En la ciudad brasileña de
Tabatinga, en la Triple Frontera con Colombia y Perú, a partir de hoy se
simularán combates con la participación de tropas norteamericanas. La base
militar provisoria podría ser un mal antecedente regional.
Por Dario Pignotti
La operación AmazonLog 17
preocupa al Partido de los Trabajadores.
PáginaI12 En Brasil
Desde Brasilia
Brasilia, 4 de agosto de
2009. En la sede de la Presidencia el asesor Marco Aurelio García recibió al
general norteamericano Jim Jones para manifestarle su descontento por la
instalación de bases militares en Colombia. Al consejero internacional de Luiz
Inácio Lula da Silva le sobraban motivos para emplear un tono enérgico con el
enviado de la Casa Blanca: lo que estaba en juego era mucho más que la
discrepancia entre dos gobiernos sobre un asunto de coyuntura.
Implantar siete unidades
militares en Colombia, que comparte 1.644 kilómetros de fronteras con Brasil,
era un movimiento de piezas geopolítico del Estado norteamericano (un plan
seguido por los presidentes Clinton, Bush y Obama) engarzado en la estrategia
del cerco sobre la Amazonia, la cual se profundizará hoy a través del
desembarco de efectivos del Comando Sur en la ciudad brasileña de Tabatinga, en
la Triple Frontera con Colombia y Perú.
Soldados de varios países ya
están alojados en el campamento montado en esa ciudad brasileña separada por
una avenida de la colombiana Leticia, donde funciona desde hace dos años la
moderna Base Aérea Herbert Boy, con una pista apta para recibir cargueros y
hangares equipados para reparar cazabombarderos.
Nunca hubo maniobras de tal
envergadura en territorio brasileño con la presencia de militares de Estados
Unidos que envió un avión de transporte Hércules C-130.
La participación de tropas
norteamericanas es un gesto de “confianza” de Brasil hacia Washington que no
debe ser confundido con una forma de “subordinación”, aseguró ayer el general
de brigada Antonio Manoel de Barros, jefe del Estado Mayor del operativo
AmazonLog 17.
En el teatro de operaciones,
en el extremo oeste amazónico, serán movilizados 11 aviones, 13 helicópteros,
navíos y unos mil seiscientos miembros de las Fuerzas Armadas y la policía
brasileñas.
A partir de hoy, con el
inicio de AmazonLog 17, se simularán combates, habrá despliegue rápido de
tropas y acciones para reprimir el narcotráfico, informó el Ejército.
No hay motivo de
“preocupación” sobre una supuesta injerencia extranjera porque la base “multinacional”
será desmontada el 13 de noviembre con el fin de las actividades, tranquilizó
el general Guilherme Cals Gaspar de Oliveira, responsable de la logística del
Ejército.
“Estamos preocupados” rebatió
el senador Lindbergh Farias, jefe del bloque del Partido de los Trabajadores.
“Esto es peligrosísimo, es un
atentado a la soberanía nacional, la construcción de una base temporaria más
adelante puede evolucionar en una permanente”.
“Pentagonización”
Diplomacia, defensa y
geopolítica son fases de un mismo dispositivo que va del poder blando al duro.
De los ministros de relaciones exteriores a cargo del Departamento de Estado a
los generales del Pentágono.
Con la asunción de Donald
Trump, en enero pasado, se agravó la militarización de la política externa
norteamericana que sufrió una suerte de “pentagonización”. Esa línea de acción
agresiva quedó retratada en la amenaza, formulada por el propio Trump, de
ordenar una intervención directa en Venezuela.
La principal hipótesis con la
que trabajara el comando “multinacional” establecido en Tabatinga es el envío
de tropas hacia el este amazónico, específicamente a la ciudad de Pacaraíma,
estado de Roraima, en la divisa con Venezuela.
Roraima, por donde pasa la
mayor parte de los 2.200 kilómetros de fronteras con Venezuela, ha sido
visitada con frecuencia en los últimos meses por altos mandos militares
brasileños y funcionarios del Ministerio de Defensa.
Ocurre que la política
externa inaugurada con la llegada del presidente Michel Temer en 2016, tras la
expulsión de Dilma Rousseff, dejó de lado el aliento a las fronteras “vivas” (
fomento a la integración comercial y social) que fue reemplazado por el
concepto de fronteras “calientes”.
El ministro de Defensa, Raúl
Jungmann, declaró en más de una ocasión que Brasil “no descarta ninguna
hipótesis” sobre Venezuela además de ofrecer “ayuda humanitaria” para resolver
la crisis del país caribeño.
El declamado socorro
propuesto por el ministro Jungmann, que parece una forma eufemística de avalar
una intervención “humanitaria” extranjera en Venezuela, fue rechazado por el
gobierno de Nicolás Maduro que congeló las relaciones con Brasilia además de
denunciar de “golpista” a Temer.
De ese mismo pretexto, el dar
a poyo a eventuales acciones de “ayuda humanitaria” entre otros objetivos, echó
mano el general Jim Jones cuando Marco Aurelio García le pidió explicaciones en
2009 sobre el asentamiento de bases dotadas de armamentos de guerra y sistemas
de comunicaciones en varias regiones colombianas.
La implantación en 2009 de esos
enclaves militares cuyo radio de acción potencial abarca a los territorios de
Brasil y Venezuela dio lugar a una reunión extraordinaria de Unasur, dominado
por gobiernos progresistas, y reavivó el debate sobre la necesidad de que
fortalecer el Consejo de Seguridad de ese organismo, iniciativa siempre
boicoteada por Colombia y Perú, subordinados a Washington.
Ahora, en vísperas del inicio
de las maniobras norteamericanas en Tabatinga, el cuadro político es distinto
al de ocho años atrás.
Unasur ha sido vaciada y el
Mercosur suspendió de su seno a Venezuela, evidenciando el alineamiento con
Estados Unidos mientras se restaura el papel de la OEA como centro de la
diplomacia continental. Ya no se invoca la necesidad de armonizar las políticas
externas de la región o ampliar la “autonomía” frente a Estados Unidos.
El AmazonLog 17 es un
antecedente importante del que puede surgir un nuevo diseño estratégico. La
base provisoria que funcionará entre hoy y el 13 de noviembre en la Amazonia
brasileña puede ser el antecedente de un asentamiento militar norteamericano
permanente como lo señaló el senador petista Farias.
Pero esa no es la única
hipótesis plausible.
Tabatinga también podría
abrigar de aquí en más un centro de operaciones de avanzada, con poco efectivos
norteamericanos trabajando en un poderoso sistema de informaciones con el cual
hacer más agresiva la penetración en Brasil.
Penetración que ya existe
como lo reveló hace cuatro años el ex agente de la NSA norteamericana Edward
Snowden al presentar miles de archivos con informaciones sensibles incautados
de Petrobras y la oficina de la ex presidenta Dilma Rousseff.
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