Si algo nos han enseñado el cine y las series de televisión norteamericanas es que las narices del Tío Sam entran a todos partes, y que la presencia de sus decenas de órganos de inteligencia (de sus espías, pues) es el pan nuestro de cada día en todo el mundo.
Las fronteras no existen para la última superpotencia hegemónica del mundo. Estados Unidos aún parece creer en que tiene un destino manifiesto y en ello está involucrado ¡hasta el Súper Agente 86 y su compañera, la 99!
Es más, si le creemos a las cintas de James Bond, el servicio de espionaje británico, aparentemente tan metiche como el estadounidense, para trabajar más para mantener la posición de supremacía de Estados Unidos que la de la corona británica representada por Su Majestad, la Reina.
Pero una cosa es ver a los espías invadir la soberanía de todos los países en una pantalla y con sonido envolvente, y otra muy distinta descubrir que el Policía del Mundo espió hasta a quien gobierna “naciones amigas”, como es el caso de México y Brasil, cuyos mandatarios fueron el blanco de agentes secretos estadounidenses.
En efecto, tras conocer que los servicios secretos de Estados Unidos espiaron a sus respectivos presidentes, los gobiernos de México y Brasil pidieron explicaciones a Washington.
No obstante, la diferencia en el tono de esas demandas han provocado una nueva polémica en México, donde distintos sectores condenan la respuesta de la administración del presidente Enrique Peña Nieto, calificándola de débil.
Y es que Brasil -una de cuyas televisoras reveló la noticia del espionaje-, la respuesta fue contundente. Palabras más, palabras menos, tacharon de “intolerable” que Estados Unidos pueda acceder a sus comunicaciones.
Ayer, en una entrevista en Canadá, durante la escala del avión presidencial, Peña Nieto aclaró: “Es un tema que en lo personal a mí, no tengo mayor apuro”, pero demandará a EU que “se precise quiénes, cómo y de qué manera lo hicieron (el espionaje a su persona)”.
El Jefe del Ejecutivo declaró, sí, que tendrá un acercamiento “casual” o “informal” con su colega Barack Obama para pedir una investigación del caso.
“Seguramente habrá espacio para algún acercamiento aunque sea casual, informal con el presidente de Estados Unidos y dejar muy clara nuestra posición de que de haber ocurrido algún tipo de espionaje o conductas y formas que no estén apegadas a derecho, evidentemente México las reprueba, las condena y demanda un deslinde de responsabilidades y una investigación”.
Siendo realistas, la situación de México y Brasil es evidentemente distinta respecto a EU. Sobran razones por las que a nuestro País no le conviene enemistarse con su poderosísimo socio y vecino.
Desde hoy, en Rusia, Obama buscará el apoyo del G20 para que Estados Unidos intervenga militarmente en Siria. Lo hará con el visto bueno o no del grupo. Será ese ¿realmente el escenario para pedirle explicaciones al Mandatario estadounidense? ¿Puede impedirse la labor de inteligencia de la superpotencia? Ninguna respuesta puede ser satisfactoria. Necesitamos que por lo menos sea realista y pragmática. Esa es la soberanía que debe protegerse.
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