En un encuentro bilateral centrado en migración celebrado en Washington, la delegación estadounidense destacó la "importante reducción de inmigración irregular", mientras que la cubana "la repercusión positiva" que tuvo el fin de ""pies secos/pies mojados", de acuerdo con sendos comunicados.
En cumplimiento de esa decisión, Estados Unidos dejó de admitir a los cubanos que tocaban tierra ("pies secos") en su país, a los que ahora deporta igual que a los que intercepta en el mar ("pies mojados").
Según datos de Estados Unidos, la reducción de inmigrantes cubanos interceptados en el mar ha sido del 71 % en este último año, y de los detenidos en las fronteras terrestres del 64 %.
Estados Unidos, sin embargo, pidió a Cuba mayor cooperación para recibir a sus ciudadanos con órdenes de deportación.
Por otro lado, Cuba instó a EE.UU. a "cumplir con su obligación" anual de aceptar a 20.000 inmigrantes cubanos que quieran emigrar a ese país, algo a lo que EE.UU. se comprometió en este 2017.
Más allá de la reducción de la inmigración irregular, Cuba denunció "las consecuencias negativas" que han tenido, a su entender, las recientes decisiones del Gobierno de Donald Trump.
"La parte cubana expresó su más profunda preocupación por las consecuencias negativas que tienen en las relaciones migratorias entre ambos países las decisiones unilaterales, infundadas y políticamente motivadas, que fueron adoptadas por el Gobierno de los Estados Unidos", apuntó La Habana en su comunicado.
Cuba se refirió a "la suspensión del otorgamiento de visas en el Consulado de los Estados Unidos en La Habana" y a "la expulsión arbitraria de un grupo importante de funcionarios de la Embajada de Cuba en Washington".
Con estas decisiones, de acuerdo con La Habana, "se obstaculiza seriamente las relaciones familiares y los intercambios de todo tipo entre ambos pueblos" y afecta a "la atención a los ciudadanos estadounidenses que mantienen interés en viajar a nuestro país".
Asimismo, consideró "contraproducente" para la "cooperación migratoria" la decisión "de cancelar los viajes de delegaciones oficiales de los Estados Unidos a Cuba".
Finalmente, Cuba volvió a trasladar"su preocupación por la vigencia de la Ley de Ajuste Cubano, que sigue siendo un estímulo a la emigración irregular y cuya derogación será esencial para alcanzar relaciones migratorias normales entre los dos países".
Encabezaron la delegación estadounidense el subsecretario adjunto para Asuntos del Hemisferio Occidental del Departamento de Estado, John Creamer; y el subsecretario adjunto para Asuntos Consulares del Departamento de Estado, Ed Ramotowski.
Por el lado cubano dirigió la delegación la directora para EE.UU. del Ministerio de Relaciones Exteriores, Josefina Vidal.
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