“Fidel viaja al futuro, regresa y lo explica”, ha dicho el presidente argelino Abdelaziz Bouteflika en una frase que a algunos pudiera parecer exagerada. Invito a quienes no la compartan a leer esta compilación realizada por Omar Pérez Salomón con el título de Fidel Castro. Soldado de las ideas, en la que Omar recoge las reflexiones expresadas por Fidel acerca de las tecnologías de la información y los medios de comunicación entre 1959 y 2011.
Agradezco a Omar su invitación para prologar este título y el honor de presentarlo en fecha tan entrañable como el cumpleaños 87 de Fidel. Omar ha sido un compañero en las batallas por hacer avanzar proyectos como EcuRed, el primer colaborador que tuve al emprender mi blog La pupila insomne y un hermano ejemplar en cuanta tarea hemos compartido. Es un ingeniero en Telecomunicaciones que ha escrito varios libros sobre la historia de esa rama en Cuba, y también acerca del modo en que este sector ha sufrido las agresiones del gobierno norteamericano contra nuestro país.
Este nuevo libro no está escrito en su mayor parte por Omar, sino por Fidel. Es una compilación que contiene, además de la sistematización de las ideas del Comandante en Jefe de la Revolución cubana sobre los aspectos enunciados, un grupo de referencias a conceptos abordados por éste y una utilísima relación de las fuentes utilizadas. Un trabajo que creo se lo debemos agradecer a Omar todos los fidelistas, en Cuba y en el planeta, que -dicho sea de paso- no somos pocos.
Varias cosas revela de manera muy clara este título. La primera, la capacidad del líder de la Revolución para estar al tanto de los últimos adelantos de las tecnologías relacionadas con la información y las telecomunicaciones; la segunda, su vocación sostenida a través de toda su vida por poner esos avances a disposición de los sectores más humildes de su país y el mundo; y la tercera, la capacidad de elaborar un pensamiento propio, descolonizado y tercermundista, acerca de estos temas, que pone en el centro de su utilización al ser humano y su liberación de las ataduras que le impone la dominación de clases. Es también un desmontaje de la falacia de la libertad de prensa, garantizada sólo para aquellos que son dueños de una como escribió el periodista norteamericano A. J. Liebling en la revista The New Yorker, citado antier en el diario mexicano La Jornada por David Brooks en un comentario sobre la reciente adquisición del Washington Post por el propietario de Amazon.
Fidel. Soldado de las ideas es, consecuentemente, un recorrido por la historia de la Revolución cubana, que comienza con la nacionalización de la Compañía Teléfónica, hasta entonces propiedad norteamericana, y abarca todo el esfuerzo por el desarrollo del país frente al bloqueo y las agresiones de Estados Unidos que, como explica Omar, permitió llevar el peso relativo del servicio teléfonico, entonces con un 50% de las líneas en la capital, al proporcionado 27% de hoy. Un dato de interés para los que pretenden hacernos creer que la penetración norteamericana fue sinónimo de desarrollo de las telecomunicaciones en Cuba. Fidel -como aparece en el libro- recordaba en marzo de 1959 que el trust telefónico yanqui no tuvo inconveniente en decir “¡Gracias Batista!” en coincidencia con la más sangrienta matanza de revolucionarios en La Habana, realizada por la dictadura con posterioridad al 13 de marzo de 1957. Una vocación por el golpismo, la tortura y la sangre entre las empresas de telecomunicaciones yanquis que brillaría después en el conocido rol de la ITT en el golpe contra el gobierno constitucional de Salvador Allende en Chile.
La capacidad de Fidel de adelantarse al futuro, apreciable en este libro, va desde proyectar el uso de la televisión con fines educativos en fecha tan temprana como 1961, la introducción de computadoras en la zafra azucarera en 1969, hasta decir en 1977 -cuando muy pocos hablaban de ello- que gracias a las comunicaciones el mundo llegaría a ser como una sola familia, ya en 1985 referirse al desarrollo de la fibra óptica, o hace más de veinte años denunciar los programas de espionaje de las telecomunicaciones de los que tanto se comenta por estos días; aunque es -sin dudas- en la introducción de los recursos de las TIC al servicio de la educación, la cultura y la salud del pueblo donde se revela su pasión mayor hasta el dominio de los detalles.
Aún para quienes no suscriban las ideas de Fidel, este libro es un instrumento informativo de gran utilidad. Aquí está su documentada investigación sobre el dossier Farewell, que provocó el primer caso conocido de ciberguerra, ejecutado contra la URSS a mediados de los años 80 del siglo pasado; su seguimiento al desarrollo de Internet y su temprana preocupación por el acceso a esos recursos de los más desfavorecidos; porque “ese brillante mundo de intercambio de conocimiento e imágenes sigue siendo vedado para nuestros países”, decía en 1995, además de en otro momento preguntarse qué habría hecho el Che con el acceso a esas tecnologías para utilizarlas en beneficio del pueblo.
La vocación por el conocimiento y en especial sus sistemáticas alusiones a las posibilidades que ofrece Internet para acceder a él desmienten las sistemáticas campañas que intentan presentarlo como un enemigo de la red de redes o de la libertad de expresión. Fidel rebate el concepto de “libertad de expresión” entendido como propiedad privada sobre los medios de divulgación masiva; “en nuestro concepto, los periódicos y los medios masivos de divulgación pertenecen al pueblo. Y debe existir la más amplia libertad para que el pueblo utilice esos medios a favor de los intereses de su causa, en la crítica dura de todo lo que está mal hecho”, responde en una conferencia de prensa en Jamaica.
La información, el conocimiento, la ciencia y la tecnología son en su visión del mundo, una herramienta liberadora, como constituyen -en manos del capitalismo- instrumentos para crear -a través de la publicidad y la manipulación mediática- lo que describe como “reflejos condicionados”.
Reunido con maestros y pedagogos de América Latina en 1990, Fidel expresaba que “la independencia depende de la tecnología, depende de la ciencia en el mundo de hoy”; este libro es una prueba de cuánto ha luchado con esos instrumentos para convertir a Cuba en el país más libre del planeta y cuáles son sus ideas al respecto.
El cineasta Sidney Pollack dijo alguna vez que Fidel ha empujado el mundo hacia donde él cree que debe ir. Acabamos de tener una prueba en lo que afirmaron los jefes de estado o gobierno que visitaron nuestro país por el 60 aniversario del Moncada, pero basta mirar hoy lo que sucede en Latinoamérica, o la historia de África en la segunda mitad del siglo XX, para comprender la certeza de esas palabras y pienso que Fidel. Soldado de las ideas ayuda a valorar mejor la enorme fuerza ética y la brillantez intelectual que lo han hecho posible.
Gracias a Omar por ofrecernos un libro como este y gracias eternas a Fidel, viajero del futuro, con quien tenemos el privilegio de compartir la extraordinaria epopeya por la justicia, la independencia y el conocimiento que es la Revolución cubana.
*Palabras en la presentación del libro Fidel. Soldado de las ideas, de Omar Pérez Salomón. Salón de Mayo del Pabellón Cuba en La Habana, 13 de agosto de 2013. (publicado en CubAhora)
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Este nuevo libro no está escrito en su mayor parte por Omar, sino por Fidel. Es una compilación que contiene, además de la sistematización de las ideas del Comandante en Jefe de la Revolución cubana sobre los aspectos enunciados, un grupo de referencias a conceptos abordados por éste y una utilísima relación de las fuentes utilizadas. Un trabajo que creo se lo debemos agradecer a Omar todos los fidelistas, en Cuba y en el planeta, que -dicho sea de paso- no somos pocos.
Varias cosas revela de manera muy clara este título. La primera, la capacidad del líder de la Revolución para estar al tanto de los últimos adelantos de las tecnologías relacionadas con la información y las telecomunicaciones; la segunda, su vocación sostenida a través de toda su vida por poner esos avances a disposición de los sectores más humildes de su país y el mundo; y la tercera, la capacidad de elaborar un pensamiento propio, descolonizado y tercermundista, acerca de estos temas, que pone en el centro de su utilización al ser humano y su liberación de las ataduras que le impone la dominación de clases. Es también un desmontaje de la falacia de la libertad de prensa, garantizada sólo para aquellos que son dueños de una como escribió el periodista norteamericano A. J. Liebling en la revista The New Yorker, citado antier en el diario mexicano La Jornada por David Brooks en un comentario sobre la reciente adquisición del Washington Post por el propietario de Amazon.
Fidel. Soldado de las ideas es, consecuentemente, un recorrido por la historia de la Revolución cubana, que comienza con la nacionalización de la Compañía Teléfónica, hasta entonces propiedad norteamericana, y abarca todo el esfuerzo por el desarrollo del país frente al bloqueo y las agresiones de Estados Unidos que, como explica Omar, permitió llevar el peso relativo del servicio teléfonico, entonces con un 50% de las líneas en la capital, al proporcionado 27% de hoy. Un dato de interés para los que pretenden hacernos creer que la penetración norteamericana fue sinónimo de desarrollo de las telecomunicaciones en Cuba. Fidel -como aparece en el libro- recordaba en marzo de 1959 que el trust telefónico yanqui no tuvo inconveniente en decir “¡Gracias Batista!” en coincidencia con la más sangrienta matanza de revolucionarios en La Habana, realizada por la dictadura con posterioridad al 13 de marzo de 1957. Una vocación por el golpismo, la tortura y la sangre entre las empresas de telecomunicaciones yanquis que brillaría después en el conocido rol de la ITT en el golpe contra el gobierno constitucional de Salvador Allende en Chile.
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Aún para quienes no suscriban las ideas de Fidel, este libro es un instrumento informativo de gran utilidad. Aquí está su documentada investigación sobre el dossier Farewell, que provocó el primer caso conocido de ciberguerra, ejecutado contra la URSS a mediados de los años 80 del siglo pasado; su seguimiento al desarrollo de Internet y su temprana preocupación por el acceso a esos recursos de los más desfavorecidos; porque “ese brillante mundo de intercambio de conocimiento e imágenes sigue siendo vedado para nuestros países”, decía en 1995, además de en otro momento preguntarse qué habría hecho el Che con el acceso a esas tecnologías para utilizarlas en beneficio del pueblo.
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