Arthur Gonzalez
Desde hace meses la Iglesia católica cubana recibe fuertes presiones desde Miami, las que han sido replicadas por los asalariados internos, en busca de entorpecer el proceso de entendimiento con el Gobierno.
La figura del Cardenal Jaime Ortega Alamino es criticada de forma constante por la contrarrevolución, especialmente por la inculta y grosera Berta Soler, que siguiendo orientaciones de sus patrocinadores en el exterior, lo ataca irrespetuosamente en cada oportunidad posible, e incluso lo acusó de traicionar a la contrarrevolución cuando medió ante las autoridades de la Isla para lograr la excarcelación de varios mercenarios, entre ellos
a su propio esposo, y la posibilidad de ser recibidos por España para aquellos que así lo desearon.
El Cardenal soportó injurias y ataques, incluso de algunos de sus Obispos, pero todo hace indicar que el nuevo presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, Monseñor Dionisio García Ibáñez, no tiene la misma sensatez o desea ganarse la gracia de Miami, pues al final la iglesia cubana también vive del financiamiento externo.
Se veía venir el camino que tomaría la Institución en cada editorial de la revista Espacio Laical y de Palabra Nueva, incluso Orlando Márquez fue invitado por Miami a participar en la elaboración de un estudio titulado La Diáspora cubana en el siglo XXI, donde se abordan aspectos de cómo pudiera ser la situación interna cubana y la participación de la comunidad radicada en los Estados Unidos en la economía cubana.
Pero lo que llama la atención es el “olvido” de la Conferencia de Obispos Católicos Cubanos de las acciones del gobierno norteamericano en los últimos 53 años contra el pueblo cubano, el terrorismo de Estado diseñado y puesto en práctica desde 1959, la Guerra Económica que nos afecta a todos, incluso a la propia Iglesia y la estimulación permanentemente manipulada a la emigración ilegal; de eso la pastoral no dice ni una letra, lo cual descalifica cualquier posición que asuman.
¿Por qué se lanzan a solicitar reformas políticas internas y no le solicitan al Papa reformas a la política de la propia Iglesia, que tanto las necesita para estar más acorde con los tiempos modernos?
La libre decisión de interrumpir los embarazos no deseados, la aceptación del derecho a decidir la orientación sexual entre seres humanos, el derecho de las mujeres a ejercer el sacerdocio, la cancelación del celibato forzado para poder servir a Dios y el pleno combate a la pederastia que practican los sacerdotes de forma criminal contra menores y la huella sicológica que deja en sus víctimas, son algunos de los problemas más acuciantes que afectan a la Iglesia católica y deben ser prioridad en sus solicitudes.
En evidente consonancia con las posiciones del gobierno norteamericano y casi parafraseándolo, la pastoral afirma que: “Estamos en un momento de parálisis y fatiga de un proyecto”.
¿A que llaman parálisis y fatiga? En los últimos tres años se han aprobado nuevas leyes que reflejan todo lo contrario, aunque la sociedad cubana requiere verdaderamente de resultados prácticos que se palpen en la economía familiar, especialmente el tema salarial y la eliminación de la doble moneda, algo que todos los economistas reconocen que no se puede lograr de la noche a la mañana en las condiciones en que vive la económica cubana, asediada por un nudo gordiano made in USA.
¿Desconoce la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba los intentos del gobierno revolucionario por mejorar los lazos con Estados Unidos?
Cuba siempre ha mostrado disposición a una normalización de relaciones bajo los principios de igualdad y respeto a su soberanía, algo que los norteamericanos no aceptan.
Por solo recordarles a los Obispos parte de la historia, es bueno señalar que fueron los Estados Unidos los que rompieron relaciones con Cuba en enero de 1961, seguidamente organizaron, financiaron y entrenaron una fuerza mercenaria que atacó a la Isla mediante la invasión por bahía de Cochinos, y fue aplastada por el pueblo cubano en 72 horas.
En marzo de 1960 el presidente D. Eisenhower le aprobó a la CIA el primer programa de Acciones Encubiertas, que perseguía derrotar a la Revolución, para lo cual crearon la oposición interna, llegando a contar con más de 400 organizaciones contrarrevolucionarias dirigidas por la CIA.
Quizás los Obispos Católicos borraron de su mente que solamente desde el 28 de septiembre de 1960 hasta el mes de abril de 1961, según sus propios informes desclasificados, la CIA introdujo ilegalmente en Cuba 75 toneladas de explosivos y armamentos, para abastecer a grupos terroristas urbanos y bandas de alzados en zonas montañosas.
Un documento desclasificado elaborado por el Coronel Jack Hawkins, jefe de la sección de personal paramilitar en el centro de operaciones de la Fuerza de Tarea de la CIA, en la denominada como “Operación Cubana”, señala sin el más mínimo pudor que:
“…durante el período comprendido entre octubre de 1960 y el 15 de abril de 1961, se perpetraron alrededor de 110 atentados dinamiteros contra objetivos políticos y económicos, se colocaron más de 200 bombas. Se descarrilaron 6 trenes, se dejó inactiva la refinería de Santiago de Cuba durante una semana, como resultado de un ataque sorpresivo desde el mar. Se provocaron más de 150 incendios contra centros estatales y privados, incluyendo 21 viviendas de comunistas y 800 incendios en plantaciones de caña”.
…“Estas operaciones lograron un éxito considerable y las embarcaciones que prestaban servicio de Miami a Cuba entregaron más de 40 toneladas de armas, explosivos y equipos militares e infiltraron y sacaron a un gran número de personas.
Estos hechos terroristas continuaron bajo el total silencio de la Conferencia de Obispos Católicos Cubanos (COCC) y en años más recientes la voladura del avión de Cubana de Aviación donde murieron 76 personas inocentes, y las bombas en varios hoteles y restaurantes de la Habana, causantes de un muerto y varios heridos. Su máximo responsable reside placidamente en Miami. Sobre esto la COCC no habla.
Sin embargo, a pesar de estas acciones Cuba nunca se ha negado a conversar con su adversario para normalizar sus relaciones. En 1963 el propio Fidel Castro aceptó recibir a un periodista francés enviado por el presidente demócrata J.F. Kennedy para conversar sobre un posible acercamiento entre ambos países.
El 1ro de diciembre de 1965, Cuba y Estados Unidos conversaron diplomáticamente, llegándose a la firma de un Acta en la cual se acordó abrir un puente aéreo por el Aeropuerto Internacional de Varadero para los que desearan emigrar legalmente.
Durante la administración de Richard Nixon (1969-1974) surgieron algunas iniciativas en el Congreso, proponiendo cambios en la política hacia Cuba.
A partir de 1973 un Congreso más demócrata aceptó firmar el “Memorando de entendimiento sobre los secuestros aéreos y marítimos y otras ofensas”.
Durante 1974 se iniciaron conversaciones secretas entre representantes de ambos gobiernos, bajo la sugerencia de Henry Kissinger. Con el presidente James Carter, bajo la dirección estratégica de Zbigniew Brzezinski, se sostuvieron nuevos encuentros, que en 1977 dieron como resultado la apertura de oficinas de intereses en ambas capitales.
El presidente republicano Ronald Reagan, en diciembre del año 1984 tomó la decisión de firmar un acuerdo migratorio con el Gobierno de Cuba. En mayo de 1995, se firma un nuevo acuerdo migratorio entre Estados Unidos y Cuba, bajo la administración demócrata del presidente William Clinton.
Respecto a la reconciliación nacional, desde 1978 Cuba inició un diálogo con su comunidad en los Estados Unidos y desde 1994 con todos los cubanos residentes en el mundo. ¿Olvidaron los Obispos cubanos la reacción de la mafia anticubana sobre Magda Montiel por haber osado saludar a Fidel Castro? La intransigencia a la reconciliación es allá y no aquí.
En la Isla nunca ha habido un acto de rechazo a la reunificación de las familias, muy diferente a los espectáculos bochornosos que se suceden a menudo en Miami, incluso contra artistas cubanos que son invitados a trabajar.
Con relación al interés de frenar la emigración nacional, por supuesto que a nadie le place ver salir a sus jóvenes a servir en un país extranjero, pero el hecho no es privativo de Cuba. Todo el mundo vive un flujo migratorio ascendente, incluidos los países europeos; es una condición humana en busca de mejores opciones de vida.
En el caso cubano, nunca antes un país sufrió tantas agresiones en el tema migratorio por los Estados Unidos. Cuba es víctima de una cruel campaña para saquearle su fuerza laboral.
Un ejemplo ilustrativo es el de los profesionales de la salud. De los 6 mil médicos presentes en la isla en 1959, 3 mil se marcharon hacia el vecino del Norte, donde todas las comodidades materiales les esperaban.
A partir la Operación Peter Pan, iniciada en octubre de 1960 mediante intensa campaña propagandística, hicieron creer que el gobierno revolucionario les retiraría la patria potestad a los padres. En la misma participó la jerarquía de la Iglesia Católica cubana y la de Miami, saliendo de Cuba 14 mil niños sin sus padres.
El 17 de enero de 1961, el presidente Kennedy aprobaba el Programa de Refugiados Cubanos, otorgándole facilidades económicas a todos los que llegara a Estados Unidos. Este programa duró 15 años y le costó más de mil millones de dólares al Tesoro estadounidense.
El presidente demócrata Lyndon B. Johnson, aprobó el 2 de noviembre de 1966, la Ley Pública 89-732, conocida como Ley de Ajuste Cubano, la que busca trasladar la imagen que las personas “huyen” del comunismo.
En 1986 el Congreso norteamericano aprobó la Ley Pública 99-603, para el Control y la Reforma de Inmigración, que incluye en su Sección 202, Ajuste para Cubanos-Haitianos.
En noviembre de 1997 el Congreso de los Estados Unidos aprobó la Ley Pública 105-100. Ley de Ajuste Nicaragüense y Alivio Centroamericano (NACARA). Esta Ley define en su Sección 202. Ajuste de Status de ciertos nicaragüenses y cubanos.
¿Por qué los prelados no le proponen una Pastoral al gobierno norteamericano para que dejen al pueblo cubano vivir en paz y le permitan trabajar por escoger libremente su futuro?
La posición de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba vuelve a dejar el mismo sabor amargo por su sometimiento a los intereses más bajos del Gobierno norteamericano y la mafia anticubana de Miami.
Que Dios los perdone por ceder ante tantas presiones.
Desde hace meses la Iglesia católica cubana recibe fuertes presiones desde Miami, las que han sido replicadas por los asalariados internos, en busca de entorpecer el proceso de entendimiento con el Gobierno.
La figura del Cardenal Jaime Ortega Alamino es criticada de forma constante por la contrarrevolución, especialmente por la inculta y grosera Berta Soler, que siguiendo orientaciones de sus patrocinadores en el exterior, lo ataca irrespetuosamente en cada oportunidad posible, e incluso lo acusó de traicionar a la contrarrevolución cuando medió ante las autoridades de la Isla para lograr la excarcelación de varios mercenarios, entre ellos
a su propio esposo, y la posibilidad de ser recibidos por España para aquellos que así lo desearon.
El Cardenal soportó injurias y ataques, incluso de algunos de sus Obispos, pero todo hace indicar que el nuevo presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba, Monseñor Dionisio García Ibáñez, no tiene la misma sensatez o desea ganarse la gracia de Miami, pues al final la iglesia cubana también vive del financiamiento externo.
Se veía venir el camino que tomaría la Institución en cada editorial de la revista Espacio Laical y de Palabra Nueva, incluso Orlando Márquez fue invitado por Miami a participar en la elaboración de un estudio titulado La Diáspora cubana en el siglo XXI, donde se abordan aspectos de cómo pudiera ser la situación interna cubana y la participación de la comunidad radicada en los Estados Unidos en la economía cubana.
Pero lo que llama la atención es el “olvido” de la Conferencia de Obispos Católicos Cubanos de las acciones del gobierno norteamericano en los últimos 53 años contra el pueblo cubano, el terrorismo de Estado diseñado y puesto en práctica desde 1959, la Guerra Económica que nos afecta a todos, incluso a la propia Iglesia y la estimulación permanentemente manipulada a la emigración ilegal; de eso la pastoral no dice ni una letra, lo cual descalifica cualquier posición que asuman.
¿Por qué se lanzan a solicitar reformas políticas internas y no le solicitan al Papa reformas a la política de la propia Iglesia, que tanto las necesita para estar más acorde con los tiempos modernos?
La libre decisión de interrumpir los embarazos no deseados, la aceptación del derecho a decidir la orientación sexual entre seres humanos, el derecho de las mujeres a ejercer el sacerdocio, la cancelación del celibato forzado para poder servir a Dios y el pleno combate a la pederastia que practican los sacerdotes de forma criminal contra menores y la huella sicológica que deja en sus víctimas, son algunos de los problemas más acuciantes que afectan a la Iglesia católica y deben ser prioridad en sus solicitudes.
En evidente consonancia con las posiciones del gobierno norteamericano y casi parafraseándolo, la pastoral afirma que: “Estamos en un momento de parálisis y fatiga de un proyecto”.
¿A que llaman parálisis y fatiga? En los últimos tres años se han aprobado nuevas leyes que reflejan todo lo contrario, aunque la sociedad cubana requiere verdaderamente de resultados prácticos que se palpen en la economía familiar, especialmente el tema salarial y la eliminación de la doble moneda, algo que todos los economistas reconocen que no se puede lograr de la noche a la mañana en las condiciones en que vive la económica cubana, asediada por un nudo gordiano made in USA.
¿Desconoce la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba los intentos del gobierno revolucionario por mejorar los lazos con Estados Unidos?
Cuba siempre ha mostrado disposición a una normalización de relaciones bajo los principios de igualdad y respeto a su soberanía, algo que los norteamericanos no aceptan.
Por solo recordarles a los Obispos parte de la historia, es bueno señalar que fueron los Estados Unidos los que rompieron relaciones con Cuba en enero de 1961, seguidamente organizaron, financiaron y entrenaron una fuerza mercenaria que atacó a la Isla mediante la invasión por bahía de Cochinos, y fue aplastada por el pueblo cubano en 72 horas.
En marzo de 1960 el presidente D. Eisenhower le aprobó a la CIA el primer programa de Acciones Encubiertas, que perseguía derrotar a la Revolución, para lo cual crearon la oposición interna, llegando a contar con más de 400 organizaciones contrarrevolucionarias dirigidas por la CIA.
Quizás los Obispos Católicos borraron de su mente que solamente desde el 28 de septiembre de 1960 hasta el mes de abril de 1961, según sus propios informes desclasificados, la CIA introdujo ilegalmente en Cuba 75 toneladas de explosivos y armamentos, para abastecer a grupos terroristas urbanos y bandas de alzados en zonas montañosas.
Un documento desclasificado elaborado por el Coronel Jack Hawkins, jefe de la sección de personal paramilitar en el centro de operaciones de la Fuerza de Tarea de la CIA, en la denominada como “Operación Cubana”, señala sin el más mínimo pudor que:
“…durante el período comprendido entre octubre de 1960 y el 15 de abril de 1961, se perpetraron alrededor de 110 atentados dinamiteros contra objetivos políticos y económicos, se colocaron más de 200 bombas. Se descarrilaron 6 trenes, se dejó inactiva la refinería de Santiago de Cuba durante una semana, como resultado de un ataque sorpresivo desde el mar. Se provocaron más de 150 incendios contra centros estatales y privados, incluyendo 21 viviendas de comunistas y 800 incendios en plantaciones de caña”.
…“Estas operaciones lograron un éxito considerable y las embarcaciones que prestaban servicio de Miami a Cuba entregaron más de 40 toneladas de armas, explosivos y equipos militares e infiltraron y sacaron a un gran número de personas.
Estos hechos terroristas continuaron bajo el total silencio de la Conferencia de Obispos Católicos Cubanos (COCC) y en años más recientes la voladura del avión de Cubana de Aviación donde murieron 76 personas inocentes, y las bombas en varios hoteles y restaurantes de la Habana, causantes de un muerto y varios heridos. Su máximo responsable reside placidamente en Miami. Sobre esto la COCC no habla.
Sin embargo, a pesar de estas acciones Cuba nunca se ha negado a conversar con su adversario para normalizar sus relaciones. En 1963 el propio Fidel Castro aceptó recibir a un periodista francés enviado por el presidente demócrata J.F. Kennedy para conversar sobre un posible acercamiento entre ambos países.
El 1ro de diciembre de 1965, Cuba y Estados Unidos conversaron diplomáticamente, llegándose a la firma de un Acta en la cual se acordó abrir un puente aéreo por el Aeropuerto Internacional de Varadero para los que desearan emigrar legalmente.
Durante la administración de Richard Nixon (1969-1974) surgieron algunas iniciativas en el Congreso, proponiendo cambios en la política hacia Cuba.
A partir de 1973 un Congreso más demócrata aceptó firmar el “Memorando de entendimiento sobre los secuestros aéreos y marítimos y otras ofensas”.
Durante 1974 se iniciaron conversaciones secretas entre representantes de ambos gobiernos, bajo la sugerencia de Henry Kissinger. Con el presidente James Carter, bajo la dirección estratégica de Zbigniew Brzezinski, se sostuvieron nuevos encuentros, que en 1977 dieron como resultado la apertura de oficinas de intereses en ambas capitales.
El presidente republicano Ronald Reagan, en diciembre del año 1984 tomó la decisión de firmar un acuerdo migratorio con el Gobierno de Cuba. En mayo de 1995, se firma un nuevo acuerdo migratorio entre Estados Unidos y Cuba, bajo la administración demócrata del presidente William Clinton.
Respecto a la reconciliación nacional, desde 1978 Cuba inició un diálogo con su comunidad en los Estados Unidos y desde 1994 con todos los cubanos residentes en el mundo. ¿Olvidaron los Obispos cubanos la reacción de la mafia anticubana sobre Magda Montiel por haber osado saludar a Fidel Castro? La intransigencia a la reconciliación es allá y no aquí.
En la Isla nunca ha habido un acto de rechazo a la reunificación de las familias, muy diferente a los espectáculos bochornosos que se suceden a menudo en Miami, incluso contra artistas cubanos que son invitados a trabajar.
Con relación al interés de frenar la emigración nacional, por supuesto que a nadie le place ver salir a sus jóvenes a servir en un país extranjero, pero el hecho no es privativo de Cuba. Todo el mundo vive un flujo migratorio ascendente, incluidos los países europeos; es una condición humana en busca de mejores opciones de vida.
En el caso cubano, nunca antes un país sufrió tantas agresiones en el tema migratorio por los Estados Unidos. Cuba es víctima de una cruel campaña para saquearle su fuerza laboral.
Un ejemplo ilustrativo es el de los profesionales de la salud. De los 6 mil médicos presentes en la isla en 1959, 3 mil se marcharon hacia el vecino del Norte, donde todas las comodidades materiales les esperaban.
A partir la Operación Peter Pan, iniciada en octubre de 1960 mediante intensa campaña propagandística, hicieron creer que el gobierno revolucionario les retiraría la patria potestad a los padres. En la misma participó la jerarquía de la Iglesia Católica cubana y la de Miami, saliendo de Cuba 14 mil niños sin sus padres.
El 17 de enero de 1961, el presidente Kennedy aprobaba el Programa de Refugiados Cubanos, otorgándole facilidades económicas a todos los que llegara a Estados Unidos. Este programa duró 15 años y le costó más de mil millones de dólares al Tesoro estadounidense.
El presidente demócrata Lyndon B. Johnson, aprobó el 2 de noviembre de 1966, la Ley Pública 89-732, conocida como Ley de Ajuste Cubano, la que busca trasladar la imagen que las personas “huyen” del comunismo.
En 1986 el Congreso norteamericano aprobó la Ley Pública 99-603, para el Control y la Reforma de Inmigración, que incluye en su Sección 202, Ajuste para Cubanos-Haitianos.
En noviembre de 1997 el Congreso de los Estados Unidos aprobó la Ley Pública 105-100. Ley de Ajuste Nicaragüense y Alivio Centroamericano (NACARA). Esta Ley define en su Sección 202. Ajuste de Status de ciertos nicaragüenses y cubanos.
¿Por qué los prelados no le proponen una Pastoral al gobierno norteamericano para que dejen al pueblo cubano vivir en paz y le permitan trabajar por escoger libremente su futuro?
La posición de la Conferencia de Obispos Católicos de Cuba vuelve a dejar el mismo sabor amargo por su sometimiento a los intereses más bajos del Gobierno norteamericano y la mafia anticubana de Miami.
Que Dios los perdone por ceder ante tantas presiones.
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