Por Arthur González
La campaña mediática contra Cuba se incrementa con total impunidad, hay mucho dinero para eso y no puede bajarse la guardia, debe mantenerse presente diariamente en Internet y en las redes sociales. El objetivo: conformar una matriz de opinión fuerte en la mente de los lectores de que el gobierno cubano viola los derechos humanos.
Esta es la indicación de la CIA a sus asalariados en Miami y en Cuba. Hay que impedir a toda costa y costo que el gobierno norteamericano permita libremente los viajes de sus ciudadanos a Cuba, de lo contrario quedarían al descubierto las mentiras permanentes con las que engañan al pueblo de Estados Unidos.
Desde que inició el año 2014 un elevado número de senadores, representantes y comerciantes norteamericanos visitaron la isla, observaron directamente la realidad cubana y a su regreso a Estados Unidos exigieron un cambio de política, al percatarse de las incongruencias arcaicas que aún prevalecen desde la época del presidente Eisenhower y su entonces director de la CIA Allan Dulles.
Basado en esa línea de trabajo ahora se observan un cúmulo mayor de noticias falsas y tergiversadas, como las que trasmite la inculta y grosera Berta Soler, presidenta de las Damas de Blanco, referente a cifras espeluznantes de detenciones inexistentes, informadas el 12 de marzo por el sitio creado con dinero de la CIA Hablemos Press, el que publicó la tremendísima ficción de que fueron “detenidas” cincuenta y nueve Damas de Blanco sin orden de arresto, con la malsana intención de fabricar una imagen de “represión y violaciones” de los derechos humanas en Cuba.
Cuando Grecia, España o los propios Estados Unidos, reprimen brutalmente manifestaciones de protestas pacíficas de cientos de miles de trabajadores y estudiantes, no hay una solo letra que traslade el mismo mensaje que hacen contra Cuba. Esas represiones no son consideradas violaciones de los derechos humanos, los arrestos son solamente traslados a las estaciones de policía y de eso ni se comenta una palabra.
El centenar de agencias de prensa extranjeras acreditadas en La Habana, jamás han podido reportar una actividad represiva de la policía cubana, la cual no usa cascos, escudos, chalecos ni carros lanza chorros de agua, por la sencilla razón que no existen manifestaciones populares contra el sistema.
La únicas manifestaciones que se ven en Cuba son las de apoyo a la Revolución socialista, que causan rabia y dolor entre los integrantes de la mafia anticubana de Miami, los que hace medio siglo tratan de cambiar el rumbo del país que dejaron “temporalmente”, con la ilusión de que los marines yanquis volvieran a invadir la isla.
Las llamadas Damas de Blanco hace un quinquenio caminan libremente cada domingo por la 5ta Avenida, en busca de una represión que no han tenido. Desde Estados Unidos las orientaron a seleccionar la iglesia de Santa Rita de Casia, en el barrio de Miramar con toda intención, por ser el lugar de residencia del cuerpo diplomático; ninguna de ella reside en esa zona, es sencillamente parte de un plan diseñado con fines mediáticos.
La inculta y grosera Berta Soler reside en el Este de La Habana, incluso se ve obligada a cruzar la bahía habanera y transportarse a una gran distancia para sus provocaciones dominicales, por eso recibe un alto salario y abastecimiento material suficiente.
Lo demás son cuentos de terror y misterio fabricados desde el exterior, como parte de las acciones subversivas para mantenerse entre las noticias de la prensa contrarrevolucionaria.
Quien dude de esto, puede darse un salto a La Habana y comprobarlo, pues como dice el refrán popular: Ver para creer.
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