Pues hablando, permitiendo la pluralidad de lenguajes, de voces, de
historias, de proyectos, leyendo sobre ellos y también promoviéndolos,
siendo representantes de nosotras y nosotros mismos.
Sursiendo hilos sueltos
Alguna vez ya empezamos diciendo que Internet no es neutral. Como tampoco lo son las tecnologías en general. No lo es para el software, para las redes sociales… ni para el activismo.Montse Boix menciona que “hay
mucha gente que se dedica a la tecnología pero hay poca gente,
desgraciadamente, que suma la tecnología a lo social y entonces hay
todavía menos gente que suma la tecnología a lo social y a lo
feminista”. Yese es un gran desafío.
A la hora de definirlo, resume el
ciberfemismo en “hacer activismo feminista en la red”. La intención no
es solo aumentar el número de mujeres en línea, sino que la inclusión se dé desde un claro enfoque político feminista.
Hay una larga historia de avances para hackear el patriarcado “Las
cyberfeministas han entendido ya la importancia de aunar esfuerzos en
la educación tecnológica como un punto crucial para las mujeres. Pero esta educación necesita ser contextualizada dentro de un análisis crítico feminista y un discurso sobre las mujeres, Netcultura y política, y la economía del trabajo pancapitalista.”
El software libre, por ejemplo, tiene una perspectiva política emancipadora y se para desde el lugar de las libertades. Sin embargo, respecto al tema de género, los espacios siguen siendo muy reticentes a pensarse cuestionando al patriarcado. En Incorporar la mirada de género al Software Libre, un reto para la democratización de la tecnología se
asegura que “El movimiento feminista ha apostado históricamente por
compartir el conocimiento y desde el feminismo se ha denunciado sistemáticamentela
utilización del conocimiento para excluir a los otros, una estrategia
utilizada históricamente en el desarrollo de la tecnología, escrito en
masculino.”
Incluso en lugares físicos, como los hackerspaces, “no
necesariamente resultan ser espacios donde cada quien se sienta a salvo
y segura/o para hackear, aprender, socializar o experimentar”. Ante ello la propuesta es que los espacios seguros deben estar basados en valores comunes que permitandejar florecer y empoderar a cada uno y cada una a
la vez que se crea comunidad. Por empezar lo más importante es ocupar
el espacio. Claro que no ocuparlo de cualquier modo, pero si ni siquiera
estamos ahí, difícil será repensar los cómos que siguen.
Poner una clave de género a las tecnologías no solo implica saber si las mujeres
están presentes en ellas sino también analizar sus productos,
contenidos y relaciones, visibilizar la discriminación, poner en
evidencia“la importancia social, económica y política que tiene nuestra elección tecnológica”.
Del acceso y la participación
La poca inclusión en este tipo de temas no tiene tanto que ver con los propios (ds)intereses de las mujeres sino con que el reparto de otras tareas (fundamentalmente de cuidados) aún recae sobre nosotras y aún existe una situación de multidiscriminación (por
razones de género, geografías, edad, economía, lingüísticas, etc). No
hay tiempo para experimentar, conocer, compartir, desarrollar… Las
posibilidades de elección suelen ser mucho menores y, sobre todo, no hay
demasiado lugar al ensayo/error. No hay tiempo.
Por eso este tema
supone indagar en los procesos de acceso e inmersión tecnosocial que contemplan aspectos tecnológicos y sociales como las motivaciones, los factores facilitadores, las condiciones de uso, desarrollo y participación de las mujeres en el ámbito de las tecnologías e incluso, los mecanismos de autoinclusión que desarrollan las mujeres para autoincluirse e ir modificando, a su vez, las TIC.
La distancia que hay en el acceso a la tecnología sigue estando presente. Pero el acceso no solo depende del hardware disponible (los
teléfonos móviles han dado un acortamiento fundamental en este
sentido). El acceso tiene también que ver con el tipo de información
disponible, en qué formatos, en qué idiomas, también con una cultura
digital, con una educación digital. Como dicen en Aportes feministas para pensar las tecnologías: el caso de OLPC y SugarLabs en Colombia nos
interesa la “búsqueda por deconstruir el imaginario de que las mujeres y
la tecnología (en general) no son compatibles (…) es notorio que
aquellos proyectos y desarrollos de TIC que se encuentran directamente asociados con procesos de intervención social de
carácter educativo, por ejemplo, son de mayor interés para las
mujeres”. En el mismo informe se señala que para la implementación y
éxito del plan una laptop por chico tuvo especial interés la participación de mujeres dentro de las comunidades de software libre locales.
En este mismo artículo se analiza a
profundidad todo el proceso de implementación del proyecto (vale la pena
leerlo completo) y se señala que “la crítica feminista a la tecnología apuntará no solo a evidenciar lo que ocurre con hombres y mujeres en el territorio de las TIC,
sino a reconfigurar este territorio en sí mismo, justamente desde esas
premisas de parcialidad, heterogeneidad y contingencia.”
Además de eso, están los prejuicios
(auto)impuestos. Las tecnologías son para las personas. Por tanto el “yo
no se mucho de eso” se termina con la simple determinación de aprender.
Una vez allí necesitamosinformar e informarnos, expresar opiniones, conectar, hacer nexos, entretejernos, enseñar, visibilizar, apoyar, hacer ruido (como con los Memes feministas,
un proyecto que nació casi sin querer y que tiene un alcance enorme:
usa uno de los formatos más utilizados en redes sociales pero con un
lenguaje provocador) y un largo etcétera. El hecho de permitirnos hacer
pública nuestra curiosidad, cuestionar la autoridad y los estereotipos a
la vez que compartir los resultados con la comunidad que
nos rodea podrían ser mecanismos eficaces para ayudar a reducir el
patriarcado e incluso otras relaciones económicas y sociales desequilibradas.
En las calles de las ciudades y las avenidas de la información necesitamos estar alertas al MACHISMO pero también a los micromachismos,
esos comportamientos sutiles de dominación casi “sin que se note”
abundan. En principio, creemos que para combatirlos hacia afuera hay que
combatirlos hacia adentro y con esto entender nuestras propias
contradicciones. Un camino largo y arduo que además de todo es
cotidiano. Quizás por eso el acercamiento y trabajo constante con hombres feministas nos resulta necesario,
así como con cualquier persona sensibilizada con la pluralidad, la
tolerancia, la no discriminación. ¡Frente a la reproducción de tópicos,
voces disidentes y estridentes!
De la participación y el activismo
- Se buscan mujeres #activistas, retoman a Marga Padilla cuando afirma que “la revolución tecnológica está produciendo cambios en la distribución del poder. El poder no desaparece, pero sus posiciones sufren cambios” y por eso hay que “aprovechar estos cambios, rastreando las situaciones para detectar cuáles de estos puntos débiles están debilitando el patriarcado”.
Internet es democratizador y horizontal. Pero no per se.
Para que esas premisas se cumplan debemos participar, debatir,
aprender, dialogar, trabajar allí, trabajar fuera de allí, denunciar,
convocar, conocer, conocernos… No hay intermediarios o intermediarias. O al menos la red así lo posibilita. Por
eso son tan importantes los procesos de autoinclusión que se han ido
generando a lo largo de estos tiempo. Pero para eso es necesario
empoderarnos en nuestro día a día, algo a lo que nos nos tienen
acostumbradas y acostumbrados.
Mañana culmina la acción #ImaginaInternetFeminista propuesta por Dominemos las TIC, una conversación global para una internet feminista en la que, por ejemplo, nos encotramos con Paola Güiza López quien propuso que lo que tiene que suceder es “empoderar mujeres modificando roles d poder frente a esta, creadoras-usuarias” y para eso recomendó la “herramienta para aprender a programar intuitivamente”.
Antes (o durante o después) necesitamos entender que en este medio no estamos solos y solas. Que hay que dar y también recibir. Que si queremos que nos escuchen tenemos que saber escuchar y solidarizarnos con otros y otras. Compartir nuestros procesos pero también involucrarnos en los de las y los demás.
Si no queremos repetir a las molestas publicidades, tenemos que
dedicarle el tiempo necesario a sentarnos a escuchar. Usar una
comunicación que cree vínculos, genere comunidades y espacios de
cuidados, respeto, empatías.
Ya no podemos separar los online de lo offline. Somos en ambos espacios. Pero en cada uno de acuerdo con su lenguaje propio. Las mujeres en la red muchas veces se ven atravesadas por los mismos comportamientos que en las calles. Por
levantar la voz parece que hay quienes creen que tenemos que pagar un
precio. Son comunes (que no normales) los ataques a blogeras y
activistas feministas.
Del activismo y el acoso en la red
- ciberacoso “es el uso de las TICS para monitorear, rastrear y acosar a alguien, provocando angustia y temor por su seguridad personal”. Este tipo de prácticas “puede limitar severamente la capacidad de participación y uso libre sin aprehensión o miedo de las TICS por parte de las mujeres”. No por eso dejaremos de estar.
- página de facebook de las Feministas Ácidas , el “proyecto de lucha activa contra la ilusión de igualdad y el terrorismo heteropatriarcal”, aún está desaparecida. Ahora tienen un perfil persona desde el que se comunican. Hace un tiempo en una nota para un periódico español confesaban que “Cuando quieres desarrollar tu trabajo en esta red, el riesgo de censura es algo que asumes. Desde el principio nos han estado borrando imágenes, penalizando cuentas de administración con días, semanas o meses bloqueada”. Estanormalización de los riesgos que debemos asumir por expresar un punto de vista lejos de las normatividades es, cuanto menos, terrible. A pesar de los ataques que han recibido, para Irene Redondo, la autora del blog, lo que hay que hacer está claro: “La lucha feminista está en la calle; pero una buena plataforma de difusión, de denuncia, de crear redes, o de ponernos en contacto para realizar acciones es Internet ¿Por qué vamos a renunciar a eso?”
Por otro lado tenemos el tema de la seguridad e intimidad en la red (pueden dar un paseo por el Taller de Seguridad Digital y Feminismo: elementos para la reflexión y prácticas de seguridad en el ciberespacio). El software libre, con su filosofía y práctica es un gran aliado. También
lo son las redes libres de las que tenemos que aprender a participar.
En ellas, mucho más que en la redes comerciales, el diálogo es más
fluido y constante. Los aprendizajes, las formas, los formatos e incluso
las discusiones se establecen con más asiduidad y constancia.
Entonces, si para democratizar la
tecnología es indispensable incorporar otras miradas sobre ella, ¿cómo
podemos evitar el monopolio de la palabra? Pues hablando,
permitiendo la pluralidad de lenguajes, de voces, de historias, de
proyectos, leyendo sobre ellos y también promoviéndolos, siendo
representantes de nosotras y nosotros mismos. Dejar el miedo y
los prejuicios de lado para ser en la red lo que queramos. Hay que
conocer las herramientas para saber cómo actuar. Frente a lo desconocido que asusta y paraliza, la propuesta es conocer para animar y movernos. Porque
además, una de las ventajas de Internet es que podemos adoptar
múltiples identidades y desde ahí explorarnos. ¿Cuándo antes fue posible
ser varias y varios yo a la vez? Una oportunidad para no desperdiciar.
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