la atención. En esos momentos la proporción de médicos por habitantes era de 1,8 por mil, según el IBEG (Instituto Brasilero de Geografía y Estadística), muy por debajo de otros países del continente y del mundo, por lo que culminó su análisis con la propuesta de llegar a 2,7 médicos por mil habitantes.
Si se miran estas estadísticas, puede comprenderse sin dudas que el Programa Más Médicos para Brasil, iniciado en agosto del 2013, era una urgencia. La esencia de Más Médicos, según declaraciones de la expresidenta Dilma Rousseff, iniciadora de este programa, no era traer más médicos extranjeros para Brasil, sino llevar más salud para el interior del país.
«La labor de los médicos cubanos en lugares de pobreza extrema, en favelas de Río de Janeiro, Sao Paulo, Salvador de Bahía, en los 34 Distritos Especiales Indígenas, sobre todo en la Amazonía, fue ampliamente reconocida por los gobiernos federal, estaduales y municipales de ese país y por su población, que le otorgó un 95 % de aceptación, según estudio encargado por el Ministerio de Salud de Brasil a la Universidad Federal de Minas Gerais», reconoce la Declaración del Ministerio de Salud Pública que anuncia la salida de Cuba de este programa.
Esta realidad ya la destacaba durante la Convención Internacional Cuba Salud 2015 el que fuese en ese momento ministro de salud, Arthur Chioro: «Brasil tiene más de 500 años de historia oficial y es la primera vez que tenemos médicos en todas las aldeas indígenas. Ese pueblo, unos 800 000 hermanos, nunca tuvieron la garantía de tener un equipo de salud».
Más Médicos ha llegado a las poblaciones de la Amazonía, de las regiones semiáridas y al mismo tiempo a las zonas rurales de difícil acceso, y a la periferia de las grandes ciudades. «En Sao Pablo viven millones de personas, y en su periferia miles de ellas no tenían atención médica», significó Chioro.
Más de una vez se patentó la satisfacción de las autoridades brasileñas, la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y el pueblo brasileño con el Programa. «Estamos muy satisfechos porque el 90 % de los médicos brasileños que participan de esta experiencia indican a sus colegas brasileños que vengan para este programa, porque vale la pena. Este ambiente de éxito, credibilidad y calidad tenemos la obligación moral de compartirlo con el Gobierno de Cuba, la OPS, y con los médicos de otros 30 países que también atendieron nuestro llamado y dan su contribución para que Brasil tenga una cobertura universal de salud», apuntó en ese encuentro el titular brasileño.
Al mismo tiempo, expresaba la necesidad de continuar fortaleciendo la atención primaria con la apertura de nuevas facultades de Medicina y nuevas becas de residencia médica. «Estamos transformando las estructuras de nuestro sistema de salud para que en diez años tengamos capacidad de proveer con más médicos brasileños este programa. Contamos con la cooperación de Cuba siempre, porque sabemos que este pueblo hermano tiene con Brasil una postura de mucha solidaridad y compromiso», dijo.
LA DIGNIDAD VISTE DE BLANCO
Lo que ocurrió con el Programa Más Médicos en Brasil iba más allá de apoyar la estrategia de salud familiar y garantizar la atención primaria. El aporte mayor, en el que los médicos cubanos son escuela, era la trascendental contribución que los profesionales de la salud de la Mayor de las Antillas estaban dando en esta nación, a esa nueva manera de cuidar la salud de las personas: la de prevenir las enfermedades y concebir al individuo como un ser biosicosocial, no ajeno al entorno que le rodea. Los médicos cubanos iban sanando, sin dejar de lado las causas de las causas que determinan la enfermedad.
La doctora Maritza Gómez Hernández cuenta a Granma que trabajó durante tres años en Río Grande del Sur, el estado más al sur del país, en un barrio muy pobre con una población muy grande. «Laboré junto a otro médico brasileño y fue una experiencia maravillosa intercambiar conocimientos, y que profesionales de otras partes del mundo pudiesen constatar nuestros puntos de vista, la manera de hacer de la medicina cubana y por qué su alto prestigio.
«La población se benefició mucho con la presencia de los médicos cubanos. Es que tenemos algo que tratamos de enseñarles, que se llama humanidad, y que tiene que ver con la formación que recibimos como médicos aquí en Cuba. Día tras día trabajamos, hicimos visitas domiciliarias, tratando de solventar las carencias de salud de los más necesitados. Nunca antes habían tenido una atención similar, algo que reconocen los propios pobladores», explicó.
«Trabajé estos tres años en el mismo lugar, me gustó hacerlo, teníamos un círculo de hipertensos y diabéticos de 25 integrantes, que eran atendidos una vez a la semana. Llegamos a poder controlar toda esa población que al inicio no sabía ni el nombre de los medicamentos que tomaba», rememora la galena, quien arribó a la Patria en la madrugada de este jueves, con la misión cumplida, como parte de un grupo de 196 colaboradores de la salud, que se encontraban en Brasil, laborando en el Programa Más Médicos.
Ellos arribaron al aeropuerto Internacional José Martí a pocas horas de que fuese dada a conocer la Declaración del Ministerio de Salud Pública, que denuncia las modificaciones anunciadas por Bolsonaro, las cuales suponen «condiciones inaceptables e incumplen las garantías acordadas desde el inicio del Programa, que fueron ratificadas en el año 2016 con la renegociación del Término de Cooperación entre la OPS y el Ministerio de Salud de Brasil y el Convenio de Cooperación entre la OPS y el Ministerio de Salud Pública de Cuba».
El relevo que debían tener, una vez concluida la tarea asignada, ya no estará disponible para el pueblo brasileño, «ante las acciones de un nuevo presidente que aun cuando no ha comenzado a realizar sus funciones en el cargo, está tomando medidas ultraderechistas para condicionar la misión médica en Brasil, y Cuba no aceptará esas condiciones», dijo a Granma la doctora Anabel Mariedo Oropesa.
«Regresamos hoy, y así lo harán nuestros colegas, con toda la dignidad del mundo, dejando una bella historia escrita por todos nosotros para ese pueblo que tanto lo necesita y que aprendió a amar a Cuba y a sus médicos», reafirmó la especialista quien laboró al Nordeste del país, en el Estado de Tocantis.
«Les damos la bienvenida a la Patria, a un bastión del coraje y los principios, para todos los médicos y profesionales internacionalistas que cumplen misión en Brasil y en otros países», expresó la viceministra de salud, Regla Angulo Pardo, quien los felicitó por el compromiso y empeño demostrado, a nombre del Ministerio de Salud Pública, del Partido, y también del pueblo.
Para el doctor Lisván Cala Rosabal, la actitud del presidente Bolsonaro «demuestra que tiene un desconocimiento de la realidad de la medicina cubana y de los miles de brasileños a los que el Programa Más Médicos les permitió el acceso a un derecho como la salud. Al mismo tiempo, subestimó la dignidad del pueblo cubano.
«Más Médicos fue una gran experiencia, que permitió disminuir la inequidad de la población brasileña y posibilitar su acceso a un derecho fundamental, que es la salud y la vida. Más del 80 % de los médicos de la atención primaria de salud, en el municipio donde me ubicaron, son cubanos», dijo a Granma el especialista en Medicina General Integral.
El doctor Eris Lázaro Bermúdez trabajó estos últimos tres años en Panaíba, un municipio de Brasil del Estado de Piauí. Para él, es importante que se sepa que el pueblo brasileño es muy similar al cubano en cuanto a la afectividad, «el cariño que se recibe de ellos. Desde el momento que llegamos fuimos acogidos y se identificaron con nosotros».
Habla entonces de lo difícil que fue dominar el idioma, la comunicación, «sobre todo con las personas de mayor edad, independientemente del curso de preparación que habíamos pasado en Cuba. Cada región tiene su diferente pronunciación y aceptación de las palabras, pero conseguimos adaptarnos, sortear ese obstáculo, con la única meta de poder atender a cada una de las personas necesitadas. Porque para la medicina cubana, la comunicación médico-paciente es esencial», apuntó a este rotativo.
Es lamentable que el presidente Bolsonaro no reconozca todo este trabajo, insistió la doctora Maritza Gómez Hernández.
«No sabe el valor de lo que está perdiendo. Pero nosotros seguiremos en el combate, dispuestos a trabajar donde se necesite y ayudar. Estamos listos».
Y quien escuchara el modo en que vibraron las notas del Himno Nacional, y el explícito apoyo que dieron los galenos a la Revolución y sus líderes, no dudaría de que a la entereza, a la salud, a la vida… no se le condiciona.
LA POBLACIÓN BRASILEÑA SERÁ LA MÁS AFECTADA Y EL MUNDO LO SABE
«Con dignidad, profunda sensibilidad, profesionalidad, entrega y altruismo, los colaboradores cubanos han prestado un valioso servicio al pueblo de Brasil. Actitudes con tal dimensión humana deben ser respetadas y defendidas».
Estas fueron las palabras del Presidente cubano en Twitter, respecto a la decisión del Ministerio de Salud Pública de Cuba de culminar la misión cubana en Brasil, denominada «Más médicos», luego de que Jair Bolsonaro, presidente electo de ese país, declarara que realizaría modificaciones con respecto a dicho programa de salud.
Luego, el mandatario agregó en otro tuit: «Con la frente bien en alto, ustedes son un ejemplo insuperable de humanismo y dignidad. Los que piensan vanidosamente solo en sí mismos no pueden entender la esencia de nuestras convicciones internacionalistas. #SomosCuba».
Similares han sido los pronunciamientos de denuncia en medios latinoamericanos, brasileños y del mundo, así como en las redes sociales, frente a la posición del presidente electo de Brasil. Desde instituciones brasileñas, figuras políticas, intelectuales, movimientos y organizaciones sociales dentro y fuera del país sudamericano, han expresado su respaldo a la labor realizada por los galenos durante los cinco años de la misión.
Gleisi Hoffmann, presidenta nacional de Partido de los Trabajadores de Brasil (PT), denunció «el irrespeto, las amenazas y la violencia con que Bolsonaro trata a Cuba, que provocan que Brasil pierda acceso a la medicina cubana, reconocida por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como ejemplo para el mundo».
«En algún tiempo, con nuestra lucha, volveremos a ser el país que ustedes, amigos cubanos, conocieron en el contacto con nuestro pueblo. Y estoy segura de que Cuba no faltará a Brasil, como no faltó a ningún pueblo del mundo que necesitó la solidaridad de los cubanos», dijo Manuela D´Avila, excandidata a vicepresidenta de Brasil junto con Fernando Haddad.
La también militante del Partido Comunista de Brasil (PCdoB), calificó el fin de la participación de los médicos cubanos en la misión Más Médicos como una primera tragedia de la ideologización y de la locura persecutoria contra la izquierda que está en curso en su país.
Por otra parte, la presidenta del capítulo brasileño de la Red de Intelectuales y Artistas en Defensa de la Humanidad, la escritora Marilia Guimaraes, afirmó que recibía la noticia con mucho dolor, «Ya no tenemos cómo en este momento cambiar el rumbo. Pero nos sobra la esperanza de que existan nuevas posibilidades.
Estoy muy triste por el pueblo brasileño», expresó.
En tanto, el Movimiento Sin Tierra (MST) y la Red Nacional de Médicos Populares se refirieron a la obra de la medicina cubana y a la calidad humana y profesional de sus doctores, enfatizando que son «ejemplo de lo que la medicina puede ser para todos. Ejemplo de que las favelas, y la Amazonía pueden tener médicos. Ejemplo de que el pobre y el negro pueden ser médicos. Ejemplo de que el Estado debe garantizar la salud como un derecho. Ejemplo de amor latino».
Pero, sin duda, quienes más sienten la partida de los médicos cubanos son los hombres y mujeres, los niños y ancianos que, indignados por la autoritaria y poco coherente postura de su futuro presidente, ahora quedan en completa desprotección.
«Aún no lo tenemos como presidente (a Bolsonaro) y ya desprotege y debe a este pueblo 8 000 médicos», declaró a Prensa Latina el arquitecto brasileño Manoel Rocha.
Para nadie es un secreto, dice Rocha, oriundo de Río Grande del Sur, que «los médicos cubanos laboran en zonas inhóspitas y de difícil acceso, donde los brasileños no quieren ir y cuando ellos partan se dispararán, para mal, los índices de salud».
Según datos del Ministerio de Salud brasileño, en la actualidad existen 18 240 plazas del Programa Más Médicos en 4 058 municipios. Cerca de 8 400 de esas plazas están ocupadas por cubanos, repartidos en 2 885 ciudades.
Más de 1 500 municipios, la mayoría con menos de 20 000 habitantes, solo tienen médicos cubanos en su programa, porque están ubicados en lugares remotos y de pobreza extrema, donde los profesionales brasileños no quieren trabajar.
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