El llamado Grupo de Lima,
saltó de la alfombrita, y como los perritos de Pavlov (científico ruso que
experimentó con perros para desarrollar su teoría de la conducta condicionada),
votaron en la Asamblea General de la OEA por la suspensión de Venezuela del
organismo regional.
En la resolución auspiciada
por los Estados Unidos y sus cipayos exigen que se repitan las elecciones, en
la que el pueblo venezolano voto en una relación de 3 a 1 por la reelección del
presidente Nicolás Maduro; en tanto que en diciembre pasado consideraron
legítimo (y hasta democrático) el fraude perpetrado por el narco gobierno en
Honduras y las irregularidades denunciadas por la oposición en las recientes
elecciones en Colombia.
La resolución de marras que
presiona para que el gobierno de Venezuela acepte la denominada “ayuda
humanitaria” que busca legitimar la guerra económica desatada por los Estados
Unidos contra toda la población venezolana, considerada en el derecho
internacional como un delito de lesa humanidad.
Estados
Unidos esgrimió el látigo y la zanahoria.
“Va a ser difícil defender la
asistencia estadounidense que reciben de los previstos recortes en el
presupuesto si ellos, a su vez, no salen a defender la democracia en la
región”, han sido amenazas del vicepresidente Mike Pence, el Secretario de
Estado Mike Pompeo y el Senador Marco Rubio.
A pesar de ello fracasó en
nuevo intento. Solamente contó con el respaldo de los “perritos simpáticos”,
que votaron condicionados por la gravedad de los escándalos de corrupción que
provoca inestabilidad política y el alineamiento de países como Perú,
Argentina, Brasil y Panamá.
Estados Unidos no logró los
25 votos necesarios, por la digna posición de países como Bolivia, El Salador y
Haití que se pronunciaron por el respeto al derecho internacional, la
autodeterminación y soberanía de la República Bolivariana de Venezuela.
El Presidente Nicolás Maduro
y el canciller, Jorge Arreaza, condenaron la resolución ilegal aprobada por la
OEA, y reiteraron que Venezuela se retiró voluntariamente (desde hace meses) de
la organización, debido a que viola el derecho internacional y genera
condiciones para el intervencionismo.
La guerra económica contra la
población venezolana, es similar al brutal crimen de lesa humanidad del imperio
Británico, a inicio del siglo XX, para monopolizar la industria textil en la
India.
·
Para evitar que los magníficos hilados de Madrás compitieran con
el monopolio de la telas inglesas, el
imperio Británico ordenó a sus soldados cortar el dedo pulgar a los
tejedores.
Estados Unidos “ha de cortar
la yugular a Panamá”, para controlar el canal y sostener su guerra de agresión
en Centroamérica, sentenció Senador Alphonse Damato, previo a la invasión
de diciembre de 1989.
En condiciones similares, los
Estados Unidos ordenó a sus agentes económicos y políticos matar de hambre a la
población y le niegan la provisión medicamentos (cortar el dedo pulgar… cortar la
yugular) para monopolizar el petroleo y otros
minerales estratégicos controlados por el Estado venezolano y sostener su
guerra de agresión en todos país de Iberoamericano que optan por su
autodeterminación.
Ese
brutal crimen de lesa humanidad, apoyado por los “perritos simpáticos”. está en
ejecución en Venezuela.
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