Durante los primeros 12 días de junio
se publicaron en medios de difusión panameños 9 materiales periodísticos (1),
elaborados en su mayoría por agencias de prensa extranjeras acreditadas en la Isla,
que hicieron alusión a la efectividad en el combate contra la Covid-19 en Cuba,
la ayuda solidaria de ese país a otras naciones más afectadas y el desarrollo
de medicamentos propios de la Isla para minimizar el impacto del virus.
Esta inusual cobertura tiene lugar en
un contexto en que se experimenta una agudización de la pandemia en Panamá y se
consolida como línea de mensaje el “agotamiento del sistema de salud panameño”,
con énfasis en sus recursos humanos.
A simple vista, pudiera parecer una
coincidencia, pero nada en política editorial lo es. Como reza un refrán popular
“cuando el río suena, es porque piedras trae”.
Tal pareciera que se fragua el
interés en solicitar a la Isla colaboración médica, pero considerando los
círculos de poder detrás de los medios de difusión panameños, que trazan,
dirigen y supervisan sus políticas editoriales, y teniendo en cuenta el rol de
estos en la promoción de críticas a la gestión del Gobierno en el manejo de la
crisis, cabe preguntar: ¿Existe un interés real en estimular una colaboración
médica cubana en Panamá, que contribuya a mitigar la compleja situación que
presenta este país o se trata de colocar un tema controversial, para seguir
“calentando” el panorama interno?
El 13 de junio, el usuario de Twitter
@rnoriega1968, con un Doctorado en Derecho Internacional Ambiental de la
Universidad de Yale, EEUU y quien se desempeña como “Consejero Editorial y
Editor de Opinión en Corporación La Prensa”, según sus perfiles en la mencionada
red social y en Linkedin, publicó en un Twitter(2) en el que señalaba:
“Si la situación sanitaria se sigue
saliendo de control, habrá que pensar en traer médicos cubanos para reforzar el
control comunitario. Suena duro, pero nuestro personal de salud está
agotadísimo y también tenemos que cuidarlos.”
De inmediato se generaron numerosas
reacciones que transitan desde el apoyo a su planteamiento, hasta su rechazo,
bajo los manidos argumentos anticubanos “made in usa”.
Al día siguiente (14.6), en el
programa Radar de TVN Noticias (3), el infectólogo Xavier
Sáez-Llorens, miembro del Comité Asesor del Ministerio de Salud (Minsa) para
atender la Covid-19, reveló que “el personal médico y de salud (panameño) está
agotado y contagiado del virus, una situación que, de acuerdo con su criterio,
obligará a capacitar nuevos doctores, contratar desempleados y hasta traer
médicos extranjeros para ayudar mientras dure la crisis sanitaria”.
Realmente es un momento propicio para
que se concrete un acuerdo de colaboración médica entre ambas naciones, ahora
bien ¿Estaría dispuesto el Gobierno panameño a dar este paso de manera
soberana, desconociendo la postura sobre el tema de su principal aliado –
EE.UU.? ¿Cuba estaría en condiciones de colaborar?
De estas interrogantes, la segunda
pareciera ser la que más posibilidad de una respuesta positiva tiene. Cuba, ha
logrado controlar la epidemia en su territorio, cuenta con recursos humanos
suficientes para a apoyar a otros y ha demostrado su vocación de solidaridad en
coyunturas como estas, con independencia de filiaciones ideológicas, que no
caben en el actual contexto que vive el mundo.
En los positivos resultados del
combate a la pandemia en la Isla han incidido muchos factores, pero en primer
orden están, su estructurado y robusto sistema de salud; la sagacidad de sus
médicos y la posibilidad de contar con un cuadro de medicamentos propios, que
evidentemente tienen un elevado nivel de efectividad.
A todas luces, lo que Panamá hoy más
requiere no son donaciones de mascarillas y gel alcoholado, y algunos miles de
dólares que vienen de otros lares, son recursos humanos capacitados, que no
sustituyan, pero que si alivien a sus extenuados trabajadores de la salud en
esta contingencia.
Sería cuestionable y muy lamentable, que
no se acceda a una colaboración médica con Cuba por cuestiones ideológicas; el
pueblo panameño, el de a pie y sus médicos y enfermeras que tan arduo trabajo
vienen haciendo, no lo perdonarían.
El indio, 16 de junio de 2020
Referencias
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