Mientras el Presidente Nicolás Maduro crea condiciones propicias para elecciones parlamentarias en Venezuela, la oposición en contubernio con Estados Unidos y sus lacayos del área, se preparan para crear un escenario de desestabilización y violencia
Tomado de La Jornada
Por: Katu Arkonada
Por: Katu Arkonada
En poco más de tres meses, el 6 de diciembre, se celebrarán las elecciones parlamentarias en Venezuela
En poco más de tres meses, el 6 de
diciembre, se celebrarán las elecciones parlamentarias en Venezuela. Las
anteriores se celebraron el 6 de diciembre de 2015 y la oposición obtuvo
mayoría gracias a la abstención de 2 millones de votos chavistas que decidieron
quedarse en casa y no votar.
Pero las circunstancias hoy son otras y el
chavismo se encuentra unido después de haber sorteado infinidad de ataques
políticos, económicos y militares provenientes del imperialismo estadunidense y
sus cipayos locales, ataques intensificados desde la autoproclamación de Guaidó
el 23 de enero de 2019.
Es por eso que el ala más radical de la
oposición venezolana, agrupada en el llamado G4 (Voluntad Popular de Leopoldo
López, Primero Justicia de Henrique Capriles, Acción Democrática y Un Nuevo
Tiempo) planea, con el apoyo de Estados Unidos, boicotear el proceso electoral
y reactivar la movilización en la calle.
Fuentes colombianas con acceso a
funcionarios estadunidenses y a líderes de oposición venezolanos, conocieron de
una reciente reunión por videoconferencia celebrada entre miembros de la
oficina externa de EU para Venezuela en Bogotá (VAU) y varios líderes
opositores del G4 encabezados por Leopoldo López, presidente de Voluntad
Popular. En dicha reunión se ultimaron procedimientos para sabotear las elecciones
de diciembre.
Sin embargo, llama poderosamente la
atención que a esa reunión no asistió Juán Guaidó, por tanto, parece que el eje
y apoyo estadunidense se inclina de nuevo hacia alguien con credenciales
violentas como el líder de Voluntad Popular.
En esa reunión Leopoldo López, ya con
experiencia en el sabotaje violento, pidió a cada partido del G4 que procediera
de inmediato al reclutamiento de 100 mil voluntarios con el objetivo de
movilizarlos previamente, pero sobre todo, el día de las elecciones, para
abarcar todas las mesas electorales del país.
La fuente que asistió a la reunión revela
que, según explicó Leopoldo López, los voluntarios deben tener la capacidad de
manipular y documentar irregularidades reales y supuestas ocurridas en el
proceso, por ejemplo, el uso de recursos del Estado por parte del PSUV y
partidos afines. Otros objetivos son demostrar una baja afluencia de votantes,
evidenciar violaciones de las fuerzas del Plan República, participar
decisivamente en la desmovilización del voto, y algo que es clave, realizar
actividades de protesta y resistencia civil para entorpecer tanto el
voto oficialista como de los sectores dialogantes de la oposición que
legitimarían la nueva Asamblea Nacional.
El G4 no va a participar en la contienda electoral,
por tanto, su objetivo parecer ser documentar a partir de su propia injerencia
para luego intentar convencer a la comunidad internacional de lo
antidemocrático del proceso. El reto además es que eso sirva para convencer al
antichavismo de lo acertado de una estrategia que los va a dejar fuera de la
próxima AN.
Pero el líder del G4 fue más allá,
planteando un objetivo más ambicioso de 200 mil voluntarios que les permitirían
tener unos 25 activistas por cada centro de votación, sugiriendo tomar como
base el número de voluntarios levantado para la fracasada operación
de ayuda humanitaria que pretendieron introducir de Colombia a
Venezuela en febrero de 2019.
Richa Bhala, funcionario de la VAU,
responsable de operaciones de contrainteligencia desde su cargo de vicecónsul
de la embajada de Estados Unidos en Islamabad (Pakistán), aceptó con elogios la
propuesta insistiendo en la necesidad de ampliar la plataforma opositora. Por
su parte, Rafael Foley, jefe de la oficina externa de Estados Unidos para Venezuela
en Bogotá, insistió en que el G4 debe pasar de una oposición más o menos
estructurada a una organización de resistencia y desobediencia civil que
trascienda los cuatro partidos políticos opositores.
Al parecer y según las mismas fuentes,
próximamente verá a la luz un llamamiento por parte del G4 que buscaría sumar
nuevas fuerzas a una nueva plataforma opositora.
Si bien parece que la estrategia de boicot
pasa de nuevo por la violencia, una vez dejado atrás el efecto Guaidó, que
resultó ser un bluf que cohesionó al chavismo, en la nueva
plataforma opositora continuarán confluyendo las mismas contradicciones y
aspiraciones de los partidos políticos tradicionales, que no han logrado unirse
en torno a nada, más allá de su odio al chavismo y su subordinación a Estados
Unidos.
En cualquier caso, el 6 de diciembre está
marcado con rojo en la agenda de la oposición venezolana, que buscará dar un
nuevo paso en su intento de derrocar al chavismo.
Pase lo que pase en las elecciones
estadunidenses, pues, aunque no gane Trump permanecen los mismos intereses que
llevaron a Obama a firmar una orden ejecutiva declarando a Venezuela peligro
para la seguridad nacional de Estados Unidos, en 2021 comienza un nuevo
capítulo de la revolución bolivariana y chavista que resiste en la defensa de
su petróleo y soberanía nacional.
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