Todavía hay medios de comunicación que insisten en que el “contratista” Alan Gross, preso en Cuba por actividades subversivas, es inocente y que venía a dar Internet a los judíos cubanos, quienes por cierto ya la tenían antes de que él llegara.
El periodista estadounidense Tracey Eaton logró que, después de varias negativas, la Agencia de Estados Unidos para la Ayuda al Desarrollo (USAID) le diera acceso a algunos de los documentos relacionados con el caso aunque muy censurados.
Etaon acaba de publicar en su blog Along the malecón esa información que deja muy mal parados a quienes siguen defendiendo una inocencia imposible. Esta es la versión en español que hace el bloguero de Miami Emilio Ichikawa de lo que publicó Eaton en su blog en inglés:
Para convencer (nuevamente) a la USAID de
que él era la persona adecuada para hacer determinado trabajo en Cuba,
el subcontratista Alan Gross tuvo al menos una reunión con la agencia de
los EEUU en el año 2008, donde le expuso el siguiente razonamiento:
1-EEUU ha asumido (como “obligación” o deber) que tiene que propiciar un cambio democrático en la isla
2-Una de las principales razones es que
si no propicia ese cambio a una democracia solvente se puede crear una
catástrofe humanitaria masiva (“massive humanitarian catastrophe”) en la
ancha frontera marítima con Cuba.
3-Pero hay un problema: Los activistas
(opositores y disidentes) cubanos no tienen la capacidad para impulsar
ese cambio democrático.
Contundente: Si hay cosas de tal
rango que los activistas anticastristas cubanos no pueden hacer, ahí
está Alan Gross (y la agencia que lo acredita) para asumir la tarea. De
manera que Gross es (re)enviado a Cuba, detenido en el 2009, juzgado y
condenado a 15 años de cárcel.
En el 2010, bajo la “Freedom of
Information Act”, el periodista Tracey Eaton presentó una solicitud de
los documentos con la propuesta de Gross, y otros relacionados con la
USAID.
La solicitud fue denegada en el 2011.
Eaton volvió a la carga. Apeló y
el martes 30 de septiembre (2014) recibió una comunicación de la USAID
reconsiderando la negativa. La agencia estaba liberando información
relacionada con los argumentos “técnicos” de Gross. La USAID fue amable y
le explicó al periodista que el problema estuvo en que tenía muchas
solicitudes acumuladas.
La DAI (Development Alternatives Inc), la
compañía en Bethesda (Maryland) que subcontrató a Alan Gross, escribió
para persuadir a la USAID un proyecto titulado “Cuba Democracy and
Contingency Planning Program” con el que iba a competir en la licitación
contra otro solicitante: elManagement Systems International (MSI), en Arlington, Virginia.
Sobre el proyecto de la DAI la USAID
liberó información parcial; y sobre el proyecto de MSI no soltó prenda.
Aunque consta en record que el MSI ha recibido 223 millones de dólares
de la USAID desde el año 1988. Menos que la DAI, que anda por los mil
millones recibidos de la USAID para unos 72 proyectos.
La tesis de la DAI para sostener el tumbe
a la USAID es que en Cuba, de hecho, la transición se está produciendo
ya; pero hacen falta algunos retoques: Pulir los nuevos líderes,
desarrollar la sociedad civil, apoyar los nuevos partidos políticos,
producir ciudadanos, etc.
Los listísimos licitadores de la DAI le
dijeron a la USAID que si algunos de estos puntos faltaran, Cuba podría
“regresar” o derivar a otra forma de autoritarismo; con la consecuente
pérdida de tiempo y recursos.
La picarona DAI le dice a la USAID que ya
tiene sus “reformistas” identificados (“identified reformers”); aunque
por supuesto insistió en que dichos reformistas no pueden manejarse por
sí solos ni están preparados para liderar la propuesta democratizadora;
al menos por el momento.
Ichikawa llama “tumbe” (engaño) al
modo en que este documento demuestra se obtiene el dinero del gobierno
estadounidense para derrocar la Revolución cubana y por esta vez lleva
razón.
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