Manifestantes piden libertad para Los Cinco en Washington DC. Foto: Bill Hackwell |
Iroel Sánchez
El 8 de junio es el Día del Jurista en Cuba.
En esa fecha se graduó como abogado, Ignacio Agramonte, un héroe de la
primera guerra cubana por independizarse de España. Licenciado en
Derecho en la Universidad de La Habana, Agramonte dejó la comodidad de
una profesión citadina para lanzarse a los campos y enfrentar al
ejército español recién estalló la primera contienda cubana por salir
del dominio colonial.
Adorado por
sus subordinados, Ignacio Agramonte murió joven pero tuvo tiempo para
fijar en sus hombres un alto sentido de la disciplina y la lealtad. En
apenas cinco años de vida militar creó una agrupación legendaria, la
caballería camagueyana. Con ella realizó una hazaña que los niños
cubanos aprenden muy temprano en sus escuelas: el rescate del brigadier
Julio Sanguily.
Enterado de que uno de sus oficiales
había sido capturado por una columna enemiga, Agramonte escogió 35
combatientes y partió a rescatarlo con una carga al machete. En la
vanguardia de su tropa, un norteamericano que también haría historia en
Cuba: Henry Reeve. Los cubanos, en inferioridad numérica y de armamento,
lograron su objetivo. Se cuenta que Reeve fue uno de los que más se
destacó, en lucha cuerpo a cuerpo con un coterráneo suyo llamado “El
Prusiano” que servía de práctico en la tropa española.
Con su acción, Agramonte fijó un
principio en las huestes cubanas: no se abandona a un compañero por
difíciles que sean las circunstancias. Es lo mismo que hizo Fidel
cuando, en noche tormentosa, uno de los expedicionarios del yate Granma cayó al mar y no continuó la travesía hasta encontrarlo y rescatarlo.
No sé si los dirigentes estadounidenses,
más cercanos a “El Prusiano” que a Henry Reeve, sabrán algo de la
historia cubana, y en particular de acciones como las de Agramonte, eñl
propio Reeve y los expedicionarios del Granma. Sus actuaciones
hacia Cuba parecen indicar que no y sus percepciones sobre la Isla
suelen estar guiadas por sus relaciones con quienes como los rayadillos -la milicia cubana que pagaba España contra los independentistas- sólo le dicen lo que creen sus empleadores quieren escuchar.
Es sabido que el gobierno de Estados Unidos ha contratado sus rayadillos
en Cuba, muchas veces autores de hechos de sangre. El 1 de mayo de 2013
el gobierno cubano presentó ante el Consejo de Derechos Humanos de la
ONU un informe
que recoge la muerte de tres mil 478 mujeres, hombres y niños como
resultado de acciones terroristas ejecutadas desde Estados Unidos, la
mayoría de las ocasiones por cubanos al servicio de Washington. En el
mismo documento se afirma que dos mil 099 cubanos han quedado
físicamente discapacitados como resultado de esos mismos hechos.
Lamentablemente, no se trata de agua
pasada. Hace apenas un mes autoridades cubanas informaron sobre la
detención de cuatro personas que, procedentes del Sur de la Florida,
pretendían realizar actos terroristas en Cuba. En el pasado, el gobierno
estadounidense dio entrenamiento y asignó fondos para ejecutar esas
acciones, hoy aparentemente no las financia pero las tolera. Bajo la
misma política, fueron apresados y condenados en Miami cinco cubanos que
buscaban información sobre esos actos terroristas, tres de ellos aún
permanecen en prisión.
Hoy se sabe que el gobierno de Estados
Unidos pagó a periodistas para condicionar el trabajo del jurado en el
jucio contra quienes son conocidos internacionalmente como Los Cinco.
Durante el proceso fueron publicados 1111 artículos demonizando a los
antiterroristas y la fiscalía introdujo una acusación adicional para
llevar la pena de uno de los acusados a dos cadenas perpetuas más quince
años por un delito que no pudieron probar. Dos de Los Cinco
están en Cuba luego de cumplir íntegramente sus condenas y tres
permanecen en cárceles norteamericanas sin que se vislumbre una solución
a su caso.
Por esos tres cubanos que siguen
encarcelados en Estados Unidos hubo ayer una carga de argumentos en
Washington D.C.. Norteamericanos de la estirpe de Henry Reeve, cubanos
que viven en EE.UU. y personalidades llegadas desde distintos países se
manifestaron frente a la Casa Blanca, reclamando que liberen a los
herederos de Ignacio Agramonte y Julio Sanguily de la cárcel injusta en
que los rayadillos de hoy los quieren mantener. (Publicado en CubAhora)
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