De izquierda a derecha:  John Bolton, Mike Pompeo, Donald Trump y Mike Pence. Foto: eppa.com.ar

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Un importante columnista estadounidense refería el pasado 1ro. de abril que «no es ningún secreto que el presidente de EE. UU., Donald Trump, ha ya designado a muchos aliados incompetentes, y sin la formación adecuada para ocupar los puestos políticos más importantes».
Al decir de Paul Krugman, considerado uno de los comentaristas más escuchados de la denominada «gran prensa», el magnate presidente se deja llevar por la tendencia republicana de «preferir charlatanes en vez de expertos».
Así se considera a la administración Trump como una «kakistocracia» (el gobierno de los peores) «y no hay dudas de que lo sea». «Pero también podría decirse que es una ineptocracia (el gobierno de los ignorantes e incompetentes)».
Al preguntarse por qué la derecha elige incompetentes para gobernar, expresa que «un partido de burócratas se siente incómodo cerca de personas que tienen conocimientos reales o gozan de buena reputación por sus propios méritos, independientemente de la lealtad que parezcan demostrar».

Augura que si los trabajos de mayor responsabilidad se otorgan sistemáticamente a los incompetentes, resultará inevitable que se produzca un proceso de corrosión en el actual gobierno. Las malas designaciones han llegado a conformar su criticado gabinete de guerra, que con los elegidos de Trump ha provocado un panorama de enemistades globales, muros fronterizos, desconfianzas, sanciones a cuatro manos, y guerras comerciales con aliados y socios, rupturas o abandonos de pactos y tratados internacionales, generación de nuevos conflictos y guerras, amenazas de exterminios nucleares o convencionales, a tono con su «programa» fundamentalista y aislacionista, que ha ido del extremismo republicano al neofascismo, que se proclama abiertamente en una cruzada contra el comunismo y el socialismo.
Sus críticos reiteran que la inexperiencia política del mandatario y el síndrome del fantasma de la conspiración que le persigue, le ha llevado a una metamorfosis, de la sorpresa de saberse Presidente a la torpeza y la improvisación política como ejercicio, estilo de gobierno que le ha mantenido en el error y las malas designaciones de sus principales cargos.
NORMALIZAR LA MENTIRA Y APELAR AL MIEDO
En otro artículo reciente el The New York Times señalaba que para poder comprender la magnitud de las meteduras de pata de Trump en las decisiones sobre políticas, era necesario reconocer la «extraordinaria» baja calidad de las personas que lo rodean.
En ese sentido, Krugman apuntó: «Lincoln tenía un equipo de rivales; Trump tiene un equipo de imbéciles» y agrega que la actual administración «es tan caótica y corrupta, y existe un riesgo tan grande de que quede enredada en sus líos con el extranjero, que cualquier persona relacionada con ella se contamina (por eso, después de solo dos años, ha dejado tras de sí una estela de hombres acabados y reputaciones por los suelos)».
El pasado mes de febrero, durante una visita a España, Ben Rhodes, exasesor de política exterior y de seguridad nacional para comunicaciones estratégicas del presidente Barack Obama, afirmó que el triunfo electoral de Trump se basó en cinco claves: normalizar la mentira, fomentar las divisiones apelando al miedo, la manipulación informativa en Facebook y el tema Rusia; pero, sobre todo, el viraje hacia la ultraderecha del Partido Republicano, armas que también utiliza para gobernar y confía en que le serán útiles para reelegirse en el 2020.
Respecto al imperio de la mentira en el actual equipo, reflexionó que «si dicen que el cambio climático no existe, puedes hacer lo que sea. Una vez que los hechos no importan, abres la puerta a cualquier cosa». Sus criterios coinciden con otros expertos que aprecian a un gobierno que genera amenazas no existentes y temores fabricados para responder de manera exagerada y socavar el Estado de derecho.
LOS TRUMPS DEL MUNDO QUIEREN QUE TE RINDAS
Añadió el exintegrante del Consejo de Seguridad Nacional, que los «Trumps del mundo quieren que te rindas» de cualquier modo y empuñan para ello la mentira, aunque el mandatario sepa que miente. Apuntó que lo común en la extrema derecha de EE. UU. y Europa es que «se basa en el miedo». Al respecto, la prensa norteamericana reveló que en vísperas de las recientes elecciones intermedias el presidente mentía en público más de cien veces a la semana y los demócratas denunciaban que lo hacía de manera flagrante, repetida, audaz y de forma vergonzosa.
La entrada a cargos principales de personajes de extrema derecha, vinculados a las peores administraciones republicanas de las últimas décadas, adictos a la mentira, proclives a las acciones de guerra y posiciones racistas, además de evidenciar la línea ultraderechista, macartista y fundamentalista del magnate, su vicepresidente Mike Pence y el núcleo duro del Partido gobernante, está estrechamente vinculado al caos y problemas internos del ejecutivo, que se ha evidenciado en los sucesivos despidos y renuncias.
Pence se describe a sí mismo como un «conservador de principios», partidario del movimiento de derecha Tea Party, «un cristiano conservador y un republicano, en ese orden». Ha promovido políticas en contra del aborto, de los derechos LGBTI, del control de armas y de las energías renovables.
Mike Pompeo, el secretario de Estado y antes director de la Agencia Central de Inteligencia, como Pence se declara cristiano evangélico, partidario del Tea Party y promotor de políticas favorecidas por estas corrientes religiosas dentro de EE. UU.; defienden a Israel y sus crímenes por supuestas «razones bíblicas», el financiamiento de programas antiabortos, y la construcción del muro fronterizo con México.
Bolton ha «servido» en cuatro de los peores gobiernos republicanos por sus huellas sangrientas en la historia de la humanidad (los de Ronald Reagan, George H. W. Bush, George W. Bush y ahora Donald Trump), y en los que por sus posiciones ultraderechistas, belicistas e imperiales ganó el título de halcón. Es conocido por la dureza de sus posturas, por defender a ultranza el poder estadounidense y por creer que este puede ser usado para influir y dominar el mundo, mediante guerras convencionales y no convencionales, campañas de bombardeos, golpes preventivos, la fabricación de mentiras como pretextos para la agresión, el chantaje, la amenaza para alcanzar objetivos estratégicos de Washington y prefiere la guerra aplastante y demoledora.
En su oscura hoja de servicio resaltan sus falsas acusaciones culpando a Cuba de fabricar armas biológicas, uno de los antecedentes más grotescos del invento de los «ataques sónicos» y muchos otros que también fracasaron y han tenido como propósito fundamental caotizar las relaciones bilaterales.
No es casual que tres de los más cercanos del Presidente Trump (Pence, Pompeo y Bolton) sean amigos íntimos del senador anticubano Marco Rubio y demás congresistas anticubanos vinculados a los terroristas de la Florida y New Jersey, a quienes por cierto recibieron en la sede de la CIA, la Casa Blanca y con quienes se reúnen y estimulan a «terminar lo que comenzaron hace 58 años en las arenas de Playa Girón», como ocurrió en Miami el pasado 17 de abril.
Los tres jinetes del apocalipsis -como otros- son repudiados en América Latina por su insistencia en la intervención militar en Venezuela; sus exhortaciones a las fuerzas armadas al golpe de Estado; sus sanciones constantes, ultimátum y amenazas de que los días del Presidente Nicolás Maduro están contados; son artífices de las campañas difamatorias, el estímulo a la subversión y la hostilidad contra Nicaragua y Cuba, en estrechas maniobras con sus socios floridanos.
Las recientes amenazas y mentiras de Bolton son vergonzosas e inadmisibles. Con su desvergüenza característica afirmó que la «Doctrina Monroe está bien y viva», confesión del interés estadounidense de dominación, de hegemonía sobre Nuestra América, como declarara el ministro de Relaciones Exteriores Bruno Rodríguez Parrilla.
El Gobierno de la República Popular Democrática de Corea ha rechazado enérgicamente la participación de Pompeo en el diálogo nuclear bilateral por considerarlo «alguien imprudente que dice tonterías». La Cancillería norcoreana demandó su remoción de las conversaciones porque su presencia sería «pésima si mete la nariz», por lo que pidieron fuera reemplazado por alguien «más cuidadoso y maduro».
Uno de los nombramientos más recientes fue el secretario de Comercio, Wilbur Ross, elegido para la guerra comercial con la Unión Europea, Rusia y China, que los expertos consideran podría causarle un «terrible daño económico al país» y aislar a EE. UU. de sus aliados.
Expertos y exaltos funcionarios del Gobierno estadounidense coinciden en que con Trump y su gabinete de guerra está reduciendo la confianza del mundo en EE. UU. muy rápidamente; en muchos sentidos, esto está acelerando el declive del país y causando un gran daño a su credibilidad en el planeta.  Alguien dijo que cada día más parece «como una bola de demolición», que al marchar en contra de la paz, el entendimiento y la convivencia civilizada, en sus repudiables acciones confirman el calificativo de ineptocracia, pero que peligrosamente tiene muchos puntos en común con el fascismo.