ARTHUR GONZALEZ
La nueva contrarrevolucionaria Rosa María Payá Acevedo, hija del difunto Oswaldo Payá Sardiñas, quien perdiera la vida en un accidente de tránsito por la irresponsabilidad del español Ángel Carromero de viajar a exceso de velocidad, recibió hace a penas dos meses un visado de los Estados Unidos como “refugiada política”.
A partir de la muerte de su padre, Rosa María en complicidad con su madre Ofelia Acevedo y el asesoramiento de diplomáticos norteamericanos acreditados en la Habana, inició una campaña difamatoria para tergiversar las verdaderas causas que provocaron la muerte de Oswaldo y de Harold Cerero; a cambio Estados Unidos le concedería el visado para ella, su madre y dos hermanos.
Lo que llama poderosamente la atención y pone al descubierto a los autores intelectuales de la cruzada propagandística contra Cuba, es que Rosa María en pleno proceso de adquirir la residencia permanente en los EE.UU. le viabilizaron la salida del país para que fuese a Chile a continuar las acciones mediáticas, siendo recibida por los ex presidentes chilenos Patricio Aylwin y Eduardo Frei, además de Ricardo Ezzati, Arzobispo de Santiago, con el ánimo de trasladarle a este último sus criterios negativos de la iglesia cubana para que se los hicieran llegar al Papa, como parte de las presiones que le hacen a la curia cubana para que se enfrente a la Revolución.
La maniobra es clara, están fabricándole una imagen a una persona desconocida y sin historia. Para lograrlo, sus mentiras y tergiversaciones fueron divulgadas prácticamente por todos los medios chilenos.
Notoria fue la presión que hicieron sobre la ex presidenta Michelle Bachelet, líder de la Nueva Mayoría, quien tuvo que responderle al ex presidente Frei que él no le podía dar instrucciones de con quién ella debe reunirse, y por no gusto tanta gente de la derecha quería fotografiarse con la hija del difunto Payá.
Los norteamericanos están apostando a crear una imagen más juvenil de la contrarrevolución cubana e intentar cambiar la que tienen hoy, caracterizada por el desprestigio moral y ético desde que la CIA los creó en 1960 y que aun hoy financian con parte de los 20 millones de dólares que anualmente asigna el presidente Barack Obama para la subversión contra Cuba.
¿Por qué razón Rosa María no se reunió con los dirigentes estudiantiles chilenos que son brutalmente atacados por la policía chilena durante sus protestas pacíficas por lograr una mejora educacional? ¿No le interesan los derechos humanos de esos jóvenes, ni las detenciones arbitrarias a que son sometidos los trabajadores mineros?
¿Por qué no se reunió con Claudia Vallejo para conocer las violaciones cotidianas que sufre la juventud, como son despiadadamente golpeados, y detenidos, sin derecho a nada?
Ante la sorpresa que le causaron las violaciones palpadas durante su visita a una cárcel chilena de mujeres, no le quedó otro remedio que reconocer la desigualdad que existe en esa sociedad pintada de casi perfecta y expresar: “son las diferencias en cuanto a la ley que sufren los más pobres y otros rezagos que aun quedan de un pensamiento antidemocrático, pero la democracia deja espacio para que el pueblo chileno pueda ir mejorando su sistema político y superando esos problemas”.
Falta de vergüenza es lo que demostró Rosa María con esas declaraciones.
Antes de acusar a Cuba de violaciones de los derechos humanos debe detenerse a comprobar las del resto del mundo que si son reales y no las fabricadas en los EE.UU. para atacar a la mayor de las Antillas, por no doblegarse ante la prepotencia y ambiciones territoriales del imperio.
La degradación va marcando la ruta de esta joven en busca de dinero y hacer carrera en las entrañas del Imperio. Esperemos el resultado.
La nueva contrarrevolucionaria Rosa María Payá Acevedo, hija del difunto Oswaldo Payá Sardiñas, quien perdiera la vida en un accidente de tránsito por la irresponsabilidad del español Ángel Carromero de viajar a exceso de velocidad, recibió hace a penas dos meses un visado de los Estados Unidos como “refugiada política”.
A partir de la muerte de su padre, Rosa María en complicidad con su madre Ofelia Acevedo y el asesoramiento de diplomáticos norteamericanos acreditados en la Habana, inició una campaña difamatoria para tergiversar las verdaderas causas que provocaron la muerte de Oswaldo y de Harold Cerero; a cambio Estados Unidos le concedería el visado para ella, su madre y dos hermanos.
Lo que llama poderosamente la atención y pone al descubierto a los autores intelectuales de la cruzada propagandística contra Cuba, es que Rosa María en pleno proceso de adquirir la residencia permanente en los EE.UU. le viabilizaron la salida del país para que fuese a Chile a continuar las acciones mediáticas, siendo recibida por los ex presidentes chilenos Patricio Aylwin y Eduardo Frei, además de Ricardo Ezzati, Arzobispo de Santiago, con el ánimo de trasladarle a este último sus criterios negativos de la iglesia cubana para que se los hicieran llegar al Papa, como parte de las presiones que le hacen a la curia cubana para que se enfrente a la Revolución.
La maniobra es clara, están fabricándole una imagen a una persona desconocida y sin historia. Para lograrlo, sus mentiras y tergiversaciones fueron divulgadas prácticamente por todos los medios chilenos.
Notoria fue la presión que hicieron sobre la ex presidenta Michelle Bachelet, líder de la Nueva Mayoría, quien tuvo que responderle al ex presidente Frei que él no le podía dar instrucciones de con quién ella debe reunirse, y por no gusto tanta gente de la derecha quería fotografiarse con la hija del difunto Payá.
Los norteamericanos están apostando a crear una imagen más juvenil de la contrarrevolución cubana e intentar cambiar la que tienen hoy, caracterizada por el desprestigio moral y ético desde que la CIA los creó en 1960 y que aun hoy financian con parte de los 20 millones de dólares que anualmente asigna el presidente Barack Obama para la subversión contra Cuba.
¿Por qué razón Rosa María no se reunió con los dirigentes estudiantiles chilenos que son brutalmente atacados por la policía chilena durante sus protestas pacíficas por lograr una mejora educacional? ¿No le interesan los derechos humanos de esos jóvenes, ni las detenciones arbitrarias a que son sometidos los trabajadores mineros?
¿Por qué no se reunió con Claudia Vallejo para conocer las violaciones cotidianas que sufre la juventud, como son despiadadamente golpeados, y detenidos, sin derecho a nada?
Ante la sorpresa que le causaron las violaciones palpadas durante su visita a una cárcel chilena de mujeres, no le quedó otro remedio que reconocer la desigualdad que existe en esa sociedad pintada de casi perfecta y expresar: “son las diferencias en cuanto a la ley que sufren los más pobres y otros rezagos que aun quedan de un pensamiento antidemocrático, pero la democracia deja espacio para que el pueblo chileno pueda ir mejorando su sistema político y superando esos problemas”.
Falta de vergüenza es lo que demostró Rosa María con esas declaraciones.
Antes de acusar a Cuba de violaciones de los derechos humanos debe detenerse a comprobar las del resto del mundo que si son reales y no las fabricadas en los EE.UU. para atacar a la mayor de las Antillas, por no doblegarse ante la prepotencia y ambiciones territoriales del imperio.
La degradación va marcando la ruta de esta joven en busca de dinero y hacer carrera en las entrañas del Imperio. Esperemos el resultado.
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