Arturo Vallarino, por instrucciones expresas de Ricardo Martinelli, insiste en provocar al gobierno legítimo de Nicolás Maduro. Ahora pretende entregar la representación de Panamá ante la OEA, para que esa curul la utilicen figuras de la oposición venezolana, que también le disputan el liderazgo a Henrique Capriles Radonsky.
María Corina Machado y una representación de un sector de los estudiantes universitarios de Derecha y sindicatos vinculados a los viejos partidos de Acción Democrática y COPEI, tendría en virtud de ese insensato acto, una tribuna que aumentaría la tensión entre las dos naciones hermanas que deben respetar, como nosotros respetamos, los términos de tiempo a un régimen salido de las urnas.
Parece que el Señor Presidente para enfrentar las serias acusaciones que se han proferido en su contra, pretende hasta declarar la guerra a un gobierno con el cual es lícito tener diferencias, pero no pueden ellas, llevarnos a actuar apoyando una conspiración que soporta un solapado, si es que no abierto, golpe de Estado, que ningún demócrata puede ni debe apoyar.
Recuerdo que tan sólo hace dos años atrás, entró en cólera cuando Juan Carlos Varela visito Washington y se reunió con ciertas personalidades del norte. En esa ocasión el Presidente Martinelli lo atacó como si fuera el peor entre todos los panameños. Pero parece que hoy convenientemente aplaude, lo que a El no le gustaba que le hicieran, sin embargo, apoya y celebra que se lo hagan a otro. Ese es el problema que tenemos, que no hay consistencia, ni coherencia en nuestra política interna ni externa. Nos mueven claramente intereses oscuros, bajas pasiones y nada de principios.
Ojala este juego peligroso no aumente la tensión interna y acelere consecuencias que debemos evitar por la paz del país.
José Dídimo Escobar Samaniego
cédula: 7-84-41
6 de marzo a las 9 y 30 de la noche.
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