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miércoles, noviembre 21, 2018

Una doctora con magia en los ojos.


La Rachel que regresa a Cuba no es la misma de hace dos años. «Me convertí en una mujer más fuerte, más madura para enfrentar la vida», confiesa una joven doctora espirituana que, como miles de especialistas de la Isla, ha formado parte del Programa Más Médicos para Brasil


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SANCTI SPÍRITUS.— A Rachel Gómez Hernández la conozco desde niña. Somos vecinas cercanas, pero por la distancia en el tiempo y las separaciones espaciales de nuestras profesiones nunca hemos cruzado palabras. Mas los nuevos tiempos con sus códigos comunicativos hicieron que confluyéramos en la red social de Facebook, en la que  existen poquísimas barreras para el intercambio.
Ella, colaboradora en Brasil, pendiente de cada una de mis publicaciones que informara sobre la actualidad noticiosa espirituana, y yo sorprendida por constatar el crecimiento profesional de aquella niña delgaducha que me tropezaba en la calle.
Y entre tantas instantáneas que me llevaban de la mano por su estancia en el gigante sudamericano hubo una que me cautivó. La colgó, durante varios meses, como su foto de perfil. Se hacía acompañar de un niño hermoso. Visualmente, esa carta de presentación contaba una historia cargada de sensibilidad y afectos de inocencia. Luego  supe el desenlace por una entrevista chat mediante.
«El pequeñín llegó un día a mi consulta de Puericultura vestido. Se lo había pedido a su mamá de forma linda porque estaba apasionado por la doctora cubana que le atendía. Fue una consulta inolvidable, como tantos otros momentos vividos durante estos dos años como colaboradora en Brasil», escribe.
Y es que no solo ese niño «ha piropeado» a la especialista de primer grado en Medicina General Integral, oriunda del mismísimo corazón de la añeja villa del Yayabo, sino también muchos de los pacientes de la galena espirituana en la región metropolitana del estado de Río Grande del Sur, en la ciudad de Sapucaia do Sul, donde atiende a los pobladores de la región.