En marzo de 2020, en los inicios de la pandemia escribí sobre las potencialidades de Cuba para enfrentar lo que se nos venía encima (http://guamaenpanama.blogspot.com/2020/03/cuba-es-el-pais-mejor-preparado-para.html). Enumeré algunas de ellas y luego me atreví a avizorar algunos escenarios a considerar.
En ese entonces señalé:
"No deben descartarse
estallidos sociales (en Cuba) derivados de la agudización de las condiciones
económicas del país o alentados desde el exterior, como usualmente ocurre en
tiempos de crisis; pero es poco probable que ello desestabilice políticamente
la nación".
Sucedió tal cual, en
julio pasado, en la isla. De eso se ha escrito mucho y no voy a detenerme.
Más adelante referí:
El peor escenario sería
una conflagración bélica internacional provocada por el reacomodo de la
geopolítica y la lucha por el posicionamiento del liderazgo mundial de las
grandes potencias.
Desgraciadamente es un
escenario en pleno desarrollo, del que también se escribe mucho por estos días.
Ahora, me detendré en
otro de los escenarios que no se ha dado, pero hay señales de ello. En marzo de
2020 comenté:
"Una aventura
bélica de EE.UU. contra Venezuela también tendría efectos negativos a
considerar"
Resulta que por estos días la prensa istmeña da cuenta de ejercicios militares en el Caribe colombiano de la armada de ese país, adscrito a la OTAN, y fuerzas militares de Francia y Estados Unidos, con un submarino nuclear incluido (https://www.tvn-2.com/mundo/suramerica/Armada-Colombia-maniobras-Francia-Unidos_0_6072892742.html).
¿Qué sentido tiene esto
en medio de tensiones mundiales por el conflicto en Ucrania?
¿Cuál es el peligro en
este lado del mundo para tales maniobras?
Por estos lares lo que
mueve y desestabiliza naciones es la galopante corrupción, el crimen organizado
y el tráfico de drogas, fenómenos sociopolíticos y económicos que no se
combaten con submarinos nucleares.
Es evidente el
propósito de calentar la zona, cuando el mundo se concentra en Ucrania, y
Venezuela se reafirma como el objetivo a destruir, para acabar de una vez, con
un modelo que no cabe en los estándares yanquis.
El gobierno de los
Estados Unidos, vuelve a renovar la decisión de que para ellos Venezuela es una
amenaza a su seguridad nacional, algo que estableció el Nobel Obama y se repite
anualmente, pero que por estos días tiene mayores implicaciones y efectos.
No debe descartarse que
los gringos, pensando que Rusia se empantane en Ucrania, intenten aprovechar la
coyuntura para acabar por la fuerza, cómo único puede ser, con el proceso
Bolivariano y de paso, saldar su histórica cuenta con la Isla redentora que
lleva 63 años atragantada en la garganta de sus planes imperiales.
Ya La Jornada de México avizoró esta situación en su artículo "EU y la OTAN calientan frontera colombo - venezolana". (https://www.jornada.com.mx/notas/2022/02/21/politica/eu-y-la-otan-calientan-frontera-colombo-venezolana/)
El panorama en
Latinoamérica, de retorno de la izquierda, con sus matices, asusta a los que se
creen que este es su patio trasero y es posible intenten una maniobra artera.
Un conflicto en
Venezuela traería consecuencias negativas incalculables para una región ya
devastada por los efectos de la covid19 y años de neoliberalismo salvaje.
América, la nuestra, la
de Bolívar y José Martí, debe mantenerse como una ZONA DE PAZ, tal y como acordaron
sus líderes en la Cumbre de la CELAC en 2014 en La Habana.
Lo que nos queda es
denunciar a tiempo y levantarnos para impedirlo.
Termino como lo hice
aquel 28 de marzo de 2020
"De darse (el
escenario de agresión contra Venezuela), no tendríamos (Cuba) otra opción que
continuar luchando por nuestra independencia y soberanía, de lo contrario
pereceríamos como nación".
"Esperemos que la
racionalidad se imponga"
El Indio,
7 de marzo de 2022
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