
Ciberguerra contra Irán
En el año 2010, un ataque informático logró retrasar por dos años el programa nuclear pacífico de Irán. Un virus denominado Stuxnet tomó el control de 1000 centrifugadoras necesarias para purificar y enriquecer el uranio para convertirlo en combustible nuclear. Logró destruir totalmente un 20% de ellas. Por primera vez un virus lograba un impacto real y de envergadura en una infraestructura industrial estratégica.
Cuando se presentaron las manifestaciones del ataque informático, los especialistas iraníes no pudieron ni sospecharlo. Era lógico, la central nuclear de Natanz, se encuentra a 250 kilómetros al sur de Teherán, aislada, con acceso restringido y con algunas de sus instalaciones diseñadas para soportar posibles ataques militares.
Al principio las centrifugadoras eran reemplazadas previo chequeo de los sistemas de control de las mismas. Existía total incertidumbre y se actuaba más bien por descarte. Stuxnet era tan novedoso que estaba programado para realizar ataques puntuales y esporádicos, todo esto para eliminar toda posibilidad de sospechas. Solo cinco meses después de las primeras manifestaciones, fue posible dar con la causa real.