El yemení Moath al-Alwi, que desde 2002 permanece detenido en Guantánamo, describe en una carta el tratamiento humillante y cruel que sufren los prisioneros en respuesta a sus huelgas de hambre.
“Escribo esta carta como escribí la última, entre ataques de vómitos violentos y dolores agudos en mi estómago causados por la sesión de alimentación forzosa de esta mañana”. Así arranca la carta del preso al-Alwi, escrita con el objetivo de llamar atención sobre las huelgas de hambre y que ha sido publicada en la página web de la cadena ‘Aljazeera’. Según el reo, este tipo de misiva es “la única voz pacífica de protesta” con la que cuentan los presos.
El recluso describe cómo el coronel Bogdan, el alcaide de Guantánamo, “ha ordenado registros en la ingle humillantes” y practica confiscaciones de objetos personales como cepillos de dientes o barras de jabón en represalia por los intentos de protesta. Según el autor de la carta, “una huelga de hambre pacifica automáticamente coloca al preso en “régimen disciplinario”, lo que implica varios castigos como el confinamiento solitario o alimentación forzosa.
Los que reciben el segundo castigo tienen que llevar una mascarilla en la cabeza, con la que pretende proteger la ropa de los guardas de los vómitos de los castigados. “Aprietan la máscara y la presionan empujándola a la cara. Casi me ahogo porque estoy vomitando dentro de la mascarilla y no puedo respirar”, relata.
“Menos los que están encarcelados conmigo, nadie puede realmente hacerse a la idea de cómo sufrimos”, declara al-Alwi en la carta. Según el recluso, 21 prisioneros actualmente se encuentran en huelga de hambre y 16 de ellos son sometidos a alimentación forzosa, si bien -escribe- “el Gobierno de EE.UU. no quiere que el pueblo americano sepa que todavía estamos en huelga”.
La cárcel de Guantánamo se halla desde hace tiempo en el punto de mira de varias organizaciones de defensa de los derechos humanos, que acusan al Gobierno estadounidense de torturar tanto física como psicológicamente a los reos.
El recluso describe cómo el coronel Bogdan, el alcaide de Guantánamo, “ha ordenado registros en la ingle humillantes” y practica confiscaciones de objetos personales como cepillos de dientes o barras de jabón en represalia por los intentos de protesta. Según el autor de la carta, “una huelga de hambre pacifica automáticamente coloca al preso en “régimen disciplinario”, lo que implica varios castigos como el confinamiento solitario o alimentación forzosa.
Los que reciben el segundo castigo tienen que llevar una mascarilla en la cabeza, con la que pretende proteger la ropa de los guardas de los vómitos de los castigados. “Aprietan la máscara y la presionan empujándola a la cara. Casi me ahogo porque estoy vomitando dentro de la mascarilla y no puedo respirar”, relata.
“Menos los que están encarcelados conmigo, nadie puede realmente hacerse a la idea de cómo sufrimos”, declara al-Alwi en la carta. Según el recluso, 21 prisioneros actualmente se encuentran en huelga de hambre y 16 de ellos son sometidos a alimentación forzosa, si bien -escribe- “el Gobierno de EE.UU. no quiere que el pueblo americano sepa que todavía estamos en huelga”.
La cárcel de Guantánamo se halla desde hace tiempo en el punto de mira de varias organizaciones de defensa de los derechos humanos, que acusan al Gobierno estadounidense de torturar tanto física como psicológicamente a los reos.
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