Si en el 2005 el huracán Dennis desapareció el globo cautivo ubicado a 10 mil pies de altura en Cudjoe Key, desde donde se transmitía Televisión Martí, el pasado 4 de septiembre, The Washington Post, publicó una noticia que da a conocer un destino similar para el avión utilizado en las transmisiones de la señal de la televisión anticubana. En un campo de aviación en la zona rural de Georgia, se encuentra estacionado este aparato empleado por el gobierno de EE.UU. para agredir a Cuba, y paga a un contratista 79 500 dólares al año para su custodia.
Según este periódico, “el avión estaba equipado para volar sobre el océano y difundir programación de televisión hacia Cuba. El esfuerzo forma parte de una larga campaña estadounidense para combatir el comunismo en Cuba, proporcionando información al pueblo cubano sin censura por su gobierno comunista.
”Pero las autoridades cubanas interfieren la señal casi de inmediato, y las encuestas muestran que menos del 1 por ciento de los cubanos la ven. Sin embargo, cuando el Congreso comenzó a hacer recortes en el presupuesto, los legisladores se negaron a eliminar el avión.
“Es difícil expresar lo ridículo que es que el avión todavía esté costando dinero a los contribuyentes, dijo Philip Peters, un funcionario de dos administraciones republicanas y ahora presidente del Centro de Investigación de Cuba en Alejandría, Virginia. Peters dijo que ‘las emisiones del avión no tienen audiencia. Ellos la interfieren con eficacia desde su creación. Y en lugar de gastar el dinero en algo que beneficie al público, se ha convertido en una prueba de virilidad en el Capitolio’. Este avión es el último vestigio de una experiencia extraña en la televisión a través del Estrecho de la Florida”.
Fue precisamente durante la Crisis de Octubre en 1962, cuando en Washington se valoró por vez primera la posibilidad de emprender transmisiones de televisión especialmente dirigidas a Cuba, idea descartada en ese entonces por considerarse una medida extrema, muy compleja desde el punto de vista técnico y por la fragilidad de la señal ante cualquier tipo de interferencia cubana. No obstante, la idea fue retomada a partir del segundo semestre de 1985 y el 27 de marzo de 1990 comenzó la agresión televisiva, al ponerse en servicio un transmisor de televisión a bordo de un aeróstato cautivo a 3 000 metros de altura en uno de los cayos al sur del estado de la Florida, para cubrir parte del territorio nacional cubano. Cuando en el 2005 el huracán Dennis desapareció el globo aerostático, los directivos de TV Martí se dieron cuenta del siniestro… seis semanas después.
Una nueva modalidad de las transmisiones de televisión se produce a partir de agosto del 2004, al emplearse una aeronave militar del tipo EC-130, perteneciente al Comando Solo de una Unidad de Guerra Psicológica de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, y desde agosto del 2006 a través de un bimotor Gulfstream G-1.
La televisión que no se ve, daña y viola los principios generales del derecho internacional y de los medios de difusión masiva, las regulaciones de la Unión Internacional de Telecomunicaciones y del Derecho Espacial.
La emisión de señales de televisión y radio hacia Cuba desde territorio norteamericano, que hoy alcanza más de 2 000 horas semanales de programación anticubana, incluidas alocuciones que convocan a actos terroristas, ha sido una verdadera guerra en los órdenes técnico, diplomático y de inteligencia, donde la potencia imperial ha llevado la peor parte, pues se neutraliza cada día la señal de televisión en sus distintas variantes desde su salida al aire y se mantiene en un bajo perfil la recepción de la Radio Martí.
El Congreso de Estados Unidos aprueba cada año un presupuesto de más de 30 millones de dólares procedente del contribuyente norteamericano para mantener su andamiaje.
Quizás por eso el campo de aviación en Georgia deviene un monumento que perpetúa el fracaso de las transmisiones de la TV Martí hacia Cuba.
Según este periódico, “el avión estaba equipado para volar sobre el océano y difundir programación de televisión hacia Cuba. El esfuerzo forma parte de una larga campaña estadounidense para combatir el comunismo en Cuba, proporcionando información al pueblo cubano sin censura por su gobierno comunista.
”Pero las autoridades cubanas interfieren la señal casi de inmediato, y las encuestas muestran que menos del 1 por ciento de los cubanos la ven. Sin embargo, cuando el Congreso comenzó a hacer recortes en el presupuesto, los legisladores se negaron a eliminar el avión.
“Es difícil expresar lo ridículo que es que el avión todavía esté costando dinero a los contribuyentes, dijo Philip Peters, un funcionario de dos administraciones republicanas y ahora presidente del Centro de Investigación de Cuba en Alejandría, Virginia. Peters dijo que ‘las emisiones del avión no tienen audiencia. Ellos la interfieren con eficacia desde su creación. Y en lugar de gastar el dinero en algo que beneficie al público, se ha convertido en una prueba de virilidad en el Capitolio’. Este avión es el último vestigio de una experiencia extraña en la televisión a través del Estrecho de la Florida”.
Fue precisamente durante la Crisis de Octubre en 1962, cuando en Washington se valoró por vez primera la posibilidad de emprender transmisiones de televisión especialmente dirigidas a Cuba, idea descartada en ese entonces por considerarse una medida extrema, muy compleja desde el punto de vista técnico y por la fragilidad de la señal ante cualquier tipo de interferencia cubana. No obstante, la idea fue retomada a partir del segundo semestre de 1985 y el 27 de marzo de 1990 comenzó la agresión televisiva, al ponerse en servicio un transmisor de televisión a bordo de un aeróstato cautivo a 3 000 metros de altura en uno de los cayos al sur del estado de la Florida, para cubrir parte del territorio nacional cubano. Cuando en el 2005 el huracán Dennis desapareció el globo aerostático, los directivos de TV Martí se dieron cuenta del siniestro… seis semanas después.
Una nueva modalidad de las transmisiones de televisión se produce a partir de agosto del 2004, al emplearse una aeronave militar del tipo EC-130, perteneciente al Comando Solo de una Unidad de Guerra Psicológica de las Fuerzas Armadas de Estados Unidos, y desde agosto del 2006 a través de un bimotor Gulfstream G-1.
La televisión que no se ve, daña y viola los principios generales del derecho internacional y de los medios de difusión masiva, las regulaciones de la Unión Internacional de Telecomunicaciones y del Derecho Espacial.
La emisión de señales de televisión y radio hacia Cuba desde territorio norteamericano, que hoy alcanza más de 2 000 horas semanales de programación anticubana, incluidas alocuciones que convocan a actos terroristas, ha sido una verdadera guerra en los órdenes técnico, diplomático y de inteligencia, donde la potencia imperial ha llevado la peor parte, pues se neutraliza cada día la señal de televisión en sus distintas variantes desde su salida al aire y se mantiene en un bajo perfil la recepción de la Radio Martí.
El Congreso de Estados Unidos aprueba cada año un presupuesto de más de 30 millones de dólares procedente del contribuyente norteamericano para mantener su andamiaje.
Quizás por eso el campo de aviación en Georgia deviene un monumento que perpetúa el fracaso de las transmisiones de la TV Martí hacia Cuba.
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