Gran alboroto generó el anuncio del gobierno panameño de una posible contratación de médicos cubanos para enfrentar la Covid19, aquí algunas ideas de cómo evolucionaron los hechos, los actores que intervinieron y las perspectivas.
El 17 de junio se publicó en este blog una trabajo titulado “Cuando el río
suena…Preguntas sobre una presunta colaboración médica cubana en Panamá”, en el que, sobre la base de artículos publicados en la
prensa panameña en los primeros días de ese mes, se auguraba un escenario
propicio para una colaboración médica entre Cuba y Panamá con vistas a enfrentar la Covid19 en el Istmo
y se exponían las interrogantes siguientes: ¿Estaría dispuesto el Gobierno
panameño a dar este paso de manera soberana, desconociendo la postura sobre el
tema de su principal aliado – EE.UU.? ¿Cuba estaría en condiciones de
colaborar?
El escenario pronosticado se materializó a medias y
las preguntas permanecen sin respuesta.
El gobierno panameño, en voz de su Presidente, anunció
el 12 de agosto que “evalúa” un acuerdo con médicos cubanos, que permitiera hacer
frente al sostenido incremento de casos positivos de la Covid19 y de fallecidos
a causa del virus, así como dar cobertura con recursos humanos a las
capacidades hospitalarias que se vienen creando.
De inmediato se generó una tormenta en medios de
prensa y redes sociales, formada por la combinación de altas temperaturas y
bajas presiones de las diferentes posiciones al respecto. Luego de trascurrido
algunos días del momento más intenso de la tempestad, se vislumbran tres
tendencias fundamentales de opinión.
La
primera, opuesta a la contratación de galenos extranjeros, proviene de gremios
médicos panameños. En ella se amalgaman, la posición egoísta de algunos que ven
amenazados sus intereses gremiales y económicos y las lógicas demandas de
otros, que exigen que primero debe resolverse la carencia de recursos de
protección y las deudas del Estado con el pago de salarios y prestaciones a los
profesionales de la salud que están en la primera línea de combate contra el
virus.
La
otra tendencia, también opuesta, pero específicamente a la contratación de médicos
cubanos, se genera desde figuras políticas, empresariales o “rabiblancos”, que en
ocasiones, desde posiciones xenófobas y
anexionistas hacen el coro a la campaña de descrédito que el gobierno de los
Estados Unidos despliega desde hace algún tiempo contra la colaboración médica
cubana internacional, bajo argumentos inconsistentes, falsos o tergiversados,
orientados a intentar desacreditar la loable labor de la Isla bloqueada, por
salvar vidas en el mundo.
La
tercera tendencia surge desde sectores populares, trabajadores, algunos intelectuales, universitarios y organizaciones sociales, que abogan por un
acuerdo con Cuba para que sus médicos contribuyan a mitigar la compleja
situación de la pandemia en Panamá.
En
medio de esta ebullición de opiniones, al día siguiente del anuncio del
mandatario panameño, Mauricio Claver- Carone, asesor especial del presidente de
Estado Unidos, en una actitud francamente injerencista y prepotente, sin el
menor respeto a su aliado del Istmo, se pronunció contra la contratación por
Panamá de médicos cubanos y por supuesto, ofreció y entregó prebendas para
evitarlo, pero no esenciales, como el recurso humano.
Esta nueva pieza del intervencionismo gringo en la política
panameña, digna de estudio en las universidades latinoamericanas, no hizo más
que exacerbar las posiciones de cada uno de los exponentes de las tendencias de
opiniones descritas.
Los que se pronuncian a favor, ante la necesidad de
ayuda externa y como muestra de indignación por la injerencia estadounidense,
alzaron su voz en medios alternativos logrando establecer el hashtag
#CubaSalvaVidas como tendencia en Panamá el domingo 16 de agosto, haciendo
valer la dignidad de los representantes más legítimos de la nación panameña ante
el ultraje a la soberanía del país.
En el contexto de la visita del norte y a partir de
los reclamos de los gremios médicos, el Gobierno panameño dio oportunidad a
estos para que presentasen variantes que permitan suplir el déficit de especialistas
y anunció que mantendría como “Plan B” la contratación de galenos extranjeros,
si el colegio médico lograba poner en servicio el recurso humano necesario ante
el previsible deterioro de la situación epidemiológica.
En este punto nos encontramos; por lo tanto, se
mantienen vigentes las preguntas que se hicieron en el artículo anterior, a las
que podría añadirse la siguiente: ¿Estarían dispuestos los gremios médicos
panameños a dejar a un lado sus intereses sectoriales y económicos para priorizar
la vida de la población, y dar la posibilidad de un alivio en el trabajo a sus extenuados
profesionales con la contratación de médicos extranjeros/cubanos?
Como se ha evidenciado en otros países que han
requerido los servicios de profesionales de la salud cubanos, estos no
desplazan a nadie, trabajan donde se les indican y se retiran cuando la
situación está controlada. A juzgar por las muestras de amor de los pueblos y
reconocimiento de las autoridades de los países donde ha intervenido, han sido
efectivos en su labor y dominan las técnicas empleadas en el enfrentamiento a
la Covid19.
Es poco serio y sin fundamento dudar de la calidad
profesional de los galenos de un país que muestra índices de salud de naciones
desarrolladas, una tradición reconocida en especialidades médicas y un
desarrollo científico significativo. El amplio respaldo a la propuesta de
Premio Nobel a la Brigada Henry Reeve, no está sustentado en ideologías sino en
resultados concretos en la salud a favor de la humanidad.
Según especialistas, la situación de la pandemia en
Panamá podría agravarse con la apertura de nuevas actividades económicas y
flexibilización de la cuarentena (1), lo cual podría conducir al escenario
previsto en el “Plan B” que ha anunciado gobierno panameño, que ojalá no ocurra.
Que se imponga la racionalidad y se priorice la salud
de todos los panameños, por encima de cuestiones ideológicas e intereses
gremiales. De lo que se trata aquí es de SALVAR VIDAS, como señaló el doctor panameño
consultor de la OMS Jorge Luis Prosperi “la
consideración de traer médicos del extranjero debe superar los aspectos
políticos o emocionales de cualquier tipo y basarse en la realidad del país, la
cual incluye un serio agotamiento del personal médico”. (2)
Cuba, que de 13 países a los que Panamá pidió colaboración
con recursos humanos, fue el único que respondió positivamente (3), no
se ha pronunciado en torno al “frenazo” en la posibilidad de contratación de
sus profesionales por el gobierno panameño. La Isla mantiene el envío de
brigadas médicas a países que se lo solicitan, trabaja con acierto en controlar
un rebrote del virus y recientemente anunció que avanza en una vacuna propia (Soberana01)
contra la Covid19.
El Indio
24 de agosto de 2020
Noticias
de última hora: Al concluir esta reflexión, medios
de difusión panameños publicaron el titular “Ministerio
de Salud desiste de la contratación de médicos extranjeros” (4).
Sin embargo, en las declaraciones del Ministro de Salud a las que hacen
referencia, este no marca una renuncia a contratar galenos extranjeros, sino
que reafirma la proyección del “Plan B”, por lo que no hay un cambio del
escenario actual. El asunto sigue en “plena evolución”.
Referencias
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