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miércoles, junio 11, 2014

Sin rayadillos en Washington D.C.

Manifestantes piden libertad para Los Cinco en Washington DC. Foto: Bill Hackwell
Iroel Sánchez
El 8 de junio es el Día del Jurista en Cuba. En esa fecha se graduó como abogado, Ignacio Agramonte, un héroe de la primera guerra cubana por independizarse de España. Licenciado en Derecho en la Universidad de La Habana, Agramonte dejó la comodidad de una profesión citadina para lanzarse a los campos y enfrentar al ejército español recién estalló la primera contienda cubana por salir del dominio colonial.

Adorado por sus subordinados, Ignacio Agramonte murió joven pero tuvo tiempo para fijar en sus hombres un alto sentido de la disciplina y la lealtad. En apenas cinco años de vida militar creó una agrupación legendaria, la caballería camagueyana. Con ella realizó una hazaña que los niños cubanos aprenden muy temprano en sus escuelas: el rescate del brigadier Julio Sanguily.
Enterado de que uno de sus oficiales había sido capturado por una columna enemiga, Agramonte escogió 35 combatientes y partió a rescatarlo con una carga al machete. En la vanguardia de su tropa, un norteamericano que también haría historia en Cuba: Henry Reeve. Los cubanos, en inferioridad numérica y de armamento, lograron su objetivo. Se cuenta que Reeve fue uno de los que más se destacó, en lucha cuerpo a cuerpo con un coterráneo suyo llamado  “El Prusiano” que servía de práctico en la tropa española.
Con su acción,  Agramonte fijó un principio en las huestes cubanas: no se abandona a un compañero por difíciles que sean las circunstancias. Es lo mismo que hizo Fidel cuando, en noche tormentosa, uno de los expedicionarios del yate Granma cayó al mar y no continuó la travesía hasta encontrarlo y rescatarlo.
No sé si los dirigentes estadounidenses, más cercanos a “El Prusiano” que a Henry Reeve, sabrán algo de la historia cubana, y en particular de acciones como las de Agramonte, eñl propio Reeve y los expedicionarios del Granma. Sus actuaciones hacia Cuba parecen indicar que no y sus percepciones sobre la Isla suelen estar guiadas por sus relaciones con quienes como los rayadillos -la milicia cubana que pagaba España contra los independentistas- sólo le dicen lo que creen sus empleadores quieren escuchar.
Es sabido que el gobierno de Estados Unidos ha contratado sus rayadillos en Cuba, muchas veces autores de hechos de sangre. El 1 de mayo de 2013  el gobierno cubano presentó ante el Consejo de Derechos Humanos de la ONU un informe que recoge la muerte  de tres mil 478 mujeres, hombres y niños como resultado de acciones terroristas ejecutadas desde Estados Unidos, la mayoría de las ocasiones por cubanos al servicio de Washington. En el mismo documento se afirma que dos mil 099 cubanos han quedado físicamente discapacitados como resultado de esos mismos hechos.
Lamentablemente, no se trata de agua pasada. Hace apenas un mes autoridades cubanas informaron sobre la detención de cuatro personas que, procedentes del Sur de la Florida, pretendían realizar actos terroristas en Cuba. En el pasado, el gobierno estadounidense dio entrenamiento y asignó fondos para ejecutar esas acciones, hoy aparentemente no las financia pero las tolera. Bajo la misma política, fueron apresados y condenados en Miami cinco cubanos que buscaban información sobre esos actos terroristas, tres de ellos aún permanecen en prisión.
Hoy se sabe que el gobierno de Estados Unidos pagó a periodistas para condicionar el trabajo del jurado en el jucio contra quienes son conocidos internacionalmente como Los Cinco. Durante el proceso fueron publicados 1111 artículos demonizando a los antiterroristas y la fiscalía introdujo una acusación  adicional para llevar la pena de uno de los acusados a dos cadenas perpetuas más quince años por un delito que no pudieron probar. Dos de Los Cinco están en Cuba luego de cumplir íntegramente sus condenas y tres permanecen en cárceles norteamericanas sin que se vislumbre una solución a su caso.
Por esos tres cubanos que siguen encarcelados en Estados Unidos hubo ayer una carga de argumentos en Washington D.C.. Norteamericanos de la estirpe de Henry Reeve, cubanos que viven en EE.UU. y personalidades llegadas desde distintos países se manifestaron frente a la Casa Blanca, reclamando que liberen a los herederos de Ignacio Agramonte  y Julio Sanguily de la cárcel injusta en que los rayadillos de hoy los quieren mantener. (Publicado en CubAhora)
 

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