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lunes, octubre 13, 2014

Los tres verbos del Papa Francisco para los cubanos


Por: Maria Carla González
Santo Padre, los cubanos hemos sufrido un brutal bloqueo genocida que ha arrebatado vidas inocentes y ha puesto a prueba nuestra capacidad para subsistir dignamente. Hemos sufrido el dolor de nuestros hermanos presos injustamente en cárceles estadounidenses, el suyo y el de sus familias. Hemos resistido agresiones militares como la invasión a Playa Girón. Hemos sido víctimas de actos terroristas como la explosión en pleno vuelo de un avión que transportaba jóvenes inocentes. Hace casi 40 años que los lloramos, pero también exigimos que se les haga justicia. Todavía se pasea impunemente por las calles de Miami el responsable de tal atrocidad, Posada Carriles, ese abominable ser que no merece llamarse Hombre.
Santo Padre, aún así, conservamos nuestra alegría, nos levantamos y perseveramos en la construcción de un proyecto esencialmente Humanista, donde la justicia social sea ley.
Santo Padre, sus palabras nos consuelan e impulsan a permanecer firmes en nuestras convicciones revolucionarias en el camino hacia la vida eterna, no importa cuánto intenten doblegarnos con violaciones a nuestros derechos humanos como el bloqueo o la prisión de Los Cinco luchadores antiterroristas, no importa el odio de aquellos que pretenden separar a los cubanos. Nada de esto importa cuando se tiene Fé y Esperanza.
Con la Alegría del Evangelio en el alma, los cubanos nos levantamos contra toda injusticia donde quiera que esta se encuentre como el Genocidio en Gaza y el sufrimiento del pueblo Palestino y perseveramos en nuestra voluntad de solidarizarnos con los pobres de la Tierra, llevando con alegría y valentía nuestra sabiduría en materia de educación, deporte y salud. Los cubanos somos cooperativos, somos gente sensible y por sobre todo Humana, no nos importa el peligro a la muerte cuando urge el deber de salvar vidas inocentes, como una vez lo demostró nuestra lucha contra el Apartheid y ahora lo demuestra nuestra desinteresada cooperación médica para enfrentar la epidemia del Ébola, todo ello a cientos de miles de kilómetros de la isla en que vivimos, en pleno suelo africano, donde solo dejaremos nuestra voluntad, nuestra sangre y nuestro sudor sin extraer nada a cambio, no buscamos riquezas, no intentamos hacer prevalecer ningún tipo de poder solo intentamos ayudar al prójimo acorde a los principios cristianos y martianos, tal como nos ha enseñado nuestro Fidel.
Gracias, Santo Padre por sus sabias palabras. Rezamos por usted, un Hombre Bueno en este mundo corroído por el desenfreno del capital.
Dios bendiga nuestras almas.

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