Por: Manuel José Montañez
Es conocido que, en los primeros días de septiembre de 2017, el
presidente Juan Carlos Varela visitó Nueva York para participar en las
reuniones del segmento de alto nivel de la ONU y que allí sostuvo un almuerzo
de trabajo con el presidente Donald Trump junto a un grupo de gobernantes
latinoamericanos aliados en la cruzada contra el gobierno bolivariano, pero lo
que no se conoce, es que él también se reunió en privado con el magnate gringo.
El plato fuerte en ese encuentro fue la situación venezolana, y el rol
protagónico que debería jugar su gobierno desde Panamá para intentar aislar al
Presidente, Nicolás Maduro Moros en la arena internacional, y así poderlo
presionar en el plano interno.
Las indicaciones del "amo del norte" fueron, en síntesis,
que Panamá debía jugar un papel más activo, ante los organismos regionales e
internacionales a fin de incrementar las presiones (de todo tipo), contra el
gobierno bolivariano.
Le ordenaron Influir e incluso, chantajear, a los gobiernos
centroamericanos, suramericanos y caribeños, favorables y amigos de Venezuela,
para que cambien su posición. La grosería injerencista llegó al extremo de
condicionar la ayuda humanitaria a las Islas del Caribe, víctimas recientes del
paso de huracanes, a cambio de su comportamiento sumiso ante la solicitud.
Amigos de la revolución bolivariana, cercanos a la Casa Blanca,
apenados nos dijeron, …"El trato regañón y descortés que mostro el magnate
inmobiliario con el empresario panameño, puede ser consustancial con la
frustración que éste siente por no haber podido lograr los objetivos previstos
en el plan anti venezolano, a pesar de todo lo que han hecho (subrayado nuestro
los norteamericanos y sus aliados), tanto en el ámbito internacional, como en
el propio territorio venezolano, por destruir el legítimo gobierno"...
Hoy es una realidad que la Asamblea Nacional Constituyente
"ANC", instituida el 30j luego que más de 8 millones de venezolanas y
venezolanos, asqueados por tres meses de terrorismo urbano, le dieron su
respaldo, pues vino a frenar el accionar de la derecha violenta venezolana
apoyada por Washington y sus adeptos; legitimó una vez más el gobierno del
Presidente Nicolás Maduro que a su vez, validó un nuevo triunfo contundente del
"chavismo" en las elecciones para gobernadores, conquistándose 18
gobernaciones. Todavía la derecha nacional y mundial no termina de salir de su
asombro ya que cerca de 3 millones de electores que con su voto castigo les
permitió que se convirtieran en mayoría en la AN, en esta ocasión por sus
torpezas se abstuvieron. Siguen desconociendo la vocación e inteligencia
política del venezolano; quien por cierto, no está dando un "Cheque en
Blanca" a nadie, sino advirtiendo sobre sus necesidades. Para algunos,
habría nacido una nueva corriente de opinión política, que puede torcer la
balanza según se actúa o no, correctamente.
Volviendo a Panamá, analistas que conocen muy bien esta materia,
consideran que el cambio de postura de Panama hacia Venezuela es claro y
evidente. El discurso agresivo del presidente Varela, ha sido criticado por
figuras en su país vinculadas a la diplomacia, la política, el comercio y la
cultura panameña (Citando sólo algunos: Jorge Eduardo Ritter, Adolfo Liriano,
Julio Yao e incluso, Rubén Blades, quien en algún momento nos agredió), quienes
no entienden por qué su país ha tomado una postura alejada del "Principio
de Neutralidad", que ha caracterizado su tradicional política exterior.
Como sabemos, Rubén Blades, quien en algún momento quiso ser presidente en su
país, con el aval de Tío Sam, creó un partido político llamado, "Papá
Agoré", y como el experimento no caló en sus compatriotas, se regresó a
Hollywood a realizar películas con connotados contrarrevolucionarios como,
María Conchita Alonso, hermana del inefable cubanoamericano que en su hacienda
Daktari, en Venezuela, escondió paramilitares colombianos, para más luego darle
un Golpe de Estado al Cdte Chávez y posteriormente asesinar al líder
bolivariano.
Según estos expertos políticos, detrás de esa conducta de la
administración Varela están las presiones de Washington y la necesidad que
tiene de sumar actores en sus planes contra la República Bolivariana de
Venezuela, habida cuenta de que los que no se sumen serán presionados por todas
las vías posibles ante lo cual la administración panameña es vulnerable por
causas conocidas. Panamá es una gran lavadora y legitimadora de capital cuyo
origen es "desconocido". Por otro lado, tienen peso las presiones de
actores dentro de la propia administración, encabezados por la Vicepresidenta y
Canciller Isabel Saint de Malo y grupos empresariales como los Motta, Arrocha,
Cochez y otras que por razones económicas y políticas son enemigos del gobierno
de Maduro.
Según criterios de especialistas, si EE.UU. no logra que la OEA tenga
un mayor protagonismo y que la ONU se pronuncie en contra del gobierno de
Nicolás, acelerarán acciones violentas contra la Patria de Bolívar; en incluso
quizás intenten nuevamente acciones militares (como la ocurrida en el Fuerte
Paramacay de la ciudad de Maracay), y otras operaciones de corte terroristas
internas, para obligar se produzca una represión brutal y así sanciones de la
comunidad internacional contra el Gobierno Bolivariano y así revertir el apoyo
internacional que ha sumado el Presidente, Nicolás Maduro, contra una invasión
armada; incluso de los países que como Panamá, Perú, Chile, Colombia y
Argentina, están liderando una "Ofensiva Diplomática" a través por
ejemplo del Grupo de Lima, pero que aparecen como no apoyando, al menos
públicamente, una intervención militar norteamericana directa, tal y como lo
han expresado, voceros hipócritas, como Juan Manuel Santos.
En el cuadro de lo anterior, la administración Varela ha hecho una
análisis profundo de costo-beneficio de las posturas que está asumiendo con
relación a Venezuela y en otros asuntos regionales e internos, respondiendo a
las instrucciones de Washington, pues buscan salir no lesionados de cara al
futuro cuando ya no sea presidente de Panamá y entonces requiera del apoyo de
sus amigos del norte ante posibles acusaciones (como le está sucediendo a sus
antecesores), o ataques de sus enemigos políticos. A nuestro juicio, Panamá
seguirá siendo pieza clave en los planes de EE.UU. contra Venezuela y en favor
de sus enemigos políticos.
Entre tanto y yéndonos, a otro espacio geográfico pero vinculado con
las tramas desestabilizadoras en la Región, desde los pantanos de los
Everglades, los patrocinadores y protector de la oposición extremista
venezolana, en el estado de Florida que también han utilizado groseramente a los
hispanos ilegales (conocidos como los "Soñadores" -Los Dreamer-),
para que votaran en favor de Trump, ahora traicionan a sus electores, pues
instrumentos sociales como el Programa de Acción Diferida para los Llegados en
la Infancia, "Daca" y de otras medidas de tipo social como el Estatus
de Protección Temporal, "TPS", o el "OBAMACARE" que les
dotaba de salud pública, serán eliminados y quien quiera quedarse deberá
trabajar como un esclavo en los pequeños negocios de Distritos como,
Clearwater, en Florida, donde por cierto, nadie quiere darles trabajo y si se
los otorgan, tienen que trabajar recibiendo una paga mínima incluso bien por
debajo del salario mínimo; total, "you People", están por ser
expulsados de los Estados Unidos. El DACA y el TPS son los únicos programas que
protegen a más de un millón de inmigrantes, tan sólo en Miami.
Unos 4,4 millones de latinos y latinas que viven en Florida y parte de
los 2 millones de jóvenes en Estados Unidos que están a punto de ser expulsados
del país, gracias a los buenos oficios de políticos demócratas y republicanos
ultra conservadores y neofascistas; los mismos que respaldan el
intervencionismo en Venezuela.
Me refiero a, Mario Díaz-Balart, diputado por el Distrito 25 de Miami
por el partido Republicano; el líder de la Cámara de Representantes, Paul Ryan;
el vicepresidente Mike Pence; los legisladores cubano-americanos, Ileana
Ros-Lethinen, Bob Menéndez, Carlos Curbelo y, por supuesto, el inefable senador
Marco Rubio, todos ellos, viejos propagandistas anti-Cuba, anti-Bolivia,
anti-Venezuela, que sostienen su discurso a partir de toda la basura ideológica
que se acumula contra los movimientos progresistas latinoamericanos, desde el
aparato de propaganda mediática del imperialismo estadounidense, acusando de "comunistas",
a todo aquel que no actúan como "payaso" de su sainete internacional
de dominación y hegemonía. Tienen más de 70 años repitiendo la misma perorata.
Éstos, los susodichos supra nombrados, más temprano que tarde, también
terminarán traicionando y echando al cajón del olvido, cuando ya no les sean
útiles, a los ultra terroristas venezolanos; mismos que no creen en la
democracia, sobre todo cuando no ganan elecciones, pero la invocan a cada rato,
para sostener su majadero discurso político, ante la comunidad internacional;
aunque ya en Venezuela, nadie les cree. …"Todos ellos, deberían renunciar
como dirigentes y darle paso a otros que sí deseamos hacer las cosas
bien"...
Esto último, me lo confesó, un colega opositor, muy honesto (no
obstante nuestras diferencias), asqueado de toda esa farsa y falsos
"líderes".
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