
Tomado de La pupila insomne
Un amigo mío está muy entusiasmado con la más reciente noticia procedente de Estados Unidos sobre Cuba. “En cualquier momento las televisiones de Cuba y EE.UU. interrumpen su programación y anuncian que el Air Force One aterrizó en La Habana con el Vicepresidente Joe Biden a bordo para iniciar conversaciones con el gobierno cubano”, me dice provocándome una gran carcajada.
Obviamente,
mi amigo no se refería a la inclusión de Cuba en otra de las listas que
utiliza el Departamento de Estado para justificar su política de asedio
contra la Isla. La última de estas evaluaciones está dedicada a la trata
de personas que, como también ocurrió con la de estados patrocinadores
del terrorismo, da más argumentos para felicitar a Cuba que para
condenarla, pero Washington se esfuerza en hacer el ridículo en un tema
en el que el país del Norte es líder negativo del planeta.
No caben dudas de que si EE.UU.
hiciera una lista acusando a otros gobiernos de tratar con
extraterrestres, también allí estaría Cuba aunque esta no tenga bases
aeroespaciales ni satélites propios.
Pero volvamos a mi amigo. Él basaba su
entusiasmo en las muy difundidas declaraciones del portavoz del Consejo
de Seguridad Nacional, Patrick Ventrell, quien confirmó y trató de dar
otro contenido a lo que poco antes había dicho el semanario uruguayo Búsqueda, según el cual, en la cumbre del Grupo de los 77 más China, efectuada en Bolivia la pasada semana, el presidente de Uruguay, José Mujica, habría entregado “un mensaje conciliador” de Barack Obama al presidente cubano Raúl Castro.
Ventrell declaró que Obama pidió a Mujica
“que use su considerable credibilidad como líder regional para impulsar
reformas políticas y económicas en Cuba, notando que esas medidas
serían muy bien recibidas por E.E.UU. y otros integrantes de la
comunidad internacional”. El portavoz del Consejo de Seguridad Nacional
agregó que el “contratista” de la Agencia de Estados Unidos para la
Ayuda al Desarrollo (USAID), preso en la Isla por delitos contra la
seguridad del estado cubano, Alan Gross, “representa un
obstáculo significativo para una más constructiva relación bilateral, y
obtener su liberación permanece [como] una prioridad”.
A juzgar por las declaraciones de
Ventrell, el gobierno de Estados Unidos ve en Mujica un procónsul para
presionar a Cuba sin modificar un ápice su política injerencista. Es
todo lo contrario de lo que afirmó el presidente uruguayo al terminar su
reunión con Obama el pasado 12 de mayo: “yo defiendo todos los
intereses de la barra a la cual pertenezco”. Como parte de esa
barra, Mujica jamás ha mencionado el nombre de Gross, pero sí reveló
entonces que en su encuentro con Obama trató la situación de los tres
cubanos que permanecen en cárceles estadounidenses por monitorear las
actividades terroristas que grupos extremistas radicados en Miami
organizan contra Cuba, y declaró: “[Obama] no me pide [nada], porque él
tiene la inteligencia de no pedir lo que no le van a dar”.
“Habrá que trabajar mucho. Creo que este
gobierno es el más maduro para mejorar las relaciones con Cuba. Pero
hasta aquí llega lo que le puedo decir”, fue otra de las afirmaciones
que hizo Mujica al salir de la Casa Blanca.
La publicación uruguaya dijo -citando
fuentes oficiales de ese país- que el presidente Mujica habría
transmitido en la Cumbre del Grupo de los 77 la disposición
estadounidense a “un acuerdo” con Cuba para, entre otros asuntos,
levantar el bloqueo que Washington impone a la Isla desde hace más de
medio siglo. Asombrosamente, el semanario de Montevideo dio como
revelación -y la prensa internacional lo replicó- algo que está en todos
los pronunciamientos de los principales dirigentes cubanos sobre el
tema desde 1959: el gobierno de Cuba es “favorable” a la distensión
entre La Habana y Washington, con la “condición” de que no haya
“imposiciones” del gobierno estadounidense.
En cuanto a lo dicho por Ventrell, no es
creíble que el gobierno uruguayo haya considerado “conciliador” un
mensaje injerencista y una misión servil a Wahington como la que quieren
atribuirle las declaraciones del portavoz del consejo de Seguridad
Nacional. .
Si se hace un recuento de lo sucedido
entre Cuba y Estados Unidos en lo que va de año se aprecia cómo las
circunstancias han ido madurando al gobierno de Barack Obama para un
cambio en su política hacia la Isla, al extremo que de tan maduro se cae
ahora de la mata con las declaraciones de Ventrell, reiterando lo que
Obama lleva repitiendo desde que llegó a la presidencia. Repasemos cómo
ha sido percibida, en el primer semestre de 2014, la política hacia Cuba
en EE.UU., además de por “otros integrantes de la comunidad internacional”:
- La Cumbre de la Comunidad de Estados de Lationoamérica y el Caribe (CELAC), celebrada en La Habana, condenó de manera unánime el bloqueo,
- La Unión Europea propone a Cuba iniciar conversaciones con vistas a un Acuerdo de Diálogo Político y de Cooperación, dejando atrás la llamada Posición común, impuesta por Washington en tiempos de José María Aznar.
- Una encuesta de Atlantic Council, una prominente institución de investigación de Washington, arrojó que 56% de los estadounidenses favorecen el cambio de la política hacia Cuba, mayoría que sube a 63 por ciento entre los adultos de la Florida y a 62 por ciento nacionalmente entre los latinos. Aunque el apoyo es más fuerte entre demócratas e independientes, la encuesta arrojó que 52 por ciento de los republicanos también favorecen la normalización de las relaciones.
- La agencia de noticias Associated Press (AP), la más importante de Estados Unidos, provocó un escándalo al publicar una investigación sobre un programa conocido como ZunZuneo financiado por la USAID. ZunZuneo -también conocido como “Twitter cubano”- creó una red de usuarios en Cuba a través de telefonía móvil con el objetivo de provocar una situación como las llamadas “primaveras árabes” en la Isla.
- Tras las revelaciones sobre ZunZuneo, salieron a la luz otros programas similares contra Cuba como Piramideo y Commotion -revelado por The New York Times- que la USAID ensayó en Túnez, y la revista Newsweek divulgó el intento de utilizar de la comunidad masónica cubana en la estrategia estadounidense de “cambio de régimen”.
- Al saber de las operaciones de la USAID y su continuación con posterioridad a su detención, Alan Gross se declaró en huelga de hambre varios días y tanto él como su esposa urgieron al Presidente Obama a iniciar negociaciones con el gobierno cubano para su liberación, algo que retomaron cuatro congresistas estadounideneses de visita en Cuba a inicios de mayo. El gobierno cubano ha declarado reiteradamente su disposición a un acuerdo humanitario que permita la liberación de Gross y dé solución al caso de los tres prisioneros cubanos en EE.UU.
- La captura el 26 de abril por autoridades cubanas de cuatro enviados desde Miami para ejecutar acciones terroristas en Cuba demostró que las actividades que realizaban los tres cubanos aún prisioneros en Estados Unidos están plenamente justificadas.
- El candidato a gobernador de la Florida, Charlie Christ, anunció que se opone al bloqueo y que viajará a La Habana.
- Visitó La Habana el presidente de la Cámara de Comercio de Estados Unidos, Thomas Donahue, y declaró que es hora de cambiar la política de su país hacia Cuba.
- Cuarenta personalidades de la política y la economía de Estados Unidos enviaron una carta a Barack Obama donde piden un cambio en la política hacia Cuba para lograr los mismos objetivos por otra vía.
- El acuerdo del gobierno de Estados Unidos con el Talibán para liberar un soldado estadounidense a cambio de cinco sospechosos de terrorismo encarcelados en el campo de torturas que gestiona Washington en la base naval de Guantánamo volvió a desatar el reclamo de un caje de los tres antiterroristas cubanos por el “contratista” de la USAID condenado en Cuba.
- La ex Secretaria de Estado Hillary Clinton reveló en sus memorias que recomendó a Obama eliminar el bloqueo.
- Una nueva encuesta de la Universidad Internacional de la Florida volvió a señalar que la mayoría de los cubanos en Miami desea la normalización de las relaciones con Cuba.
- La Asamblea General de la OEA, efectuada en Asunción, Paraguay, escenifica una verdadera rebelión contra EE.UU. La mayoría de los países se declararon a favor de la presencia de Cuba en la próxima Cumbre de las Américas y una buena parte asegura que no asistirá si la nación caribeña vuelve a ser exluída.
Después de conocer todo esto y sabiendo que José Mujica no es un procónsul de EE.UU.
sino un amigo de la Revolución cubana, no hay que ser muy agudo para
percatarse de que el señor Ventrell ha salido a controlar daños y calmar
a la gradería ante la repercusión de lo publicado en Uruguay.
Es obvio que hubo algo que no se ha hecho
público de la reunión del 12 de mayo porque el presidente uruguayo dijo
entonces: “hasta aquí llega lo que le puedo decir”. Sin embargo, no hay
que tener mucho sentido crítico ni ser un experto en política para
saber que si Obama envió un mensaje al presidente cubano, Mujica no va a
tardar un mes y medio en transmitirlo, existiendo líneas aéreas,
mensajes cifrados y embajadas en Montevideo y La Habana. A pesar de
ello, cualquier cosa parece estar más cerca de la lógica que lo afirmado
por Mr. Ventrell al repetir como un loro lo que llevamos escuchando
hace más de cinco décadas.
Lo interesante de todo esto es la
confirmación de que el gobierno estadounidense sólo modificará su
política hacia Cuba bajo una enorme presión, tanto interna como
internacional. Obama sigue más preocupado por no molestar a los
políticos extremistas de Miami que por escuchar a América Latina, a la
mayoría de los cubanoamericanos, a los aliados de Estados Unidos en
Europa y a sectores influyentes de su propia opinión pública.
Mientras, en La Habana no esperamos a
Biden pero sí a los tres héroes antiterroristas que quedan presos en
Estados Unidos y por los que Mujica intercedió ante Obama. Lejos de
hacernos ilusiones, es el momento de redoblar la lucha.
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