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lunes, mayo 18, 2020

No hay tregua Compay.

La agresividad de los EE.UU. contra Cuba no está en cuarentena. Aquí una síntesis del diferendo bilateral en tiempos de pandemia.  





Tras los primeros impactos de la pandemia de la Covid-19, y como consecuencia de la percepción sobre sus devastadores efectos y la presunción de que la prioridad para el mundo sería concentrarse en el combate a la enfermedad, muchos apreciaban que se iniciaba un periodo de distensiones en los conflictos globales, que también alcanzaría al diferendo Cuba-EE.UU. 
Poco tiempo transcurrió para percatarnos que todo iría igual; EE.UU. presionando para estrangular y Cuba resistiendo.

¿Cómo se han comportado cada una de las partes del conflicto?

Cuba concentró sus esfuerzos en contener el avance del virus, lo que viene logrando satisfactoriamente, y en prepararse para enfrentar sus negativos efectos económicos; al tiempo que desplegó su ejército de batas blancas a combatir la enfermedad en otras latitudes, en una respuesta coherente con su historia y práctica humanista, pero que sus enemigos se empeñan en resaltar como un “aprovechamiento político y económico de la situación”, lo cual, en todo caso, sería totalmente legítimo.

No es la primera vez que, ante una amenaza global a la salud, Cuba sale de sus fronteras a atacar al “enemigo” allí donde está, en una especie de ecuación de “Salvarse, Salvando”. Quien conozca la idiosincrasia, historia y la práctica política de los cubanos, apreciará que este es un recurso recurrente que concreta la frase martiana “Patria es Humanidad”.

Por su parte, el Gobierno de los EE.UU. se “afiló los dientes”, apreciando el escenario como propicio para dar una estocada más profunda; por lo que arreció sus acciones de guerra económica, que incluso, por algunos momentos, limitaron el acceso de la Isla a insumos médicos necesarios para enfrentar la Covid-19 e incrementó la arremetida que hace algún tiempo venía desplegando contra las brigadas médicas cubanas, que en este contexto, se han convertido en el punto más álgido del enfrentamiento político bilateral.

EE.UU. argumenta presuntas condiciones de esclavitud en las que trabajan los galenos cubanos, desconociendo la dedicación y muestras de amor que estos dejan a su paso - solo posible en el actuar consciente de hombres libres-, así como las expresiones de gratitud espontanea de los pueblos asistidos.

La razón verdadera de la embestida, que algunos “mareados ideológicos” no quieren ver, es limitar el acceso a divisas que genera algunas de estas colaboraciones para seguir estrangulando económicamente a la Isla y, sobre todo – en primer orden -, intentar desmontar el ejemplo de la pequeña isla, que ha hecho más en estas circunstancias por el mundo, que el país más poderoso del planeta.  

Tal ha sido la desfachatez, que homologaron al “ponderoso” Secretario General de la OEA y al principal directivo de la USAID – ambos, al parecer sin empleo por estos días y el primero, mudo en medio de una debacle continental-, con un vulgar y drogadicto youtuber que representa lo más degradante de la contrarrevolución miamense, para cocinar-se “en su propia salsa” contra la colaboración médica cubana.

En medio de estas tensiones, se produce un incidente violento en la Embajada de Cuba en EE.UU., cuya historia aún no está bien contada, y que el Gobierno estadounidense se niega a explicar de manera oficial.

Ante las crecientes demandas de esclarecimiento del incidente por parte de las autoridades de Cuba, como corresponde en estos casos, EE.UU. respondió con la inclusión de la Isla en la “lista de países que no cooperan plenamente con sus esfuerzos para combatir el terrorismo”, algo inverosímil para el que tenga un mínimo de cultura política y entienda que “patrocinar el terrorismo” iría contra la propia esencia subsistencia de la Revolución. 

Como “tapa al pomo”, el 15 de mayo, un grupo de corruptos ex presidentes iberoamericanos, en un franco ejercicio cínico y dando la espalda a la adversa realidad de los propios países que gobernaron, lanzaron un documento cuestionando la capacidad de los sistemas de salud de Venezuela, Nicaragua y Cuba, para enfrentar la Covid-19.

En el caso de la Isla, al desmoronarse sus argumentos con los positivos resultados alcanzados en la contención del virus; volvieron al ataque sobre las brigadas médicas cubanas, reiterando el manido argumento de la “esclavitud” a la que son sometidos nuestros médicos.


De ser “reales” sus preocupaciones, que no lo son y solo persiguen fines políticos, tal pareciera que les interesa más las condiciones de trabajo de los pocos cientos de médicos cubanos, que la salud de los miles de seres humanos que estos atienden y salvan y los miles que mueren en América Latina. Son absolutamente incoherentes sus argumentos.
La labor estoica de los galenos cubanos se defiende por sí sola, a partir de sus resultados, sin embargo, ello no basta en este mundo donde la percepción manipulada de la realidad, es más poderosa que la propia realidad objetiva, por lo que es necesario seguir dando la batalla en la difusión de las razones y verdades de Cuba.

Consciente de ello, y cuando las voces desde la Isla se hacían más sistemáticas y agudas en la denuncia contra la hostilidad de EE.UU., la plataforma de twitter, plegada al servicio de la política imperial, suspende un grupo de cuentas de usuarios cubanos, para intentar silenciar sus voces.

El complejo escenario en las relaciones entre Cuba y EE.UU. transitará a una mayor agudización. Sin dudas, Trump y sus secuaces, con fines electoreros, tratarán de acelerar las acciones encaminadas al derrocamiento de la Revolución cubana e intentarán sacar provecho a la adversidad económica que enfrenta la Isla, utilizando todos los métodos de guerras sucias, abiertas, encubiertas y coloreadas, que estén a su alcance, donde la vertiente violenta - intencional o inducida -, pudiera revitalizarse, como ocurre siempre que se “desesperan” ante la resistencia de los cubanos.

A Cuba le tocará resistir, reinventarse en el orden económico y utilizar todo su poderío político para dar la pelea y asegurar la estabilidad interna, vital para la subsistencia en estas circunstancias. No hay ni habrá treguas, Compay.

El Indio, mayo 18 del 2020

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