Fieles a una cultura que encarna la intolerancia, un rebaño de ese pelaje sigue objetando en Miami la celebración de un juego de béisbol con veteranos del equipo cubano de Industriales.
Un periodista local, Jorge Ebro, comentó este miércoles que, solo mencionar tal posibilidad, dividió a muchos cubanos del sur de la Florida, dispuestos a “no ceder ni un milímetro” en sus posiciones.
De acuerdo a un sondeo llevado a cabo por El Nuevo Herald, quienes favorecen el encuentro, o lo consideran “una provocación que solo les divide”, muestran cifras muy parecidas.
El periodista Ebro recordó que la realización del juego pende todavía de llegar a un acuerdo con la ciudad de Homestead, en el condado Miami-Dade, que permita utilizar uno de sus terrenos.
Un opositor furibundo del encuentro de béisbol con veteranos de Industriales se nombra Enrique Encinosa, quien figura como historiador deportivo.
“Una vez más –declaró- el gobierno de La Habana mantiene a la gente y a los medios entretenidos con sus provocaciones”… “Ahora andamos peleados unos con los otros. ¿A quién le conviene esto?”
Según dice Ebro, opuestos al juego rechazan la presencia del ex jardinero Javier Méndez, porque cuando los Panamericanos de Winnipeg 99 encaró el desafío de un enviado de Miami que se lanzó al terreno con una pancarta.
Hasta Ninoska Pérez Castellón, una conocida y relevante pichona de la tiranía de Fulgencio Batista, se atrevió a condenar a Méndez y a otro invitado, Juan Padilla.
“Para mí son un par de sicarios y me pregunto cómo el Departamento de Estado les dio entrada a este país. No puedo estar de acuerdo con ese viaje.”
Ninoska es hija de un connotado torturador de los tiempos de la dictadura, Francisco Pérez González, y además esposa de Roberto Martín Pérez, hijo de Lutgardo Martín Pérez, uno de los más sanguinarios y conocidos asesinos de esa época.
Observadores hacen notar que una parte considerable de los habitantes de Miami aplaude a esos hombres del béisbol, algo reflejado en su prensa cuado dice:
“Muchos se regocijan con la presencia de las viejas glorias de los azules, quienes por estos días han recibido numerosas muestras de afectos por parte de fanáticos y de amigos, así como el espaldarazo de viejos compañeros“ que son fuertes críticos del sistema comunista.
¿Quiénes una vez más quedan en la cuneta? El escuálido rebaño de gorilas que aún vaga por Miami en busca de una sepultura política sin flores y sin bandera.
Un periodista local, Jorge Ebro, comentó este miércoles que, solo mencionar tal posibilidad, dividió a muchos cubanos del sur de la Florida, dispuestos a “no ceder ni un milímetro” en sus posiciones.
De acuerdo a un sondeo llevado a cabo por El Nuevo Herald, quienes favorecen el encuentro, o lo consideran “una provocación que solo les divide”, muestran cifras muy parecidas.
El periodista Ebro recordó que la realización del juego pende todavía de llegar a un acuerdo con la ciudad de Homestead, en el condado Miami-Dade, que permita utilizar uno de sus terrenos.
Un opositor furibundo del encuentro de béisbol con veteranos de Industriales se nombra Enrique Encinosa, quien figura como historiador deportivo.
“Una vez más –declaró- el gobierno de La Habana mantiene a la gente y a los medios entretenidos con sus provocaciones”… “Ahora andamos peleados unos con los otros. ¿A quién le conviene esto?”
Según dice Ebro, opuestos al juego rechazan la presencia del ex jardinero Javier Méndez, porque cuando los Panamericanos de Winnipeg 99 encaró el desafío de un enviado de Miami que se lanzó al terreno con una pancarta.
Hasta Ninoska Pérez Castellón, una conocida y relevante pichona de la tiranía de Fulgencio Batista, se atrevió a condenar a Méndez y a otro invitado, Juan Padilla.
“Para mí son un par de sicarios y me pregunto cómo el Departamento de Estado les dio entrada a este país. No puedo estar de acuerdo con ese viaje.”
Ninoska es hija de un connotado torturador de los tiempos de la dictadura, Francisco Pérez González, y además esposa de Roberto Martín Pérez, hijo de Lutgardo Martín Pérez, uno de los más sanguinarios y conocidos asesinos de esa época.
Observadores hacen notar que una parte considerable de los habitantes de Miami aplaude a esos hombres del béisbol, algo reflejado en su prensa cuado dice:
“Muchos se regocijan con la presencia de las viejas glorias de los azules, quienes por estos días han recibido numerosas muestras de afectos por parte de fanáticos y de amigos, así como el espaldarazo de viejos compañeros“ que son fuertes críticos del sistema comunista.
¿Quiénes una vez más quedan en la cuneta? El escuálido rebaño de gorilas que aún vaga por Miami en busca de una sepultura política sin flores y sin bandera.
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