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lunes, agosto 24, 2020

Colaboración médica cubana en Panamá; el río sonó, trajo piedras y ruidos.

Gran alboroto generó el anuncio del gobierno panameño de una posible contratación de médicos cubanos para enfrentar la Covid19, aquí algunas ideas de cómo evolucionaron los hechos, los actores que intervinieron y las perspectivas. 




El 17 de junio se publicó en este blog una trabajo titulado “Cuando el río suena…Preguntas sobre una presunta colaboración médica cubana en Panamá”, en el que, sobre la base de artículos publicados en la prensa panameña en los primeros días de ese mes, se auguraba un escenario propicio para una colaboración médica entre Cuba y Panamá  con vistas a enfrentar la Covid19 en el Istmo y se exponían las interrogantes siguientes: ¿Estaría dispuesto el Gobierno panameño a dar este paso de manera soberana, desconociendo la postura sobre el tema de su principal aliado – EE.UU.? ¿Cuba estaría en condiciones de colaborar?

El escenario pronosticado se materializó a medias y las preguntas permanecen sin respuesta.
El gobierno panameño, en voz de su Presidente, anunció el 12 de agosto que “evalúa” un acuerdo con médicos cubanos, que permitiera hacer frente al sostenido incremento de casos positivos de la Covid19 y de fallecidos a causa del virus, así como dar cobertura con recursos humanos a las capacidades hospitalarias que se vienen creando.  
De inmediato se generó una tormenta en medios de prensa y redes sociales, formada por la combinación de altas temperaturas y bajas presiones de las diferentes posiciones al respecto. Luego de trascurrido algunos días del momento más intenso de la tempestad, se vislumbran tres tendencias fundamentales de opinión.
La primera, opuesta a la contratación de galenos extranjeros, proviene de gremios médicos panameños. En ella se amalgaman, la posición egoísta de algunos que ven amenazados sus intereses gremiales y económicos y las lógicas demandas de otros, que exigen que primero debe resolverse la carencia de recursos de protección y las deudas del Estado con el pago de salarios y prestaciones a los profesionales de la salud que están en la primera línea de combate contra el virus.
La otra tendencia, también opuesta, pero específicamente a la contratación de médicos cubanos, se genera desde figuras políticas, empresariales o “rabiblancos”, que en ocasiones, desde posiciones xenófobas  y anexionistas hacen el coro a la campaña de descrédito que el gobierno de los Estados Unidos despliega desde hace algún tiempo contra la colaboración médica cubana internacional, bajo argumentos inconsistentes, falsos o tergiversados, orientados a intentar desacreditar la loable labor de la Isla bloqueada, por salvar vidas en el mundo.
La tercera tendencia surge desde sectores populares, trabajadores, algunos intelectuales, universitarios y organizaciones sociales, que abogan por un acuerdo con Cuba para que sus médicos contribuyan a mitigar la compleja situación de la pandemia en Panamá.

En medio de esta ebullición de opiniones, al día siguiente del anuncio del mandatario panameño, Mauricio Claver- Carone, asesor especial del presidente de Estado Unidos, en una actitud francamente injerencista y prepotente, sin el menor respeto a su aliado del Istmo, se pronunció contra la contratación por Panamá de médicos cubanos y por supuesto, ofreció y entregó prebendas para evitarlo, pero no esenciales, como el recurso humano.
Esta nueva pieza del intervencionismo gringo en la política panameña, digna de estudio en las universidades latinoamericanas, no hizo más que exacerbar las posiciones de cada uno de los exponentes de las tendencias de opiniones descritas.
Los que se pronuncian a favor, ante la necesidad de ayuda externa y como muestra de indignación por la injerencia estadounidense, alzaron su voz en medios alternativos logrando establecer el hashtag #CubaSalvaVidas como tendencia en Panamá el domingo 16 de agosto, haciendo valer la dignidad de los representantes más legítimos de la nación panameña ante el ultraje a la soberanía del país.


En el contexto de la visita del norte y a partir de los reclamos de los gremios médicos, el Gobierno panameño dio oportunidad a estos para que presentasen variantes que permitan suplir el déficit de especialistas y anunció que mantendría como “Plan B” la contratación de galenos extranjeros, si el colegio médico lograba poner en servicio el recurso humano necesario ante el previsible deterioro de la situación epidemiológica. 
En este punto nos encontramos; por lo tanto, se mantienen vigentes las preguntas que se hicieron en el artículo anterior, a las que podría añadirse la siguiente: ¿Estarían dispuestos los gremios médicos panameños a dejar a un lado sus intereses sectoriales y económicos para priorizar la vida de la población, y dar la posibilidad de un alivio en el trabajo a sus extenuados profesionales con la contratación de médicos extranjeros/cubanos?
Como se ha evidenciado en otros países que han requerido los servicios de profesionales de la salud cubanos, estos no desplazan a nadie, trabajan donde se les indican y se retiran cuando la situación está controlada. A juzgar por las muestras de amor de los pueblos y reconocimiento de las autoridades de los países donde ha intervenido, han sido efectivos en su labor y dominan las técnicas empleadas en el enfrentamiento a la Covid19.
Es poco serio y sin fundamento dudar de la calidad profesional de los galenos de un país que muestra índices de salud de naciones desarrolladas, una tradición reconocida en especialidades médicas y un desarrollo científico significativo. El amplio respaldo a la propuesta de Premio Nobel a la Brigada Henry Reeve, no está sustentado en ideologías sino en resultados concretos en la salud a favor de la humanidad.
Según especialistas, la situación de la pandemia en Panamá podría agravarse con la apertura de nuevas actividades económicas y flexibilización de la cuarentena (1), lo cual podría conducir al escenario previsto en el “Plan B” que ha anunciado gobierno panameño, que ojalá no ocurra.
Que se imponga la racionalidad y se priorice la salud de todos los panameños, por encima de cuestiones ideológicas e intereses gremiales. De lo que se trata aquí es de SALVAR VIDAS, como señaló el doctor panameño consultor de la OMS Jorge Luis Prosperi “la consideración de traer médicos del extranjero debe superar los aspectos políticos o emocionales de cualquier tipo y basarse en la realidad del país, la cual incluye un serio agotamiento del personal médico”. (2)  
Cuba, que de 13 países a los que Panamá pidió colaboración con recursos humanos, fue el único que respondió positivamente (3), no se ha pronunciado en torno al “frenazo” en la posibilidad de contratación de sus profesionales por el gobierno panameño. La Isla mantiene el envío de brigadas médicas a países que se lo solicitan, trabaja con acierto en controlar un rebrote del virus y recientemente anunció que avanza en una vacuna propia (Soberana01) contra la Covid19.
El Indio
24 de agosto de 2020

Noticias de última hora: Al concluir esta reflexión, medios de difusión panameños publicaron el titular “Ministerio de Salud desiste de la contratación de médicos extranjeros” (4). Sin embargo, en las declaraciones del Ministro de Salud a las que hacen referencia, este no marca una renuncia a contratar galenos extranjeros, sino que reafirma la proyección del “Plan B”, por lo que no hay un cambio del escenario actual. El asunto sigue en “plena evolución”.

Referencias

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