El 30 de junio, los Departamentos del
Tesoro y de Justicia de los Estados Unidos y el estado de Nueva York
impusieron una multa récord de 8 mil 970 millones de dólares al banco
francés BNP Paribas, por no acatar los regímenes de sanciones
unilaterales del gobierno norteamericano contra diversos países. En el
caso específico de Cuba, se acusa a esta institución bancaria, según el
Fiscal General de Estados Unidos, Eric Holder, de haber “procesado miles
de transacciones con entidades cubanas, que totalizan más de mil 700
millones de dólares”.
Esta multa, que constituye la mayor
impuesta en toda la historia por el Gobierno de Estados Unidos por
violaciones del bloqueo contra Cuba y de las sanciones vigentes contra
terceros países, violenta las normas del Derecho Internacional y
califica como una aplicación extraterritorial e ilegal de la legislación
norteamericana contra una entidad extranjera.
En momentos en que se negocia un Acuerdo
de Libre Comercio entre Estados Unidos y la Unión Europea, cabe
preguntarse si esta es la forma en que el gobierno norteamericano
continuará tratando a sus aliados, y qué utilidad tienen los reglamentos
y leyes antídoto europeos si no se aplican para proteger la soberanía y
los intereses nacionales y de las entidades afectadas ante tales
arbitrariedades.
BNP Paribas se une a la larga lista de
entidades financieras, comerciales, económicas y de otro tipo,
norteamericanas y extranjeras, que han sido objeto de medidas punitivas,
en el contexto del recrudecimiento del bloqueo y, en especial, de la
persecución financiera contra Cuba.
Con esta nueva multa, el gobierno del
presidente Obama supera a todos sus predecesores, al acumular
penalidades contra decenas de entidades que sobrepasan los 11 mil
millones de dólares, aplicadas al amparo de los diversos regímenes de
sanciones.
Una vez más, el Gobierno de
Estados Unidos hace caso omiso al abrumador rechazo internacional a esta
política criminal y fallida contra nuestra nación. Con
acciones como esta ignora, además, los crecientes reclamos de distintos
sectores de la sociedad norteamericana a favor de un cambio esencial en
la política hacia Cuba.
El Ministerio de Relaciones Exteriores
denuncia este atropello contra la soberanía de los Estados, las normas
de libre comercio y del Derecho Internacional.
La Habana, 2 de julio de 2014
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