El patriota panameño, como el cubano José Martí, alertó hace más de siglo y medio sobre las sed imperial de los EE.UU. Hoy es la historia se repite, solo que ya estamos advertidos.
¿Cuántos jóvenes panameños y latinoamericanos conocen este material? y ¿cuántos lo han interiorizado?.
Por Rommel Escarreola Palacios
El Siglo
¿Qué es ser antimperialista para el Dr. Justo Arosemena y cuándo lo planteó?
En su
opúsculo La Cuestión Americana expuso un análisis de la realidad de los pueblos
latinos en el siglo XIX. En ese escrito explicó que la política exterior de los
Estados Unidos se centraba en la usurpación de territorios y en la explotación
de sus recursos naturales. En el escrito anterior ALERTAS ISTMEÑOS, ya
explicado nos referimos a los planes de conquista por medio de los diarios, la
toma del Castillo de Chagres y la imposición de una policía autónoma. Ahora
entramos en su análisis la obra Cuestión Americana donde establece que la
política imperial, ‘puede acabar con el equilibrio de las nacionalidades y las
razas' (p. 15). El mencionado escrito fue redactado en julio de 1856, tres
meses después del Incidente de la Tajada de Sandía el 15 de abril de ese año.
La
exposición del Dr. Arosemena gira en torno a las acciones de Estados Unidos en
Centroamérica. Considera al norte como una sociedad ‘materialista …y será
irresistibles si los pueblos latinos no entran en la cruzada defensiva' (21).
Su conquista empezó con los territorios de Tejas y California. Y agrega
Arosemena lo siguiente: ‘quiere apoderarse de Centroamérica, de todo el Istmo
de Panamá del Ecuador ...y no vacila en deshonrar en medio de cuatro brazos de
Méjico' (p. 23). Y no falta en este periodo, la utilización del filibusterismo
conocidos en la actualidad como mercenarios. El dominio lo ejerció ‘cual hueste
de un moderno Atila' (p.27).
Los
Estados Unidos la ejerció la guerra en Nicaragua donde perpetraron el asesinato
de Corral y de patriotas con la salida imperialista de solicitar el
reconocimiento del gobierno de Walker Ribas. La cual asegura Arosemena
‘adquirida con el derecho criminal del rifle'. Con disimulo los Estados Unidos
mostraron distancias pero al percatarse de la posible derrota de Walker,
asegura Arosemena la política del imperio cambió y desde California reclutan
mercenarios para auxiliar a Walker. Marchan 227 filibusteros en el vapor Sierra
Nevada, y para consagrar la masacre envuelto en dudosos comicios el candidato
Pierce santifica el gobierno espurio de Walker.
Luego de
extender sus dominios Centroamérica y echarle ojo a Cuba, el Dr. Arosemena se
avoca a analizar la Cuestión de Panamá. Y explica que: ‘los yankees han
perpetrado toda especie de atentados en todos sus actos de provocación el más
insolente desprecio por las instituciones, las costumbres, y la raza nacional
del Istmo. Por eso desconocen la autoridad y la raza nacional del istmo. Por
eso desconocen la autoridad nacional, empezando por rechazar el nombre de Colón
que la ley istmeña a la nueva ciudad fundada en la isla de Manzanillo. Por eso
cometieron escándalos en Chagres, fueron tan ruidosos, permanecieron impunes.
Por eso usurparon la administración de justicia e insultaron la soberanía
nacional, con el asesinato ejecutado en Taboga', de acuerdo con el cónsul
portugués, sin respeto alguno por la moral y la ley granadina (p.32).
Frescos
aún los acontecimientos en Centroamérica y pendiente de resolver los sucesos de
la Tajada de Sandía donde los yanquis dispararon contra la población utilizando
cañones exactamente donde hoy se encuentra el mercado del marisco, adyacente a
la plaza cinco de mayo. Exigiendo luego indemnizaciones absurdas.
Incluyendo
el incumplimiento de los Estados Unidos de pagar las contribuciones y con el
agravante que las autoridades le proporcionaran seguridad a sus pasajeros.
Apoyados por el cónsul Ward y para humillarnos crearon un tribunal que
enjuiciaba sin contar con las autoridades panameñas a la pena de muerte.
Ahora el
foco central de Arosemena es la defensa de las imputaciones por el Incidente de
la Tajada de Sandía. El Dr. Arosemena recurre a la documentación oficial y
afirma que ese suceso fue ‘enteramente impremeditado y casual, y todas las
desgracias dependieron del incidente por la violencia de un yankee en una
disputa particular' (p.35). Tal es el caso que exoneraba a los istmeños que la
gendarmería intervino para pacificar la revuelta y que resultaron heridos Obarrio
cuando una bala le traspaso el sombrero.
El
análisis de Arosemena y la dominación de los Estados Unidos son también el
resultado de reflexiones políticos-sociales, y muy especialmente étnicas. La
raza sajona y latina, la primera en busca del dominio y la segunda en defensa
de su identidad. Ahora cabe preguntarse tiene vigencia la denuncias y defensa
de Arosemena. Es positiva en una latinoamericana convulsionada por luchas y
golpes de Estado, con tiranías impuestas desde el Pentágono, tales como las dictaduras
de Somoza, Rafael L. Trujillo, en República dominicana. Y no se debe escapar
Hugo Banzer, Marcos Pérez Jiménez, y en Paraguay Alfredo Strorner y Guillermo
Rodríguez Lara.
Por eso
hay que entender el golpe en la actualidad en Bolivia con su reserva de litio,
gas o la búsqueda del petróleo y el oro. Una vieja táctica con el toque final
de que los indígenas en Bolivia no tienen derecho a construir su destino.
Agrega
Arosemena lo siguiente: ‘quiere apoderarse de Centroamérica, de todo el Istmo de
Panamá del Ecuador ...y no vacila en deshonrar en medio de cuatro brazos de
Méjico'.
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