Quiero creer que el pueblo estadounidense no está de acuerdo con tales delirios, pues aquella nación también está conformada por trabajadores honestos, disciplinados, esforzados y amantes de la justicia y de la convivencia pacífica entre las naciones, con base en los principios de igualdad entre los pueblos y de respeto a su soberanía. Pero Obama parece desconocer estos principios y basta que un pueblo defienda lo que es suyo y proteja abiertamente su autodeterminación, para que el primer magistrado en cuestión entre en cólera y profiera una serie de amenazas. Venezuela es dueña de las mayores reservas de petróleo probadas del mundo, con 297.000 millones de barriles. ¿Esto apetecen Obama y los representantes de los sectores de poder de EE.UU.? ¿O es que tal vez lo enfureció la decisión del pueblo venezolano por defender su integridad y su soberanía?
Interviniendo de la manera más descarada en los asuntos internos de Venezuela, Obama dice que aplicará diferentes sanciones a siete funcionarios del Gobierno de Venezuela. “La orden es bloquear las propiedades y los intereses de las personas mencionadas (…) y bloquearía la propiedad y los intereses de cualquier persona considerada (…) ser responsable por/o en complicidad de dar la orden, controlar o de otra manera dirigir, o haber participado en, directa o indirectamente, cualquiera de los siguientes casos en relación a Venezuela”, y enseguida señala “actos que constituyen un abuso o violación seria de derechos humanos, incluyendo contra personas involucradas en protestas antigubernamentales en Venezuela desde febrero de 2014; acciones que prohíben, limitan o penalizan el ejercicio de la libertad de expresión o de asamblea pacífica; o corrupción pública por funcionarios de alto rango del Gobierno de Venezuela”.
¿Qué pasó? ¿Es que de repente la patria de nuestro héroe Simón Bolívar y Hugo Chávez dejó de ser libre y soberana, para adquirir un estatus de colonia de EE.UU.? Por lo pronto, la Unasur, el pasado sábado 14 de marzo, rechazó la injerencia del Gobierno de Estados Unidos y le exige derogar el decreto ley que califica a Venezuela como una “amenaza inusual y extraordinaria para Estados Unidos”.
Además, reitera el llamado al Gobierno de Estados Unidos de América para que evalúe y ponga en práctica alternativas de diálogo con el Gobierno de Venezuela, bajo los principios de respeto a la soberanía y autodeterminación de los pueblos.
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