tomado de: Granma
En esto de inventar informes y recibir dinero por esa función, siempre existe algún impostor o mercenario que se presta para poner en blanco y negro las más groseras mentiras.
Para ello solo hacen falta dos factores: que Estados Unidos pague y que aparezcan uno o varios con apetito de limosnas, dispuestos a cumplir la tarea.
Ahora el gobierno de Donald Trump, a través de la Agencia de Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (Usaid, por sus siglas en inglés) ha decidido pagar, del dinero de los contribuyentes, la cifra nada despreciable de tres millones de dólares «a organizaciones que investiguen, recopilen y analicen información relacionada con violaciones de derechos humanos en Cuba, incluido el trabajo forzado en las llamadas misiones médicas».
Me imagino que ya esté haciendo fila alguno que otro mercenario de dentro o fuera del país, que se apresta a «dar una mordida» al dinero, y con lápices de puntas bien afiladas ya esté escribiendo el «horror» que significan las siguientes cifras:
Actualmente Cuba tiene 66 brigadas médicas en el exterior con 38 262 colaboradores, de los cuales 18 384 son médicos.
Desde 1963 hasta la actualidad, 407 000 profesionales de la Salud han estado presentes en 164 países de todos los continentes.
Se han formado en universidades cubanas más de 35 000 profesionales de 136 países y en estos momentos estudian 8 478 de 121 naciones.
Ante la terrible situación con la enfermedad del ébola en África, la respuesta de Cuba estuvo encaminada, fundamentalmente, a mantener las 32 brigadas médicas en África, con 4 048 colaboradores, de ellos 2 269 médicos, incluida Sierra Leona con 23 y Guinea Conakry con 16 cooperantes. También fueron enviados 256 profesionales de la salud del Contingente Internacional de Médicos Especializados en el Enfrentamiento a Desastres y Grandes Epidemias Henry Reeve, a los países afectados por el ébola, de los cuales 165 prestaron servicios en Sierra Leona, 53 en Liberia y 38 en Guinea Conakry.
El saldo positivo para la vida de millones de personas en decenas de miles de comunidades de África, Asia y América Latina y el Caribe es incuestionable.
Podría imaginarme que con solo estos datos los elaboradores del informe para la Usaid sobre las misiones médicas cubanas, podrían dar por terminada su «obra» y dedicar el tiempo a menesteres más perentorios.
Para quienes pagan estas cifras millonarias la sugerencia sería otra: dedicar ese dinero a comprar medicamentos y donarlos a las poblaciones más empobrecidas del Tercer Mundo. O, pagarles pasajes y viáticos a galenos de su país que estén dispuestos a curar enfermos y salvar vidas, como hacen los cubanos, en los más intrincados lugares del mundo.
«Una golondrina no hace verano» y querer usar a algún resentido desertor para desprestigiar una misión tan noble como esta, es una muestra de lo que quiere y por lo que paga esta Usaid, no pocas veces implicada en funciones de la cia y otras.
Enfermos hay millones. Hambrientos también. Y todos, cuando llegan a este mundo, engrosan las filas de los seres humanos. ¿Por qué entonces no ir a curarlos o alimentarlos, como un gesto verdadero de respeto a los derechos humanos?
Como escribió en tuiter nuestro Presidente Miguel Díaz-Canel, la colaboración médica cubana es «ejemplo de solidaridad, humanidad y de cooperación noble y legítima entre los países del Sur».
No olviden pagadores y asalariados del mal que nuestros médicos son «esclavos solo del amor por los demás».
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