Conocedores de la demanda en Hollywood, no son pocos los que en España han atribuido a Ángel Carromero ser la versión española, en tiempo de humor, del célebre agente 007, James Bond. El personaje más divertido de la política española en los dos últimos años ha inspirado numerosos chistes y caricaturas, él mismo confesó al diario El Mundo que debe disfrazarse para evitar burlas e insultos al viajar en metro, algo a lo que supongo está obligado porque ya se sabe que por su temerario comportamiento al volante no es muy recomendable que conduzca ni una bicicleta.
Ángel Carromero, encontrado responsable de la muerte de dos personas en un accidente de tránsito que protagonizó como conductor en el oriente cubano, dijo una cosa en el juicio en Cuba -ante la prensa extranjera, abogados privados y diplomáticos españoles- y otra -bien distinta- al llegar a España, después de ver a la señora Esperanza Aguirre, ex alcaldesa de Madrid obsesionada con el derrocamiento del gobierno cubano. Peritos, testigos y fotos que vio el mundo demostraron el exceso de velocidad. Está también la defensa trasera intacta del auto que nadie golpeó por detrás como insiste en decir el James Bond peninsular y, para colmo, su acompañante sueco ha afirmado que dormía mientras -según Carromero- los acosaba un auto de la policía cubana al que atribuyó un color al ser entrevistado para The Washington Post y otro al hablar para El mundo.
Enviado de regreso a su país en cumplimiento de un acuerdo preexistente entre Cuba y España que permite la extinción de condenas en el país de origen de los reos, y colocado en libertad condicional por las autoridades penitenciarias españolas, Ángel Carromero acaba de presentar un libro en Madrid con el cinematográfico nombre de Muerte bajo sospecha. El político enviado a Cuba para financiar y organizar “opositores” cuenta allí la historia ¿escrita por él? que ningún tribunal español ha podido creerle y a la que en el mejor estilo de Scherezada le añade capítulos para mantener con vida las prebendas que le regalan sus patrocinadores del Partido Popular que ya lo han designado para un puesto superior al que ostentaba antes de viajar a la Isla con su misión secreta.
Es la comedia interminable que le encantaría protagonizar a Leslie Nielsen. Mientras tanto, el drama está en las calles de España, donde las cargas policiales contra estudiantes, desempleados y trabajadores piden a los Carromeros que allí gobiernan un mínimo de justicia. (Publicado en CubAhora)
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