Cuando se gana unas elecciones, sea por un margen más grande o más pequeño, el derrotado acepta los resultados y reconoce la legitimidad de gobernar del vencedor. Es un principio democrático básico; ponerlo en cuestión es poner en cuestión el estado democrático
Hace no mucho, en la cadena CNN, la conocida periodista antichavista Ana Pastor hizo su segunda entrevista a Rafael Correa. No es, sin embargo, buena alumna Ana Pastor, puesto que volvió a insistir en esta segunda entrevista en los errores de los que se suponía que Rafael Correa la había sacado en la primera. Pienso que, de tener un antichavista frente a Rafael Correa, siempre se aprendería más con un antichavista preparado que con uno visiblemente insuficiente.
En realidad, para rebatir las criticas que hace Ana Pastor al chavismo (los quince primeros minutos de la entrevista, de un total de 30) no se necesita llamar a Rafael Correa, que sin duda debe tener su agenda sobrecargada, sino que sería más cómodo para Ana Pastor - y económico para la cadena de turno con que trabaje- el ir al bar de la esquina y, tomando una buena cerveza (bien fresca, en esta ola de calor que estos días nos agobia) hablar con cualquier persona medianamente informada del tema, que podría sacarla de las innumerable dudas que padece o, si es el caso, de los prejuicios que la consumen y le impiden utilizar su cerebro para ejercer mínimamente esa cosa que solemos designar con el hombre de raciocinio. Pero sabido es que la razón acaba allí donde el prejuicio (o el interés económico) toma asiento
Aunque Ana Pastor ha mostrado en ocasiones desconocer bastante de la persona y del mundo que rodea al entrevistado, es de esperar que no desconociera que estaba hablando con el presidente de Ecuador y no con el de Venezuela. Sin embargo se cometió el esperpento caso que sucedería si al entrevistar alguien al Jefe del Estado Español, se le pregunta sobre las cosas de China y no de las de España. Tal vez, pudiera surgir, ante la precedente apostilla, una luz en la cabeza de Ana Pastor y decir que los regímenes de España y China no son parecidos, en tanto que sí los de Venezuela y Ecuador (dudosa también la disimilitud entre España y China, en cuanto que desde hace varios años empresarios y gobierno españoles intentan reproducir en los trabajadores de nuestro país las condiciones laborales de los trabajadores chinos). En tal caso, si es norma que cuando se entrevista a un presidente de gobierno, resulta indiferente preguntarle sobre su país o sobre otro que se reputa semejante, nunca he observado que al ser entrevistado un gobernante español por un periodista extranjero, se dedique a inquirirle sobre la política interior de Estados Unidos (cómo homólogo por arriba) o Marruecos (como homólogo por abajo), sino que la norma es que se le pregunte sobre España. Pero dada su obsesión, hemos de suponer que si Ana Pastor llega a entrevistar a Evo Morales, a Daniel Ortega o incluso a Cristina de Kirchner, estos deberían de ir bien provistos de datos sobre Venezuela, dado que seguramente la periodista sólo preguntaría de pasada sobre los países que dirigen y toda su batería se lanzaría sobre la “gran cuestión venezolana”. En fin, cada uno es dueño de sus manías.
De todas formas, admira la paciencia con que, sin inmutarse, Rafael Correa trata de sacar de sus errores a Ana Pastor.
He aquí, entre otros muchos más (de los que algunos desconozco, dado que no tuve la paciencia de llegar más allá de la mitad de la desastrosa entrevista), varios de los errores y disparates que cometió Ana Pastor y que Rafael Correa tuvo la gentileza de aclarar:
- Le comentó si Repsol en Ecuador no corría el riesgo de sucederle lo que en Argentina, donde fue nacionalizado, sin más, sin la correspondiente indemnización. Le contesta Rafael Correa que, según su información, el gobierno argentino indemnizó a Repsol. Ana le replica que hay un litigio al respecto. Rafael Correa, armándose de paciencia, le indica que precisamente el que haya un litigio muestra que ha habido indemnización. El litigio supone que hay una discusión sobre la cuantía de la misma, entre la empresa privada, que lógicamente quiere que se tase de una forma más elevada, y el gobierno. Corresponde a las leyes y organismos pertinentes resolver dicho litigio. Le comenta de pasada Rafael Correa a la periodista, por si acaso lo ignora, que es norma habitual que se anteponga el interés nacional sobre el derecho a la propiedad privada, y que todos los estados (en España está constitucionalizado) lo contemplan. Dado que se dio cuenta que, más que una entrevista, se trataba más bien de aclarar el lío mental de la periodista, le ofrece un ejemplo al alcance de un niño: si el ayuntamiento de Madrid contrata a una empresa el suministro de esta ciudad, si hay apagones ocho veces al día, el estado necesariamente deberá hacerse cargo del servicio de electricidad.
En ciertos medios se ha intentado mostrar que Ana Pastor intentó desacreditar los nuevos regímenes con vocación socialista que están desarrollándose en América latina. Estos intentos de la periodista de la CNN eran evidentes, pero no hago apenas referencia a ello porque hay una cosa evidente: los intentos de Ana Pastor por atacar el Bolivarismo se pueden dejar de lado, porque la periodista de la CNN mostró desde el principio su total incapacidad para desprestigiar o tocar un pelo al régimen de Venezuela, y no por falta de testarudez y contumacia, que le sobran; muy al contrario, su completa incapacidad para cumplir dicha misión, hizo de ella una presa fácil, bastante fácil, para Rafael Correa, de tal modo que la periodista, al contradecirse una y otra vez, al mostrar sus lagunas, se estaba convirtiendo, paradójicamente, en laportavoz del régimen venezolano.
Sin embargo, esta insuficiencia no es privativa de la periodista que ahora comentamos, sino que se da bastante en intelectuales, intelectualillos o meros propagandistas de la derecha neoliberal y que tal vezsimple reflejo del caos ideológico en que está sumido el neoliberalismo depredador, que no encuentra figura de relevancia con argumentos para defenderlo. No creo que sean esas eminencias intelectuales que constituyen los miembros de Intereconomía los encargados por el régimen para defender ideológicamente sus intereses. De ser así, el capitalismo anda peor de lo que temíamos. De todas formas, nunca como hasta ahora el poder se había presentado con tal desnudez a la vista de todos. Y es sabido, desde Marx, que todo poder no puede apoyarse simplemente en la fuerza bruta o económica, sino que precisa recubrirse de una coraza ideológica que le conceda cierta legitimidad (consenso, como gusta decir a los gramscianos) ante las clases gobernadas. Si no adquiere dicha legitimidad, tarde o temprano, cae.
- Embiste luego la periodista con el siguiente error de bulto, al no saber distinguir entre lo que es una empresa privada y un Estado. Al afirmar Rafael Correa que había renegociado los contratos con Repsol, la periodista, ante la extrañeza del presidente (y de muchos televidentes) le pregunta que lógicamente esos contratos se habrían hecho de igual a igual. No puede aguantar la risa el mandatario, ante la candidez de la periodista, al considerar que una empresa privada tiene la misma categoría que un Estado y le comenta de forma jocosa que claro, acostumbrada como está a ver el enorme poder que tiene las multinacionales y el poco de los gobiernos del Tercer Mundo frente a ellas, considera que son poderes equiparables. Le indica Rafael Correa que un estado no puede estar a la misma altura, en el terreno legal, que una empresa privada, por muy poderosa que sea. Podría añadirse, entre otros elementos, porque el Estado, mejor si es elegido por los ciudadanos, establece las normas por las que se van a regir los contratos y tiene la potestad de contratar a una multinacional u otra a conveniencia. Un tanto abochornada, la periodista retrocedió, balbuceante: Así, viene a decir (no es cita textual, sino de contenido): Claro, claro,…no es lo mismo un Gobierno elegido por los ciudadanos que una empresa privada. Ella misma se dio cuenta del dislate que había cometido. Precisamente, el mérito del bolivarismo es haber conseguido que el poder público se coloque por encima del poder privado, sea la empresa nacional, española o norteamericana.
- Referente a la impugnación de los resultados electorales por la oposición, pregunta la periodista si no parece lógico que Nicolás Maduro esperara al resultado de la impugnación para su investidura. Entonces Rafael Correa tuvo que enseñarle lo que se conoce como el principio de legalidad, que al parecer ignoraba su entrevistadora. Le comenta el gobernante ecuatoriano que si la ley venezolana establece que tantos días después de las votaciones a la presidencia del gobierno, quien haya ganado debe ser investido presidente, Maduro no tiene capacidad para dejar de ser investido. Si ahora a todos se les ocurre impugnar elecciones, pues lo mismo hay que esperar a mayo o junio para que Venezuela tenga presidente. Una cosa es la lógica de Ana Pastor y otras las leyes del estado de Venezuela, y las segundas priman sobre la primera.
- A pesar de la claridad con que se le había explicado, la periodista es, al parecer, dura de entendederas y siguió sin comprender qué sea el principio de legalidad y pregunta qué piensa se debe hacer si el Junta Electoral Central de Venezuela acepta la impugnación. De nuevo aquí le recuerda Correa el principio de legalidad: no cabe plantearse si hacer una cosa u otra, sino simplemente cumplir lo que diga la Junta Electoral Central (o como se llame su homóloga en Venezuela).
- Luego le pregunta, desconociendo los principios básicos que rigen toda democracia, si el hecho de haber ganado con tan estrecho margen de diferencia no supondrá polarización e inestabilidad en Venezuela. Le responde Correa que entonces estamos poniendo en cuestión la democracia y que no habría que celebrar elecciones porque podría darse una victoria con escaso margen y ello traería consecuencias negativas. Le comenta que cuando se gana unas elecciones, sea por un margen más grande o más pequeño, el derrotado acepta los resultados y reconoce la legitimidad de gobernar del vencedor. Es un principio democrático básico; ponerlo en cuestión es poner en cuestión el estado democrático. Es sabido que Bush en sus primeras elecciones ganó con bastante menor diferencia que Maduro frente a su oponente; Aznar, al alzarse con el gobierno de la nación, había tenido una diferencia de votos también menor con respecto al Felipe González. Y no pasó nada. También en su Estado, Capriles gobernó con una diferencia menor respecto a su oponente bolivariano. Así funcionan los regímenes democráticos: cuando hay que elegir entre dos, el que obtenga la mitad más uno (o más), gana y obtiene la legitimidad para gobernar.
- Luego le espeta si piensa que Capriles es un golpista. Lógicamente la periodista estaba pensando en los levantamientos auspiciados por Capriles que se produjo al día siguiente de conocerse los resultados electorales. No sé si Ana Pastor conoce el papel desempeñado por Capriles en el 2002, pero desde luego parece que hizo la pregunta para que Correa se luciera. Este le replicó al momento: “Pues claro que es un golpista, participó en el golpe de estado de 2002” A continuación le comentó cual fue esa actuación. Por si quien lee esto lo desconoce, es sabido que participó “activamente en el golpe de Estado contra Hugo Chávez organizado por Estados Unidos en abril de 2002. Alcalde de Baruta, procedió al arresto de numerosos partidarios del orden constitucional, entre ellos Ramón Rodríguez Chacín, entonces ministro de Interior y Justicia, el cual fue violentamente agredido por los partidarios del Golpe frente a las cámaras de televisión” (extraído de la prensa venezolana de hace tres meses).
Finalmente, la periodista le pregunta qué tiene que hacer el gobierno español para salir de la crisis. Rafael Correa comenta que él no es nadie para decirle a ningún gobierno ajeno lo que tiene que hacer, pero que en todo caso puede comentarle la situación de desastre a la que llegó su país en 1999, siguiendo las recetas neoliberales del FMI. De una forma u otra, dejó entrevé que los españoles lo podían saber por los millones de uruguayos y uruguayas que tuvieron que abandonar su país y muchos de los cuales vinieron a parar a España.
Es sabido la gran cantidad de madres uruguayas que tuvieron que abandonar su país en quiebra, sus familias, sus hijos,…para atender a personas mayores en España a cambio de salarios miseria. Comentó el presidente uruguayo, con el que por cierto tengo ciertas diferencias con la política extractivista que está llevando en el país, pero, como en tantas cosas, su comprensión de la situación de la mujer y la infancia uruguayas desamparadas lo honra. Comenta como muchos niños/as de dieciséis años, con el dinero que les enviaban de fuera, tenían que hacerse cargo de su familia; barrios que se ocupaban de los niños/as de los emigrantes; numerosos casos de suicidio de niños de doce años ante la pérdida de su familia...
Detrás de la mujer uruguaya que cuidaba del anciano/a español (o alemán, o francés, o británico,…) se escondía un drama ante el que muchos miraban hacia otro lado. También en aquellos años tuve que escuchar la típica frase del facha español de todos conocidos: “¡Que lujazo de vida se están llevando en España estos sudacas!”.
El propio Rafael Correa tuvo que venir no hace muchos cuando un niñato en el metro de una ciudad española, golpeó, humilló y manoseó a una joven uruguaya que viajaba tranquilamente. Al día siguiente estaba en la calle y, a pesar de que lo había visto todo el estado español -incluso cómo dejaba de hablar momentáneamente por el móvil para golpear a la migrante uruguaya- manifestó que no se acordaba de nada porque estaba borracho.
Esperemos que, más pronto que tarde, las mujeres y la infancia española –como la ciudadanía española en general- no tenga que sufrir lo que padeció la uruguaya. No obstante las fuentes son claras sobre el aumento de la prostitución entre mujeres españolas y en cuanto a la infancia, la Junta de Andalucía ha tomado medidas para que los niños de esta comunidad puedan comer tres veces al día. Una persona poco proclive a posiciones de izquierda como es el periodista José Oneto ha indicado: “Las estadísticas nacionales señalan que el 26% de los menores españoles, 2,2 millones de niños, vive en hogares que están por debajo del umbral de la pobreza, por lo que por primera vez se sitúan como el colectivo más pobre de España. Así se desprende del último informe sobre la infancia. El impacto de la crisis en los niños realizado por Unicef, que destaca que en dos años hay casi 205.000 niños más que viven en hogares cuyos ingresos son inferiores a 16.000 euros anuales para una unidad familiar de dos adultos y dos niños” y en cuanto a la malnutrición infantil, el mismo periodista indica: “muchos colegios han dado la señal de alarma al comprobar que sus alumnos se desmayan, tienen mareos y presentan síntomas de malnutrición porque no suelen desayunar ni en ocasiones cenar, algo que han empezado a hacer en los Colegios, que han empezado a preocuparse sobre qué harán durante el verano cuando terminen las clases y se cierren las aulas”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario