Dos años de fundada cumplió la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac), y a menos de tres semanas de su II Cumbre de Jefes de Estado y Gobierno, que tendrá por sede a La Habana, Cuba, los días 28 y 29 de enero de 2014.
Pese a su juventud, el foro se consolida como instrumento de concertación y defensa de la identidad, las aspiraciones y la cultura regionales, con una visión humanista.
La Celac agrupa a los 33 países independientes de América Latina y el Caribe, y tuvo su reunión fundacional en Venezuela los días 2 y 3 de diciembre de 2011, cita en la cual se adoptó una veintena de documentos, entre los que sobresalen la Declaración de Caracas y el Plan de Acción, así como los estatutos para su funcionamiento.
Con esas herramientas, el bloque comenzó a fomentar la concertación política, económica, social y científico técnica; y la integración, inspirada en convertirse en el interlocutor de América Latina y el Caribe con otras regiones del mundo.
En el plano económico, la vista del foro ha estado puesta en los caminos para enfrentar la crisis financiera internacional y construir una nueva arquitectura, mientras que en el orden social la brújula se orientó a fomentar la equidad, la inclusión, y la erradicación de la pobreza y el hambre.
Si bien la Celac nació oficialmente en diciembre de 2011 en Caracas, teniendo como anfitrión a uno de sus máximos inspiradores, el presidente Hugo Chávez, los orígenes están en el compromiso de la cumbre de Costa do Sauípe, en 2008 en Brasil, cuando por primera vez se reunieron las 33 naciones de América Latina y el Caribe, en la casa de otro de los promotores de la unidad latinoamericana y caribeña, el entonces presidente Luiz Inácio Lula da Silva.
Pasajes importantes de la cita brasileña fueron la convocatoria del entonces presidente de México, Felipe Calderón, a una cumbre extraordinaria del Grupo de Río, para que ese foro le diera la bienvenida a Cuba, ingreso dado incluso sin cumplirse uno de los tradicionales requisitos del desaparecido bloque, el cual establecía que el país que ingresaba debía hacer una solicitud formal.
Lo cierto es que Cuba se sumó al Grupo de Río porque la invitaron.
Otro momento importante de la reunión de Costa do Sauípe fue la conferencia de prensa final, cuando se informó que los países trabajarían en la creación de una organización propia de América Latina y el Caribe, lo cual sería luego la Celac.
En febrero de 2010 los 33 países de la región volverían a verse las caras en lo que sería la Cumbre de la Unidad, que tuvo por sede a Playa del Carmen, en la Riviera Maya, balneario mexicano de Cancún.
Los jefes de Estado y de Gobierno reunidos en Cancún hicieron coincidir la II Cumbre de América Latina y el Caribe sobre Integración y Desarrollo (Calc) y la XXI Cumbre del Grupo de Río, de las cuales emergió una declaración que permitió establecer el cronograma para la fundación de la Celac.
En el documento final de la cita en México, los mandatarios definieron su decisión de “construir un espacio común con el propósito de profundizar la integración política, económica, social y cultural de nuestra región y establecer compromisos efectivos de acción conjunta para la promoción del desarrollo sostenible de América Latina y el Caribe”.
Todo ello en un marco de unidad, democracia, respeto irrestricto a los derechos humanos, solidaridad, cooperación, complementariedad y concertación política.
Y es en correspondencia con sus postulados fundacionales, que la II cumbre de la Celac, la cual tendrá por sede a La Habana en enero próximo, sustentará como eje central la lucha contra la desigualdad.
“Nuestra región, llena de bondades, es la más desigual del planeta. Tiene las condiciones para dejar de serlo”, comentó recientemente en una visita a México el canciller cubano, Bruno Rodríguez.
Al cierre de la I cumbre de jefes de Estado y Gobierno de las naciones integrantes de la Celac, celebrada en Santiago de Chile en diciembre de 2012, Cuba recibió de manos de los anfitriones la presidencia pro témpore del mecanismo integrador.
“Asumimos el compromiso de trabajar por la paz, la justicia, el desarrollo, la cooperación, el entendimiento, y la solidaridad entre los latinoamericanos y caribeños”, afirmó el presidente Raúl Castro, al recibir la dirección del organismo de su homólogo chileno, Sebastián Piñera.
Bajo el mandato de la isla caribeña, han tenido lugar varias reuniones sectoriales a nivel ministerial con agendas centradas en las prioridades de la región.
Entre ellas figuran un encuentro de los ministros de Cultura, realizado en Paramaribo, Surinam, en marzo último, y el primer foro de ministros de Educación, que tuvo por sede a La Habana en abril.
La lucha contra el analfabetismo, la formación de personal docente, la calidad de la educación básica, la atención a la primera infancia, los indígenas y los afrodescendientes ocuparon importantes espacios en el orden del día de la cita habanera.
La capital ecuatoriana, Quito, también fue ese mes escenario de un encuentro sobre medio ambiente y desarrollo sostenible, y la víspera acogió a los ministros de Finanzas, quienes conciliaron las propuestas que en esa materia presentarán en enero los mandatarios de las naciones de la Celac en la cita de La Habana.
Los titulares dejaron listos los insumos que en asuntos económicos debe incluir la Declaración que se adoptará en la capital cubana, con medidas orientadas a prevenir los efectos de la crisis económica y financiera internacional sobre las economías de la región, e ideas sobre una arquitectura regional acorde a las particularidades y necesidades de América Latina y el Caribe.
El documento central a firmar en La Habana sucederá al de 73 puntos suscrito en Santiago de Chile en enero pasado, el cual fijó el rumbo para la integración política, económica, social y cultural de la región, acorde con su tiempo. En la cita santiaguina también se emitieron comunicados especiales con las proyecciones e intereses del bloque.
Reconociendo la diversidad de posiciones políticas e ideológicas, los países coincidieron en promover una reforma integral del sistema de Naciones Unidas, con la vista puesta en la democratización del Consejo de Seguridad.
Las naciones de la Celac mostraron su oposición a las medidas unilaterales y extraterritoriales, como el bloqueo económico, comercial y financiero impuesto por Estados Unidos a Cuba, y a las evaluaciones y certificaciones que emiten algunos países desarrollados.
En Santiago de Chile también primó el consenso sobre la necesidad de respetar el pluralismo, a partir del derecho de cada nación a escoger su forma de organización política y económica, expresión de la diversidad que caracteriza a la Celac, cuyo nacimiento fuera calificado por el líder de la Revolución Cubana, Fidel Castro, como el suceso institucional más importante de la región en un siglo.
Se trata de una organización distintiva de la gran patria que se extiende al sur del Rio Bravo, ésa que José Martí llamó Nuestra América, y a la cual no pertenecen Estados Unidos y Canadá por tener una historia, cultura, y proyecciones socio-económica y política diferentes.
[Fuente: Cubadebate]
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